La 'policía patriótica' deja en jaque al Gobierno de Mariano Rajoy

Mariano Rajoy. / hoy.com.do
Mariano Rajoy. / hoy.com.do

La grabación al ministro del Interior surgió en medio de una guerra encarnizada entre los comisarios que el Gobierno del PP puso al frente de la maquinaria extrajudicial.

La 'policía patriótica' deja en jaque al Gobierno de Mariano Rajoy

Las grabaciones realizadas en octubre de 2014 en el despacho del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, reveladas por el diario Público, marcan la recta final de la campaña electoral en España pero, sobre todo, prueban que la guerra sucia montada a lo largo de cuatro años, la única política del Gobierno de Mariano Rajoy ante los problemas planteados por el auge del independentismo en Cataluña, ha sido diseñada como política criminal por el ministro del Interior, como advierte el periodista Ernesto Ekaizer.

Según eldiario.es, cuatro años de guerra sucia policial contra la oposición le han estallado al PP en vísperas de las elecciones del 26-J. Interior, según este periódico, creó un grupo secreto en la Policía para atacar el proceso soberanista que luego ha utilizado en las maniobras contra Podemos. La grabación al ministro surgió en medio de una guerra encarnizada entre los comisarios que el PP puso al frente de la maquinaria extrajudicial. El comisario que se perfila como inminente director operativo pidió en octubre de 2012 reventar la sede de CDC a dos semanas de las autonómicas.

Para El País, la filtración de una grabación entre Jorge Fernández Díaz y Daniel de Alfonso, en la que ambos supuestamente conspiraban para incriminar a dirigentes de los partidos secesionistas, ha hecho estallar el caso de la llamada policía patriótica que el diario de Prisa ya denunció en diciembre de 2012 y por la que el PSOE lleva varios años preguntando en el Congreso. La conversación implica también al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que estaría presuntamente informado de la operativa.

En las grabaciones de octubre de 2014, el ministro expone al director de la Oficina Antifraude de Cataluña, el magistrado conservador Daniel de Alfonso Laso, un plan para buscar datos que puedan incriminar a dirigentes de ERC y CDC a un mes y días del referéndum soberanista del 9 de noviembre de 2014. De Alfonso ofrece ponerse a disposición del ministro para la recogida de informaciones vinculadas sobre todo con actividades de corrupción que pueden afectar a dirigentes soberanistas de ERC y de CDC. De Alfonso y su Oficina Antifrau, a juicio de Ekaizer de escasa o nula utilidad en la investigación de los delitos de corrupción, se convierte para Fernández Díaz en un aparato paralelo a la Policía, la Fiscalía Anticorrupción  y la Fiscalía General del Estado.

De Alfonso tiene amistad personal con el inspector José Ángel Fuentes Gago, expresidente del Sindicato Profesional de Policía (SPP), del que fuera, antes que él, portavoz y vicepresidente el comisario José Pepe Villarejo. Fuentes Gago y Villarejo están en sintonía, explica también Ekaizer. Fuentes Gago sería el puente entre Fernández Díaz y De Alfonso.

No es nada nuevo: esta legislatura ha estado repleta de casos de corrupción con muy contadas dimisiones. Pero no por ello es menos cierto que el Estado de derecho queda en muy mal lugar con este tipo de casos. Sin embargo, para Mariano Rajoy, la filtración de las grabaciones en la que se escucha a Fernández Díaz conspirando con el director de la Oficina Antifrau, Daniel de Alfonso, para buscar casos de corrupción que salpiquen a dirigentes de ERC y CDC, no es motivo de destitución. Al revés. Es un episodio que enmarca en una nueva teoría de la conspiración de la que el ministro y hombre de su plena confianza sería, según el término utilizado por el propio Fernández Díaz, una víctima. Lo cierto es que la policía patriótica deja en jaque al Gobierno de Mariano Rajoy.

Rajoy no puede quedarse al margen del ‘caso Fernández Díaz’
En un editorial titulado Desviación de poder, el diario El País advierte de que Mariano Rajoy no puede quedarse al margen del ‘caso Fernández Díaz’, quien a su juicio tiene mucho que explicar y lo que ha dicho hasta ahora es muy insuficiente. De persistir en la actitud de negar las evidencias, tanto el ministro como Mariano Rajoy corren el riesgo de resultar irremediablemente dañados, subraya el diario de Prisa. El escándalo incide en la última fase de la campaña —diversas fuerzas piden la dimisión del ministro— y, al margen de quien haya sido el autor de la última filtración y de cómo evolucione si se producen nuevas revelaciones, el escándalo complica más aún que el actual inquilino de La Moncloa pueda recabar los apoyos necesarios para seguir gobernando en caso de que el PP sea la fuerza más votada.

 

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