Poco gallinero para tanto "pollo" organizado

Pedro Sánchez. / Mundiario
Pedro Sánchez. / Mundiario
Es importante llegar a la presidencia pero que sea allí donde es necesario actuar: en lo social, lo económico; en la Sanidad, en la Educación (sobre todo en la Educación y sin excluir la educación casera, con minúsculas, pero que es la de más valor porque se ejerce durante toda la vida y para la que no hay jubilación posible).
Poco gallinero para tanto "pollo" organizado

Introduce en tu boca una china y corre. No llegarás antes a la meta, pero evitarás molestias al respirar mientras corres. Lo sé por experiencia. Y por ello me atrevo a la recomendación para aquel que, dicen, solo aspira a mantenerse en la presidencia del Gobierno. Como si los que le precedieron y los que le sigan en el cargo no buscaran lo mismo. ¿Por el bien de España y los españoles?. También, de paso. Ya sabe, don Pedro, una china de un tamaño inferior a la uña del dedo meñique de su mano -¡izquierda o derecha, qué más da!- en la boca y eche a correr. Eso sí, sabiendo siempre a dónde va. Es importante llegar, naturalmente, pero que sea allí donde es necesario actuar: en lo social, lo económico; en la Sanidad, en la Educación (sobre todo en la Educación y sin excluir la educación casera, con minúsculas, pero que es la de más valor porque se ejerce durante toda la vida y para la que no hay jubilación posible. Una piedriña, don Pedro, en la boca. Ya le dirán, ya, las dos gallegas de su futuro Gobierno bipartito, ese que tanto critican -hasta el punto de decir que usted es un presidente ilegítimo, porque imagino que consideran que sus votos, los de ellos, que provienen de tiempos no tan lejanos y que se amasaron a lo largo de 40 años de inexistente democracia tienen mayor legitimidad. Un Gobierno de coalición con Pedro y Pablo como referentes, Wilma. Referentes que no satisfacen las necesidades de ordeno y mando de aquellos que han tirado la pìedra y que, como doña Inés, esconden la mano que no pudo evitar la mayoría simple para que don Pedro saliera ungido del hemiciclo de la Cámara baja como presidente de un país que conoce la zozobra.

Se lo recomiendo una vez más: una piedrecita en la boca y corra para llegar a tiempo a cada una de las metas que los de enfrente irán alejando cada vez más. Usted querrá estar a tiempo en todas las citas. Ellos le pondrán la zancadilla, obviamente, porque lo suyo -"lo" de ellos- es evitar que usted toque la cinta de llegada a meta. Son así.Lo fueron siempre. Han mandado mucho y durante un larguísimo período de tiempo. Están resabiados. Pero usted no se amilane. No empuje en la carrera pero corra más y mejor que ellos, los que no renuncian a hacer recaer en usted el título de "felón" ya que lo que usted hace es, para ellos, una felonía. Aquí, en este rincón del noroeste de la península Ibérica que es Galicia, también se habló de felonías en la Xunta cuando "otros" removieron de la presidencia de la Comunidad Autónoma a Fernández Albor, que fue un buen médico y excelente persona amiga de las merendiñas (Calviño y Díaz le contarán, que aquí no todo es hablar de meigas y santas compañas).

Definitivamente, no me gusta el panorama político actual. Poco gallinero para tanto "pollo" organizado en cada sesión plenaria en el Congreso de los Diputados.

Definitivamente, no me gusta el panorama político actual. Poco gallinero para tanto "pollo" organizado en cada sesión plenaria en el Congreso de los Diputados. Mi abuela Maripepa, que a sus casi cien años de vida se confesaba republicana liberal se escandalizaría de lo dicho en su sesión de investidura. Pero más todavía, creo, de lo que no se ha dicho, de lo que se ha callado, de lo que las actas no han podido recoger porque las taquígrafas no captan, todavía, el pensamiento de Sus Señorías. Todo se andará, ya verá usted, don Pedro. 

A lo que iba: ese pandemonium no resulta gratificante. Mucho "pollo" en las bancadas y ya no está en estas doña Celia, la exalcaldesa y diputada "de todalavida" a la que sí importaba la gobernabilidad de España aunque la pillaran jugando al candy-crush (o como se llame el jueguecito ese que tanto y tan bien parece ser se le daba). Doña Celia se ha ido y su ausencia se nota, aunque la nueva hornada de diputados apenas la haya tratado.

Doña Celia podría espolear al ya presidente del Gobierno. Tenía experiencia, la andaluza. Y labia. Y sabía de investiduras, una asignatura pendiente para la mayoría de las señoras y señores diputados presentes y ausentes en la Carrera de San Jerónimo.  Porque, aunque don Pedro corre cada vez que su tiempo se lo permite por los jardines de La Moncloa, doña Celia sabe picar espuelas incluso para no bien. O sea, para mal. Incluso en el que siempre ha sido su partido (que no es  ni por causalidad el de don Pedro,  que usted ya sabe). 

Pues ahora, a gobernar, señor Sánchez, que para esto ha logrado reunir los apoyos necesarios aunque los de la bancada de enfrente digan que es usted un presidente ilegítimo. Ni caso, don Pedro: una chinita, una piedrecita a la boca, y corra y haga canasta para bien del pueblo español (aunque se chinchen los que no le perdonan haber llegado a la presidencia por la vía de los votos).

Le deseo suerte en el desempeño de sus funciones. Si la tiene, los españoles de-toda-la-vida lo tendrán muy en cuenta y tal vez le reelijan y se pueda vivir una nueva investidura -a pesar de las embestidas- con mayor diferencia entre los síes y los noes. Ea. @mundiario
 

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