El PNV aprovecha la debilidad de Sánchez para seguir sacando ventajas

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El lendakari apoya a Sánchez y saca lo que puede.
Alcanza con éxito una de sus reclamaciones históricas y el Gobierno niega los efectos de la cesión de la gestión de la Seguridad Social, a consumarse antes de que acabe el año.
El PNV aprovecha la debilidad de Sánchez para seguir sacando ventajas

La debilidad del Gobierno de Pedro Sánchez, que precisa del apoyo del PNV y de Bildu, por cierto, para seguir en la Moncloa y sus políticas, se traduce en el hecho de que nunca en la historia de la democracia la derecha nacionalista vasca (ya sabe, la que jura “de rodillas ante Dios”) había conseguido de modo tan rápido repetidas cesiones del Gobierno central. El PNV hace evidente aquello de “ir con los de la feria y volver con los del mercado”, como lo evidenciaron cuando en un breve lapso de tiempo pasaron de apoyar a Rajoy a contribuir a hacer presidente a Sánchez.

Las previsiones de los estatutos catalán y vasco, especialmente este último, en determinados aspectos, fue uno de los más graves errores de la “Transición” de alcance incalculable para desmontar la homogeneidad de un Estado moderno, donde se supone que todos los ciudadanos sea iguales en derechos y deberes, sin que la vecindad civil (pues no pueden referirse a la etnia u otra cosa semejante, que en el fondo subyace en algunos idearios fundamentales, léase a Sabino Arana, fundador del PNV para salir de dudas) determine esas diferencias, entre la más marcada es que frente a la uniformidad fiscal perviven derechos medievales, fueros y pactos al margen de la ley general.

Pese a ser, ciertamente, competencias pendientes, ningún presidente, incluso del PSOE, se atrevió nunca, dado el especial contexto, a traspasar las prisiones al Gobierno Vasco. Antes al contrario, el socialista Enrique Múgica, cuyo hermano sería asesinado por ETA, puso en marcha el proceso de dispersión de los terroristas de esta banda, que Sánchez acerca ahora a aquella comunidad, sin que nadie tenga la menor duda de que el proceso concluirá con el traslado de los etarras que siguen en prisión, con largas condenas y pendientes de abonar a los familiares de las víctimas la indemnizaciones civiles que nunca pagan, por ser insolventes, al territorio vasco, donde el PNV les puede aplicar, como ya ocurrió con los presos del procés un benévolo régimen carcelario que les permitirá ir saliendo poco a poco de la cárcel. Al tiempo.

Urkullu exultante

Tras su toma de posesión para su actual mandato, el lendakari orgullo auguró que, con Sánchez en la Moncloa, se abría una oportunidad para avanzar desde el diálogo y el pacto en el nuevo estatus de autogobierno para el futuro de Euskadi, según lo que decidiera el Parlamento Vasco. Más claro imposible. Atrás quedaba su buen entendimiento con el PP, como cuando en 2017, acordaron la ley que establecía los criterios para calcular el cupo vasco en el quinquenio 2017-2021. Sánchez no sólo ha cumplido lo que heredó de Rajoy, lo ha mejorado sensiblemente, y eso no es nada.

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Los del PNV están encantados con Sánchez.

Lograda la primera etapa de los objetivos de la derecha nacionalista, que nunca desde la II República tuvo a un Gobierno central tan amarrado como ahora, iremos viendo la puesta en marcha de los siguientes, entre los que destaca un nuevo Estatuto que establezca un trato de igual a igual entre el País Vasco y el Resto de España, disimulado con una relación de contenido transversal.

Sánchez va cumpliendo una a una las 39 competencias que estaban pendientes de ser transferidas, según el Estatuto de 1979, pero va más allá. No deja de ser curioso que, precisamente, un cupo o pacto fiscal como el vasco fue la pretensión que Artur Mas plateara sin éxito a Rajoy y que fue uno de los motivos de arranque de lo que luego sería el procés hasta nuestros días.

Cesiones de graves efectos

Pero las más graves cesiones de Sánchez al PNV son precisamente las que tienen que ver con el control financiero de la propia actividad económica general que interesa al Estado, sino la caja de la Seguridad Social. Conviene no olvidar que fue precisamente la propia capacidad de la Generalitat para actuar al margen de los controles comunes del movimiento de fondos públicos lo que permitió y permite a ésta montar su red de embajadas y todo el aparato del intento de declaración de la república catalana, que derivó en la acusación pareja a la de sedición como malversación de fondos públicos que recayó sobre los dirigentes de este episodio.

La cesión del control de la caja de la Seguridad Social es gravísimo, por cuanto supone el fin de un instrumento esencial de la solidad entre los españoles. Que uno que se dice socialista –aunque ignorante de los principios e historia de su partido—es absolutamente insólito.

Mientras el PNV alcanza pleno éxito en una de sus reclamaciones históricas, el Gobierno ha negado los efectos de la cesión de la gestión de la Seguridad Social que debe consumarse antes de que acabe el año. La entonces ministra de Política Territorial, Carolina Darias, afirmaba en su día que el proceso era muy complejo, sin aludir a sus efectos. Las cesiones de Sánchez quedarán blindadas en el nuevo Estatuto, sin parangón en ninguna otra comunidad. Lo más curioso es que las pensiones de los trabajadores vascos, aunque las gestione el PNV “estarán garantizadas por el Estado”, como en los demás casos. Eso quiere decir que la solidaridad funcionaría igual, pero del resto de los españoles con los vascos. L¿Y qué pasa con las pensiones de otros trabajadores, procedentes de otras regiones de España que residan en Euskadi? Pero es que además, las pensiones en aquel territorio son superiores a la media del resto de España, no en vano arrastraban un déficit de 4.000 millones de euros. @mundiario

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