pluriBoletín pluriOficial del pluriEstado

BOE
BOE.
Espero impaciente la primera pluriRueda de Prensa, tras el primer pluriConsejo de Ministros/as de la neodemocracia, para despejar dos incógnitas que se vislumbran en el 2020: si aparecerán la ViceCalvo y el ViceIglesias juntos y revueltos, y cuánto morbo despertará un pluriBOE.
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¡Va a ser la leche el BOE que viene, ya verás! Como una de esas revistas del corazón en las que se van reflejando días de “Atracción fatal” y noches de “Durmiendo con mi enemigo” de parejas de hecho, de deshecho y de extraños compañeros de cama. Vamos a aguardarlo, número tras número, con una expectación por lo que vaya ocurriendo en la Avda de Puerta de Hierro, s/n, donde van a cohabitar los heterogéneos personajes de Sánchez, similar a la que nos creaba in illo témpore lo que iba ocurriendo en la Rúa del Percebe,13, no sé si te acuerdas, donde cohabitaban los peculiares personajes de Ibáñez. Lejos de mi la funesta manía de establecer odiosas comparaciones, naturalmente. Yo, lo que digo, es que cualquier semejanza entre lo que pueda pasar en La Moncloa y lo que pasaba en la célebre casa de “tebeo”, quizá que no sea pura coincidencia, sino algo inevitable.

Para empezar, verás, como estos chicos, dispuestos a gobernar juntos y revueltos, están decididos a transformarlo todo sin que exista ninguna garantía de que, al final, no acabe todo igual, o sea, como siempre, vete tú a saber si no caerán en la tentación de cambiar la cabecera, asunto que, desde su remoto origen como La Gaceta de Madrid, ha venido ocurriendo casi con la misma frecuencia con la que ha ido cambiando de opiniones Pedro Sánchez desde su cercano origen como Presidente de la cosa. A mi, porque ya sé que no me lo van a consultar, sino les sugeriría una cabecera que podría describir a la España que viene en tres palabras: Pluriboletín Plurioficial del Pluriestado. Cierto es, señores/as del jurado, que pasar de editar un BOE a un PPP tiene el inconveniente de evocar por triplicado a la malévola derecha, pero también ofrece la ventaja de que el ingenioso pueblo español, con sus certeros francotiradores apostados en la redes sociales, podría acabar bautizándolo coloquialmente como “Pedroboletín Pablooficial del Procesestado”, que daría al personal más pistas de por dónde pueden ir los tiros. Al fin y al cabo, éste es el mismo pueblo que acabó llamándole La Pepa a la trascendente Constitución de 1812, y Pepe Botella al hermanísimo de Napoleón, y La Collares a aquella Caudilla de infausto recuerdo, y el “cejas” a ZP. El mismo, verás, que acudía a las inauguraciones de los pantanos franquistas y expandía los ecos de sus entusiastas gritos por los cuatro puntos cardinales de la España llena y la España vacía: ¡contigo hasta la muerte! Y, de hecho, los que ahora están en el “candelabro”, perdón, en el candelero de esa parte de la sociedad progresista que considera las reflexiones de Felipe González como batallitas del abuelo, son hijas e hijos de aquellos proyectos de madre que gritaban al paso del joven y flamante Isidoro de Suresnes: ¡Felipe, capullo, queremos un hijo tuyo!

Si es que nuestra proverbial capacidad de adaptación a los avatares de la historia es inconmensurable, oye. Vamos de un roto de ZP y un descosido de Rajoy a un improvisado zurcido de Sánchez, con más resignación que un toro indultado a toriles detrás de los “mansos” Lo mismo exclamamos vehementemente ¡no pasarán! a aquella derecha golpista que se pasó la Constitución del 31 por sálvese sean sus partes, que le ofrecemos diálogo, pactos, indultos, buen rollo y una pasta gansa extra a esa burguesía catalana de hijos de papá, de padres y madres de CDRs, de convictos políticos presos que, para ahorrar, ¡la pela es la pela!, llevan tres años, o sea, toda una guerra civil incruenta, utilizando la Constitución del 78 de papel higiénico.

Llega un momento en el que, lo verdaderamente alarmante no son los delirios independentistas, ni las declaraciones de principios plurinacionales, ni que Miguel Iceta exporte a su Cataluña una táctica genuina y ancestral de mi Galicia cuando un paisano se haya en una encrucijada: ¡Deus é bo, pero o demo non é malo! No. Lo verdaderamente alarmante es la pluriincoherencia, la pluriinconsciencia, el plurigregarismo, el plurifanatismo de una sociedad convencida de que está emprendiendo un viaje al futuro cuando, a mis escasas luces, más tarde o más temprano acabará comprendiendo que, aquellas Navidades de 2019 en la que se le pedía a Papá Noel o los Magos de Oriente un gobierno, aunque fuese “play móvil”, en realidad solo nos estaban dejando, bajo el abeto o junto al zapato, un billete “high cost” con destino al pasado.

Pero bueno, a lo que íbamos. Que el BOE que viene por lo menos va a ser una publicación exótica, ya verás. En vez de empezar a leer los decretos, las órdenes ministeriales, la resoluciones y cosas emanadas de los Consejos de Ministros por el principio, o sea, como venía siendo habitual, vamos a empezar por el final, a ver si me entiendes, directamente a la firma, je, a ver si ha sido un ministro/a de Podemos, del PSOE o de un muso/a del independentismo catalán o vasco el que, cualquier día, de cualquier mes de los próximos años, ha rubricado o inspirado una de las escasas alegrías de esas que suele dar el BOE u otra de las frecuentes disposiciones de esas que nos hielan el corazón

Una cosa es segura, oye: que el pluriBOE va a tener más morbo que el mismísimo Interviú en plena fiebre de destape nacional, lo que yo te diga. Cada número puede ser más erótico que el anterior pero menos que el siguiente: desnudos integrales de Sánchez, strip-teases inevitables de Iglesias y borrascosas camas redondas PSOE-Podemos-Esquerra-PNV-Bildu-Cup y demás estrellas fugaces del porno neopolítico español. La verdad es que nunca imaginé que, el farragoso BOE de toda la vida, pudiese aspirar a convertirse en el más preclaro medio de comunicación para saber cómo va el día a día del gobierno y sus tenebrosas noches de la iguana. Yo, de esta, Director, me suscribo. @mundiario

 

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