Pierde la tosquedad negociadora de ERC y gana la visión pragmática del PNV

El Presidente del Gobierno del País Vasco, Iñigo Urkullu. / Mundiario
El lendakari del Gobierno vasco, Iñigo Urkullu. / Mundiario
El maximalismo tosco de Oriol Junqueras y Gabriel Rufián ha perdido siempre ante el mejor estilo de Convergència y de sus herederos, que muestran seny en público mientras dejan el trabajo sucio a los testaferros. El PNV, poco a poco, ha ocupado el papel que antaño ocupaba CiU.
Pierde la tosquedad negociadora de ERC y gana la visión pragmática del PNV

Desde la transición y durante los muchos años del Gobierno de Pujol, el nacionalismo catalán, representado por CiU, tuvo una influencia muy relevante en la política española, incluso en el debate constitucional. Pragmatismo, objetivos claros y oportunismo formaron un coctel que rindió beneficios políticos al citado grupo y ventajas a la comunidad catalana. Artus Mas creyó que la crisis económica de 2008 debilitaba al Estado, no sólo al Gobierno, e inició el camino que ha terminado con CiU desaparecida, un presidente autonómico exiliado y varios consejeros de su Gobierno en la cárcel. Y que ha permitido el crecimiento de su rival ERC, un partido tradicionalmente de la burguesía menos urbana.

Los dos partidos catalanes que hoy  se reparten el Gobierno autonómico han perdido capacidad de influencia en Madrid. El partido de Torra, JxCat, ha elegido la vía de la confrontación permanente, rompiendo todos los puentes a la espera de las elecciones. ERC, ha optado por un discurso muy duro contra el Gobierno mientras intenta convencerlo de que haga las concesiones que pide Torra. Ambos hasta fecha reciente eran aliados del PSOE. Ahora marcan distancias pues las elecciones catalanas pueden ser en cualquier momento.

El PNV, poco a poco, ha ocupado el papel que antaño ocupaba CiU. Su estrategia es el avance gradual, sin pausa, en pro de una agenda de objetivos transparente, mantenida sin desmayo a lo largo de muchos años: mayor incremento competencial, progresivo desmantelamiento de cualquier representación del Estado en su Comunidad, mayor proyección internacional. Un cuasi-Estado, sin fuerzas armadas ni reconocimiento institucional. A su favor cuenta con una vida política estabilizada, un balance de gestión muy notable, incluso sobresaliente en determinadas áreas (industria, educación, investigación) y una posición negociadora constructiva, siempre sin comprometerse más de lo imprescindible. Así, sus votos fueron decisivos para hacer caer a Rajoy a los pocos días de haberle aprobado los Presupuestos. 

Durante los últimos días el PNV se distanció ostensiblemente de Sánchez, mientras Urkullu se quejaba a diario de la invasión competencial y rechazaba el estado de alarma. Había que hacer subir el valor de sus votos, especialmente desde el momento en que el PP anunció que no votaría la prórroga parlamentaria. Sánchez cedió pero sumó a Ciudadanos que ya había ofrecido sus votos a cambio de casi nada. Con esa finta, el presidente del Gobierno dejó a ERC en evidencia al tiempo que le enviaba un mensaje ante la aprobación de los próximos Presupuestos: en las condiciones más apuradas, los votos de ERC son prescindibles.

El maximalismo tosco de Junqueras y Rufián ha perdido siempre ante el mejor estilo de Convergencia y de sus herederos, que muestran seny en público mientras dejan el trabajo sucio a los testaferros. Además de tosquedad, exhiben incoherencia. Junqueras, beatífico y moderado, exigió perentoriamente que Puigdmont proclamase la república nonata que determinó la suspensión de la Autonomía y el enjuiciamiento de todos sus dirigentes. Recientemente su portavoz parlamentario clamaba por el sector público cuando el gobierno catalán del que forma parte ostenta el record en España de privatización de los servicios públicos de enseñanza y universidades. En cuanto a su gestión en el actual gobierno catalán es tan irrelevante como la de su socio. Se trata de un partido vociferante pero poco pragmático y cuyas virtudes están por descubrir.

Sánchez se ha permitido exhibir el apoyo de Ciudadanos, el demonio para ERC, a la que ha vencido rotundamente en las últimas elecciones catalanas. Es cierto que para no saber qué hacer con la victoria y terminar con la huida de la señora Arrimadas hacia un destino más cómodo en las Cortes. Pero esa es otra historia por la que ya está purgando sus culpas, más lo que le viene encima. En el tablero de la política española, a día de hoy Sánchez reparte juego y el PNV sabe jugar y ganar. Los demás jugadores en este momento son meros aficionados. @mundiario

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