El Pazo de Meirás debería entregarse a Galicia, porque fueron gallegos los que lo pagaron

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Una prueba de quiénes pagaron el pazo
100 ayuntamientos gallegos aportaron en 1938, aparte de donaciones y cuotas de trabajadores, empresas y funcionarios de Galicia los fondos para la compra del pazo, como está documentado
El Pazo de Meirás debería entregarse a Galicia, porque fueron gallegos los que lo pagaron

Yo he visto con mis ojos un documento del Ayuntamiento de Bueu, Pontevedra, donde se hace constar la aportación que, por acuerdo del pleno de su corporación, se decide hacer entrega a la comisión que tramita la adquisición del Pazo de Meirás al “Caudillo que encabezó el movimiento redentor de España como testimonio de homenaje y agradecimiento del pueblo gallego a su salvador”. Y así, hasta el centenar de municipios de toda Galicia, generalmente los de mayor renta, por su actividad pesquera, industrial o agrícola. Las cantidades oscilaron a partir de las 25.000 pesetas de la época que aportó el de A Coruña, estando la media entre 10.000 y 5.000 pesetas.

Conviene tener presente en esta historia la figura de Pedro Barrié de la Maza, conde de FENOSA, que fue el gran animador y el más notable personaje del grupo que en 1938, todavía en plena guerra civil, constituye la junta para la adquisición del pazo y su entrega a Franco. La historia de cómo las Torres de Meirás y su valioso contenido incluido, en lo que corresponde a la biblioteca y los bienes de la Condesa de Pardo Bazán, tiene un componente trágico. Inicialmente, el pazo era conocido como “La granja de Meirás” y en la capilla, en la que tantas veces veríamos a Franco en los NO-Dos, fue donde se casó la insigne escritora que, durante su vida pasaba cuatro meses al año, y el resto entre A Coruña y Madrid. Su despacho de trabajo estaba en la torre de la Quimera.

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La biblioteca de Doña Emilia Pardo Bazán

Fallecida doña Emilia en 1921, y asesinado su hijo Jaime por militantes de la FAI, la propiedad pasó a manos de su hija Blanca Quiroga de Pardo Bazán y de Manuela Esteban-Collantes, viuda de Jaime, que fracasan en su hacer una cesión condicionada a la Compañía de Jesús.

La isla de Cortegada, antecedente

Es posible que, aparte del fervor franquista, los promotores de la compra del pazo para regalo del Caudillo se inspiraran en la anterior cesión de otros promotores de la isla de Cortegada, en la ría de Arousa, a Alfonso XIII, en 1921, que habrá de tener una historia igualmente lamentable. Tras ser incautada por la República Franco devolvió esta isla a don Juan de Borbón, que la vendió a un grupo de Santiago por 60 millones de pesetas para el desarrollo de un proyecto urbanístico de lujo, hasta que el final hubo de ser adquirida por la Xunta por 1,8 millones de euros; es decir, cinco veces lo que se pagó. Los 60 millones de pesetas fue parte de la herencia del padre de Juan Carlos I que años después aparecería en Suiza.

La llamada “Junta pro Pazo del Caudillo”, como se llamó inicialmente, la encabezaba el gobernador civil de A Coruña y una serie de alcaldes afines, con idea de que fuera una residencia de verano que vinculara todavía más al general ferrolano con su tierra. La compra se materializó el 3 de agosto de 1938 por la cantidad de 406. 346 pesetas pagadas a Manuela Esteban-Collantes, viuda de Jaime Quiroga de Pardo Bazán. Como consecuencia de esa operación, se incluyeron en la misma todos los bienes que se encontraban en el pazo, y no se permitió que la hija y heredera del patrimonio de doña Emilia Pardo Bazán pudiera retirar la biblioteca, muebles y otros objetos personales de la escritora. Por lo tanto, en tanto si existen herederos de la familia Pardo Bazán o de su hijo parece de sentido común que deben ser quienes dispongan del destino de los mismos, bien mediante depósito provisional o cesión al pueblo de Galicia, en el mismo pazo.

Aportaciones voluntarias forzosas

La compra del pazo, aparte de apropiarse del legado de la escritora, incluyó un terreno de 3 hectáreas, que más tarde se irían ampliando mediante la expropiación de fincas colindantes hasta duplicar la extensión inicial. Tras la compra se formó otra comisión para acondicionar el pazo al uso destinado, para lo cual se forzó la aportación “voluntaria” de empresas, trabajadores y funcionarios, que tuvieron que donar una cuota de sus ingresos, en tanto, los ayuntamientos de la provincia de A Coruña hubieron de destinar a este fin el cinco por ciento del impuesto de la contribución de la época.

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Juan Carlos I y familia en Meirás

En algunos archivos municipales se guardan las cartas que las autoridades de aquel tiempo enviaban a los alcaldes, encabezas por el latiguillo del “año triunfal” para animarlos a contribuir como donación generosa de los vecinos del lugar que se sentirían orgullosos de contribuir “al decoro” de la residencia en Galicia del jefe del Estado. La torre y los principales motivos ornamentales del Pazo de Bendaña en Dodro fueron trasladados al Pazo de Meirás. Aparte de todo hay que unir la particular rapiña de Carmen Polo de Franco, que hasta pretendió llevarse una pila bautismal de la catedral de Lugo para la capilla del pazo. Asimismo, el propio Patrimonio del Estado aportaría muebles y equipaje directo, que tendrá que ser identificado y recuperado ahora, en cuanto a su titularidad y que la familia Franco pretendía llevarse.

La resistencia de la familia Franco

El Pazo de Meirás fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 2008, pero la familia del fallecido dictador se opuso en numerosas ocasiones a cumplir con los mínimos días de apertura al público, como es preceptivo en estos casos. En el año 2010, el Tribunal Supremo confirmó la clasificación de Bien de Interés Cultural, otorgada por la Junta de Galicia al Pazo de Meirás. El 25 de marzo de 2011 las puertas del Pazo de Meirás se abrieron por primera vez a los visitantes.

¿Se podrá recuperar la biblioteca de doña Emilia Pardo Bazán y sus enseres, junto con el inmenso patrimonio que la familia Franco fue atesorando allí?  Los expertos creen que puede ser una larga batalla, pero señalan que los “vicios ocultos” que permitieron dejar sin efecto la donación inicial puede ser un camino. En julio de 2019 la Abogacía del Estado presentó una demanda judicial para que la familia Franco devolviera el pazo de Meirás por "fraude" en la compra. La reclamación incluyó el documento largo tiempo desaparecido en el que consta que el pazo fue comprado en 1938 por la Junta pro-Pazo a las herederas de Emilia Pardo Bazán, demostró que el posterior contrato de compraventa formalizado en 1941 a favor de Franco, y que le sirvió para inscribir la propiedad a su nombre en el Registro de Betanzos, fue "fraudulento".

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Las torres de Meirás ya son del Estado

Por El 2 de septiembre de 2020, el Juzgado de Primera Instancia número 1 de A Coruña declaró en su sentencia la "nulidad de la donación efectuada en 1938 al autoproclamado jefe del Estado", ya que la compraventa realizada el 24 de mayo de 1941 fue una "simulación", lo que determinó la nulidad de la misma obligando a la familia Franco a devolver al Estado el pazo.

Si bien, hasta ahora, se ha abortado la intención de la familia Franco tenía intención de vaciar el inmueble, esa promete ser otra larga batalla. El Estado, de momento, sólo es depositario de bienes tan simbólicos como las estatuas del Pórtico de la Gloria o la biblioteca personal de Emilia Parda Bazán. El inventario de bienes es sólo un documento descriptivo y habrá que demostrar uno por uno si cada uno de ellos debe ser considerado propiedad del Estado o de la familia. De todos modos, desde el 10 de diciembre de 2020 el pazo dejó de ser propiedad de la familia Franco para ser patrimonio del Estado. Pero conviene tener presente que, al recibir la llave, se ha aclarado en este acto por parte de la Abogacía del Estado que dos bienes que constan en el inventario, la Casa de las Conchas y el hórreo anexo a este inmueble, no forman parte de lo reivindicado por la Administración por hallarse extramuros, por lo que seguirán en manos de los Franco.

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