El Partido Socialista Obrero Español provoca incredulidad e indignación en la militancia

Pedro Sánchez. / facebook.com
Pedro Sánchez. / RR SS

La autora opina que durante este pulso entre los miembros y exmiembros del Comité Ejecutivo Federal, en los que cada bando solo piensa en cómo conseguir la victoria, la verdad es que el PSOE ya lo ha perdido casi todo.

El Partido Socialista Obrero Español provoca incredulidad e indignación en la militancia

Incredulidad e indignación. Quizás sean  las palabras que mejor definan la sensación que probablemente tengan ahora muchos militantes socialistas y muchos ciudadanos ante la situación actual del PSOE. Aunque es cierto que también se le podrían añadir otras como perplejidad, asombro, bochorno...

Después de las noticias de los últimos días, pero sobre todo después de que 17 miembros de la ejecutiva federal del PSOE hayan decidido presentar su dimisión, para que así Pedro Sánchez, secretario general del partido tenga que disolver esa ejecutiva y evitar así las primarias y la convocatoria de un congreso express anunciado el lunes 26 de septiembre, nadie puede quedarse impasible ante esta situación y no sentir un acierta incredulidad.

Incredulidad e indignación, porque en un partido que en sus siglas lleva la palabra “obrero” se siga hablando de barones o baronesas del partido. 

Incredulidad e indignación, porque los representes de la militancia en los diferentes órganos del partido se crean una aristocracia privilegiada con la potestad de quitar y poner rey.

Incredulidad e indignación, porque un secretario general  elegido por primera vez en un sistema de primarias, se vea acosado por esos representantes territoriales y no por aquellos que le eligieron.

Incredulidad e indignación, porque a muchos les sorprenda esta situación, tras años (no días ni semanas)  de pedir cambios en los estatutos del partido, y que ahora todo se pretenda solucionar haciendo un congreso en el plazo de un mes.  

Incredulidad e indignación, porque aquellos que siempre se negaron a aceptar las listas abiertas, argumentando que un Secretario General tiene derecho a elegir su ejecutiva para poder así tener un grupo de trabajo más coordinado y cohesionado , se encuentre que  ese grupo de elegidos que le ayudaron en su carrera a la secretaría general, son los que le están condenando a desaparecer.

Incredulidad e indignación, porque en esta guerra civil entre dos bandos, en los que cada uno de ellos interpreta los estatutos del PSOE arrimando el ascua a su sardina, nadie ha repasado el artículo  3: 

Artículo 3. La organización del Partido se inspira en los siguientes principios:
1. La democracia como forma de participación y corresponsabilidad de los y las militantes en la vida del Partido.
2. El respeto a la libertad de conciencia y a la libertad de expresión en el seno del Partido de cada militante. Se garantiza la total libertad de discusión interna, tanto a cada afiliado/a individualmente como a través de las diferentes corrientes de opinión, formadas por el conjunto de afiliados/as que mantengan los mismos criterios y opiniones, que podrán expresarse a través de los distintos ámbitos de la Organización y por los cauces establecidos en estos Estatutos. No se permitirá la formación de tendencias organizadas.
3. El cumplimiento de las decisiones adoptadas por los órganos competentes del Partido.

 

Pero sobre todo incredulidad e indignación , porque mientras estos “barones y baronesas” deciden el futuro del partido socialista, ninguno de ellos y ellas se ha parado a pensar en lo que piensa la militancia. Una militancia despreciada por unos líderes arrogantes que no recuerdan quienes son los que les han colocado en esos puestos y quienes cada día llevan sus ideales a todos los ámbitos de la sociedad. ¿Para qué habría que pensar en la militancia? ¿Acaso importa? Parece que obviamente la respuesta es NO.

Y mientras tanto, durante este pulso entre los miembros y exmiembros del CEF (Comité Ejecutivo Federal), en los que cada bando solo piensa en cómo conseguir la victoria, la verdad es que el PSOE ya lo ha perdido casi todo.

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