El Partido Republicano estrecha filas para la derrogación del Obamacare

Paul Ryan y Donald Trump se saludan en el Congreso de Estados Unidos. / Twitter
Paul Ryan y Donald Trump se saludan en el Congreso de Estados Unidos. / Twitter

Desde Donald Trump hasta Paul Ryan, el partido conservador ha presentado su primer proyecto serio para la demolición del máximo legado que dejó la era de Barack Obama.

El Partido Republicano estrecha filas para la derrogación del Obamacare

Reducir el gasto público, congelar el programa para los más desfavorecidos, fijar un techo de gasto para las arcas federales, eliminar los impuestos finalistas y cambiar los subsidios públicos a los seguros de salud por degravaciones fiscales. Así describe El País el proyecto del Partido Republicano para cargarse de una vez y por todas el Obamacare, la reforma sanitaria de Barack Obama y una de sus grandes obsesiones desde su creación. El plan supone poner de cabeza el sistema actual a precio de llevar a la cruz el mayor legado del presidente anterior. "Es tiempo de acabar con la pesadilla", escribió Donald Trump en su Twitter en referencia a este emprendimiento.

Pero este desmontaje será supervisado y controlado. Todas las partes se juegan mucho en cada paso del proyecto como para simplemente arrojar todo a la basura como si nada. De entrada, hay 22 millones de personas que cuentan con un seguro gracias a esta reforma. Aparte de ello, vale contar una liquidación súbita de la fiscalidad que lo abastece representaría un aumento al déficit federal de 353.000 millones de dólares en un plazo de una década, prosigue el diario mencionado.

A eso se debe agregar la incertidumbre de los conservadores a meterse en problemas con aquellos simpatizantes suyos que gocen de los beneficios del Obamacare. Esa preocupación ha llegado al mismo Trump, quien pese a ser ajeno a cualquier preocupación que no sea la suya, siempre ha defendido que se respete a los beneficiados de esta reforma, aunque también ha evitado anticipar cuál sería su alternativa a esta fijación del Gran Viejo Partido.

El núcleo moderado del partido no parece tan convencido con la iniciativa y muchos de sus integrantes han avisado que no tienen pensado apoyar ningún proyecto que condicione y disminuye las prestaciones de hoy en día. "La reforma no puede hacerse al coste de una disrupción en el cuidado sanitario de las personas más vulnerables y enfermas del país. Cualquier cambio en el Medicaid debe llevarse a cabo cumpliendo con sus necesidades", defendieron cuatro senadores republicanos.

Así las cosas, el Partido Demócrata ha empezado a juntar su arsenal. Con el Congreso y el Senado dominados por mayorías republicanas, los progresistas están conscientes que la batalla será desgastante. Primero, la iniciativa será sometida al escrutinio de dos distintos comités, para luego luchar por ser aprobada en la Cámara Baja y, por último, la Cámara Alta. El proceso tomará meses, por lo que ambos bandos tienen tiempo de sobra para medir sus movimientos.

El partido conservador se mueve en un solo palpitar en este tema. No obstante, lo único en común es la meta, no así el camino. Sus integrantes reconocen que la deuda de Estados Unidos es preocupante y bochornosa pues supera los 20 billones de dólares. El Obamacare no sólo ha subido el coste per cápita sino que encima la calidad no es que haya mejorado del todo.

Y así, llevan ya bastante tiempo enfrentados para encontrar una solución para la clausura de esta reforma sin perjudicar directamente a la población. Así, el proyecto anticipado no incluye cifras ni tampoc estimaciones de costos y ahorros. Se trata de un boceto a grandes rasgos, incluso ambigüos hasta para los mismos republicanos. No tocan los dos supremos enunciados de la reforma: el primero, que los jóvenes disfruten de la cobertura sanitaria de sus padres hasta que lleguen a los 26 años. El segundo, que las aseguradoras no tengan capacidad para negar tratamiento o cobrar más a quienes ya tenían problemas médicos desde antes.

Las modificaciones más fuertes están en la clausura del sistema y en sus canales de abastecimiento financiero. El desarrollo del Medicaid, el programa que llega a los más desfavorecidos, se cerrará en 2020 y se le dará un techo a los fondos federales, explica El País. Al mismo tiempo, se cancelarán las multas a quienes no cuenten con seguros sanitarios, así como aquellos subsidios para pagarlos, que a estas alturas se dan en función de la renta y se cambiarán por desgravaciones fiscales y en otros casos la ayuda directa a los beneficiados, dependiendo de la edad. Los más ricos quedan al margen.

Otro de los incisos preocupantes del proyecto es el de la reversión de los impuestos asociados a la reforma. Para el próximo año, esos impuestos serán cancelados. La idea es de que sean las mismas personas quienes cubran sus propios gastos de este tipo y dejen de recibir la subvención del Estado. Washington se despoja de su poder para dárselo a la gente, expresó el partido en un comunicado.

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