El Partido Popular de Galicia ve más riesgos electorales a su derecha que por el centro

Alberto Núñez Feijóo.
Alberto Núñez Feijóo.
Gracias al sistema electoral, también esta vez la fragmentación de la izquierda compensará con creces al PP de la competencia que ahora tiene en su propio espacio ideológico. El resto lo hará el voto útil. O sea, que Feijóo sabe lo que se trae entre manos, no va de farol.
El Partido Popular de Galicia ve más riesgos electorales a su derecha que por el centro

En Ciudadanos sabían, incluso antes de que Feijóo adelantara las elecciones, que sus posibilidades de obtener un escaño en O Hórreo tienden a cero. Tuvieron su oportunidad y la desperdiciaron. Pasó su momento. Ahora ya no hay nada que hacer. De un año a esta parte se fue desvaneciendo la esperanza de tener un papel, aunque fuera residual, en la política gallega. De ahí que plantearan una coalición con el  PP que preservase sus siglas, en lugar de presentarse en solitario. Era la única forma conseguir representación parlamentaria en un territorio que a nivel autonómico se les resiste. Les bastaba con obtener un diputado, que se iría al grupo mixto, para disponer de un altavoz desde el que lanzar un discurso propio, eso sí, después de garantizar la investidura de Don Alberto. Pero va a ser que no. Tendrán que correr su propia suerte.

En el puente de mando del Pepedegá no temen perder apoyos por el centro. Los potenciales "nuevos" votantes de Ciudadanos vendrán sobre todo de la clientela moderada del PSOE, que la hay y que no se siente cómoda con el sanchismo a ultranza del candidato socialista y menos sabiendo que Gonzalo Caballero está dispuesto a cogobernar con los nacionalistas del Benegá y con el rupturismo. A ese sector, incómodo o directamente cabreado, le cuesta menos acabar votando al partido naranja que al PP, si bien en última instancia prefiere que siga Feijóo en San Caetano que ver cómo se reproduce, no corregido sino aumentado, el fiasco en que, a su entender, acabó el bipartito de Touriño y Quintana. 

Por donde saben los de Feijóo que pueden sufrir la erosión de una pequeña parte de su electorado es por el flanco derecho. Vox amenaza con arrebatarle unos cuantos miles de votos con un mensaje netamente dirigido a quienes, habiendo votado al PP desde los remotos tiempos de Albor y Fraga, crecientemente incómodos con la política lingüística y cultural de la Xunta. Algún notable intelectual españolista de la Villa y Corte, y no precisamente vinculado a la ultraderecha, habla de "nacionalgalleguismo" para referirse a la filosofía que inspira la galleguización de la administración autonómica, los ayuntamientos, las instituciones educativas, etc. En 2016 a ese sector no le quedaba otra que votar a los populares, dado que Vox no existía y Ciudadanos tenía aún su inicial impronta liberal progresista. Ahora tienen una opción específica por la que apostar, con opciones, por mínimas que sean, de influir en un cambio de rumbo del gobierno Feijóo.

En La Nécora, que es como le siguen llamando a la sede regional del Pepedega los que la frecuentan, reina el optimismo. Ven la cuarta mayoría absoluta al alcance de la mano. Se felicitan de tener enfrente a un Gonzalo Caballero que consideran un rival poco consistente. Los más optimistas creen en la posibilidad de que, como le sucedió a su tío en 1997, al PSOE gallego le "sorpasse" un Benegá en ascenso. Nadie duda que Ana Pontón y los suyos se beneficiarán del desencanto de una parte sustancial de quienes hace cuatro años apostaron por En Marea y ahora no acaban de fiarse de la nueva fórmula de confluencia de la izquierda rupturista. Gracias al sistema electoral, también esta vez la fragmentación de la izquierda compensará con creces al PP de la competencia que ahora tiene en su propio espacio ideológico. El resto lo hará el voto útil. O sea, que Feijóo sabe lo que se trae entre manos, no va de farol. @mundiario

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