El Partido Demócrata continúa su mutación de Walter White a Heisenberg

Elizabeth Warren, senadora del Partido Demócrata. / Twitter
Elizabeth Warren, senadora del Partido Demócrata. / Twitter

Abrumado por el imparable avance de Donald Trump, el partido empieza a corromper su discurso moderado por uno cada vez más lanzado hacia la extrema izquierda.

El Partido Demócrata continúa su mutación de Walter White a Heisenberg

Le ha salido todo mal al Partido Demócrata desde que Donald Trump apareció en sus vidas en 2016. El partido progresista se lo tomó inicialmente como una especie de chiste de mal gusto y subestimaron el pegue que alguien con semejante perfil podía tener en el electorado estadounidense. Con la habilidad de un boxeador contrastado, Trump ha ido evadiendo cada golpe que el partido opositor ha intentado propinarle y está llevando a éste al límite de su temperamento.

Y es que a estas alturas poco queda de aquel partido que intentaba mostrar una cara afable, una sonrisa de oreja a oreja a las cámaras y comparecencias en tonos bastante diplomáticos. Para las elecciones de 2016, el partido eligió como su representante a Hillary Clinton, quien era la epítome del establishment, de la vieja guardia del partido, de quienes pensaban que el barco se navegaba solo y que el tirón de Barack Obama era viento suficiente para soplar las velas. Tres años después, el tono se ha subido notablemente y la agrupación parece que entrará en estado de ebullición más temprano que tarde.

La conferencia del partido del fin de semana recién pasado en California dejó claro que la marea ha subido a raíz del avance de Donald Trump y sus políticas proteccionistas, beneficios a grandes corporaciones y el desdén total a los inmigrantes. En torno a eso giran ahora las brújulas demócratas.

Capitaneados por la senadora Elizabeth Warren, la que parece ser la nueva camada de líderes del Partido Demócrata ha decidido finalmente por dar todo el giro posible a la izquierda. Ya no hay fotografías de los viejos tótems de la agrupación, que se han quedado representados solamente por Joe Biden, vicepresidente durante la Administración Obama. Warren ha retomado el discurso extremadamente socialista de Bernie Sanders, abatido en las elecciones primarias por Clinton, y golpea la peña a la espera de que salga agua suficiente para saciar la sed de todos los que sienten deseo de venganza contra Trump. Esta legisladora por el estado de Oklahoma propuso, entre otras cosas, cobertura sanitaria universal, estudios universitarios gratuitos, impuestos para los más ricos y una lista que otrora hubiera sido vista como demasiado dura, pero vistas las siete vidas del presidente, todo parece indicar que ya ningún guiño a los más desfavorecidos está de más.

Los demócratas ya no tienen la más mínima intención de guardarse su resentimiento contra el actual presidente y es éste el que está terminando de corromper el discurso del partido. Corre el peligro de caer en la cubeta del populismo, justo el que tanto criticaron del republicano, pero arrinconados, parece ser la única salida posible. Los progresistas van de Clinton a Warren, de Walter White a Heisenberg. @mundiario

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