Pakistán, un país cada vez más sacudido por los escándalos de corrupción política

La presión de la calle, espoleada por el religioso Qadri, y la ofensiva del Supremo pone al Gobierno de Pakistán contra las cuerdas a pocos meses de las elecciones en un ambiente de crisis general.
Pakistán, un país cada vez más sacudido por los escándalos de corrupción política

mapa de pakistan

Mapa de Pakistán

Cuando se trata de Pakistán siempre nos tocamos la ropa para comprobar si nos llega al cuerpo, porque un país de vida social y política tan inestable, con un Ejército de trayectoria golpista, atribulado por el fanatismo, de élites ejemplarmente corruptas, en el que no ha faltado nunca la violencia política desde su separación de India y potencia nuclear en conflicto territorial por Cachemira con aquella, donde pululan organizaciones terroristas al servicio de causas compartidas o al margen de los intereses del Estado, no puede producir por menos que un gran desasosiego.

La calle presiona alentada por los discursos de Tahirul Qadri

En estos días la pugna entre la política y la judicatura con motivo de la corrupción puede que no augure un paisaje de Pakistán más amable, máxime cuando la calle presiona alentada por los discursos del clérigo Tahirul Qadri con el horizonte próximo de unas elecciones en las que el Gobierno puede perder pie tras ordenar el Supremo el arresto del primer ministro, Rajá Pervez Ashraf.

No tuvo bastante el país con el escándalo político del año pasado, cuando poco después de ser nombrado primer ministro, un tribunal dictó orden de detención contra Majdum Shahabudin por narcotráfico.

La situación económica es crítica, los conflictos religiosos son moneda corriente y los escándalos en torno a la producción y calidad del suministro de electricidad parecen haberse convertido en foto fija de Pakistán. ¿No es para sentir un verdadero desasosiego?

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