El pacto que propone Sánchez suma el 47% de los votantes y el que propone Arrimadas, el 56%

Inés Arrimadas, líder de Ciutadans. / Twitter
Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos. / Twitter
En Estados Unidos manda Donald Trump pese a perder en votos, alcanzando solo el 47%, más o menos los mismos que tienen juntos los tres partidos que sostienen la Generalitat catalana. Johnson, el del Brexit duro, tiene mayoría absoluta con el apoyo del 44% de los votantes.
El pacto que propone Sánchez suma el 47% de los votantes y el que propone Arrimadas, el 56%

Parecía que Rajoy era blando, un Tancredo le decían, hasta que llegó Sánchez demostrando que dormir en Moncloa bien vale una humillación, un arrodillarse ante presos sediciosos, fugados de la justicia o ex terroristas que ni se arrepienten de haber causado tantas víctimas inocentes. Cierto que no es la primera vez que Cataluña declara la independencia pero nunca con anuncio previo y chulería oficial. La última vez en plena República donde todos los mossos fueron detenidos y el President condenado a treinta años de cárcel, solo se atrevieron a anunciar la creación un estado independiente dentro del Estado federal español que por cierto no existía. Es decir, una simple bravata que entonces les salió caro.

Lo más curioso del delicado momento actual es que el sentido de la democracia se pierde porque la base de este sistema que ha demostrado ser el mejor de los posibles, consiste en que la soberanía reside en el pueblo y para demostrarlo se daba en la Grecia Clásica a cada hombre un voto, derecho que se ejercía a mano alzada. Hoy seguimos votando pero nos hemos ido inventando métodos que garanticen la gobernabilidad y la soberanía ya no sabemos dónde está pero desde luego no en el pueblo. Quizás esté en el sistema electoral que ha conseguido que en Estados Unidos mande Trump pese a perder en votos alcanzando solo el 47%, más o menos los mismos que alcanzaron juntos los tres partidos que sostienen la Generalitat catalana, o que Johnson, el del Brexit duro, tenga mayoría absoluta con el apoyo del 44% de los votantes.

En España siempre nos gusta destacar en ciertas cosas, especialmente las que llamamos ocurrencias, y al candidato Sánchez se le ha ocurrido poner en cola al PSOE, IU, Podemos, Compromís, BNG, PRC, NC, TE, PNV,  Mas País y la mitad de ERC gracias a la abstención, y mientras iban pasando para notificar su precio al apoyo a su investidura, barriendo para casa que con contadas excepciones no parece ser España, nos dimos cuenta que entre los 11 suman un 47% de los votos. Otra vez la ley electoral, sin embargo este caso es mucho más grave que los antes citados porque estos 11, como un equipo de futbol, no saben jugar al tiqui taca y todos quieren el balón para ellos o para pincharlo y reventar el partido. Sánchez sabe que estos socios no le apoyaran en leyes nacionales o PGE porque ya lo han demostrado, pero eso no le preocupa demasiado porque está convencido de que en asuntos de estado tanto Ciudadanos como el Partido Popular de apoyarán. 

El planteamiento en sí es grave porque entre esos socios interesados en sus temas está un partido comunista al que Sánchez le dará 3 o 4 puestos en el Consejo de Ministros, algo inédito en Occidente donde esta ideología siempre trató de llegar al poder con revoluciones con la excepción del moderado marxista Allende en Chile. Y aún es más grave si de ese 28% de votos que logró el PSOE restáramos los socialistas que se oponen públicamente a los pactos de la corriente sanchista, nada menos que de la talla de Felipe González, Guerra, Page, Lambán, Fernandez, Ybarra, Bono, o el famoso Paco Vázquez, la mayoría de cuales apoyan sin reparos el plan de Inés Arrimadas de los 221 escaños que puedan reformar España y reconducir la lamentable situación a la que hemos llegado. Ciudadanos con su portavoz a la cabeza lucha insistentemente por cancelar el proyecto de los 11 socios y cambiarlo por un pacto constitucionalista y resulta al menos curioso que ahora la mayoría de la prensa, la radio y la televisión no estatal apoye desesperadamente ese pacto que tanto gusta a los medios económicos por la estabilidad y sensatez que se le supone. La pregunta sería: por qué no dieron ese apoyo cuando Ciudadanos propuso tres sencillas medidas con una semana para reflexionar y hablar, y se dedicaron a destruirlo. Quizás se arrepientan o quizás se creían que de verdad el PSOE se dispararía a los 140 o 150 diputados y ya en esa posición de fuerza poder sumar a derecha o izquierda poniendo condiciones en lugar de aceptar las de los demás.

Lo que se ve más cierto es que una España con un Gobierno blando es hoy una España en vías de extinción, hecho que mucha gente teme y por eso da su voto a Vox que tanto teme la izquierda aunque con su proceder han animado su crecimiento . El mero hecho de permitir promesas para la toma del acta de diputado, que más que promesas de fidelidad y acatamiento eran duras amenazas, es lo que hoy nos hace temer que hasta Puigdemont u Oriol Junqueras sean capaces se hacerlas. Si al acatamiento de la Constitución y el ordenamiento jurídico solo se contestase si o no, todo sería diferente, claro que también sería todo diferente si se hubiese impedido el adoctrinamiento y más si es en la mentira y la falsedad, o no se tolerase la clara insurrección de Torra siempre profiriendo amenazas, algo que en Cataluña se percibe como una impunidad, como la impunidad que permite a Oriol Pujol pasearse libremente.por Barcelona.

Podríamos pedirle a Sánchez que si no quiere oír la voz de sus rivales, que escuche las voces experimentadas de los socialistas que temen el pacto o de los intelectuales de izquierda, que no piense que todos los demás están equivocados. El pacto que Sánchez propone suma el 47% de los votantes aún con el apoyo de ERC, y el que propone Arrimadas suma el 56%. Es para pensarlo. @mundiario

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