La OTAN cierra un encuentro convulso y una crisis política inconcebible

Comparecencia de Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN. / Twitter
Comparecencia de Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN. / Twitter
La Alianza Atlántica sufrió reproches cruzados y el aumento de dudas en torno a su existencia durante la celebración de su 70 aniversario.
La OTAN cierra un encuentro convulso y una crisis política inconcebible

La OTAN vive uno de los momentos más difíciles de sus 70 años de vida. Los 29 Estados participantes del tratado viven a la sombra de acusaciones entre sí mismos, amenazas de veto y hasta dudas en relación al vigor de su existencia, que no es otra que hacerle cara a Rusia. Luego de haberse puesto en evidencia con los reproches entre Francia y Estados Unidos, el grupo ha hecho una profunda reflexión al cierre de su encuentro de esta semana en Londres. Los jefes de Gobierno se despiden de Inglaterra sin haber pactado ninguna declaración de poder y han dejado en el aire si se reunirán otro el año entrante.

El bochorno lo empezó Emmanuel Macron, al asegurar, en la víspera del inicio del encuentro, que la Alianza Atlántica está "en estado de muerte cerebral", a lo que Trump, hasta ahora siempre un detractor del grupo, respondió diciendo que fue un comentario muy "insultante". Posteriormente, durante la visita de los asistentes a la cumbre al Palacio de Buckingham, las cámaras captaron a varios gobernantes (Justin Trudeau, de Canadá; Boris Johnson, del Reino Unido y Mark Rutte, de los Países Bajos) burlándose de Trump y sus conferencias de prensa interminables y el estupor de su equipo de colaboradores. El presidente estadounidense devolvió el guante a Trudeau al decir que éste "tiene dos caras" y luego le criticó por no haber gastado lo suficiente en defensa hasta ahora.

Sin prestar atención a la hortodoxia, el estadounidense pospuso a última hora la conferencia de prensa tradicionar de los líderes aliados al concluir estos cónclaves. "Hemos hecho muchas otras cosas en los dos últimos días", escribió en Twitter. Antes de emprender el vuelo de vuelta a casa, tuvo un encuentro privado con Angela Merkel, canciller de Alemania.

Pero lo que más llama la atención es que, lejos de haber sido caótica, la cumbre, de puertas para adentro, se celebró en absoluta calma, explica El País citando a sus fuentes en el cónclave. Trump se mordió la lengua y no hizo alusión esta vez a la necesidad de que los Estados inviertan más en defensa, aunque el día antes sí había criticado que países como España, Bélgica y Luxemburgo gasten menos del 1% de su PIB en esta materia, sin nombrarlos deliberadamente.

Gesto de paz

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quiso disipar las disputas internas con una declaración conjunta de los 29. Al ser abordado sobre las diferencias entre los líderes, Stoltenberg pasó de controversias y prefirió hacer énfasis en los consensos alcanzados. Dentro de ellos se incluye el compromiso de seguir protegiendo a los países bálticos, vecinos de Rusia.

Ese pacto se alcanzó con todo y las amenazas de Turquía. Recep Erdogan, presidente del país, había exigido que los aliados consideraran como terroristas a las milicias kurdas del yPG, a las cuales Occidente ha dado su respaldo en la guerra en Siria. Erdogan también pasó de largo ante los medios.

Y entre toda esta vorágine de acusaciones, la OTAN ha abierto un proceso para refozar su flanco político. "Me felicito de que por primera vez asumamos un ejercicio de reflexión colectiva", señaló Macron, aunque desde la alianza se piensa que ha habido ya otros procesos de reflexion. Como sea, el grupo tendrá que convocar a expertos para que les ayuden con su reforma. @mundiario

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