En Occidente falta paciencia y empatía con los países en conflicto

Gandhi y Rabindranath Tagore
Gandhi y Rabindranath Tagore

Tres cosas conducen a una radicalización que puede acabar en guerra con un sentimiento de exterminio por encima del de dominación. Son el sentimiento tribal, la religión y la colonización.

En Occidente falta paciencia y empatía con los países en conflicto

Los citados sentimientos tribales, religiosos o de falta de libertad llevan a una lucha idealizada, la defensa de la tierra donde habitan la familia y amigos, la patria de los antepasados, la tribu. También lo hacen las luchas en nombre de Dios, de mi dios, el que debo imponer a los demás como si ellos no pudiesen hacerlo solos y nos pasasen el encargo. Y por supuesto la lucha por la libertad, la lucha contra el invasor, la que llevó a España a retrasar la revolución burguesa.

La II Guerra Mundial fue solo la consecuencia de la primera, no tanto por el conflicto como por las cláusulas de paz y la descomposición del imperio alemán que formaba parte de los tres grandes imperios que se habían repartido el mundo aunque con la balanza muy inclinada al lado británico. Francia e Inglaterra se habían repartido las colonias hasta que comenzó la descolonización promovida por la ONU después de la II Guerra Mundial. África entera estaba partida con fronteras en términos de conquista, y su caprichosa descolonización creó conflictos que duran hoy porque esas fronteras estaban trazadas por el conquistador y no guardaban relación con sentimiento alguno de pertenencia, de estado, tribal o religioso. En general los países creados pasaron de un dominador extranjero a un dominador local o de una etnia vecina.

África tomó el camino iniciado por la India de la mano de Gandhi, con independencias pacíficas por miedo al comunismo que impulsado por la URSS amenazaba con infiltrase en las colonias hasta dominarlas. Eran tiempos de Guerra Fría. Este proceso acabó, como era de esperar, de forma violenta, no solo por las guerras de Argelia o de las colonias portuguesas, especialmente la de Angola, sino por los diez países africanos que hoy siguen envueltos en conflictos por temas de fronteras, las que Occidente trazó en línea recta como si fuese una urbanización. También la India del pacifista Gandhi se desangró en crueles guerras cuando Inglaterra hizo el reparto con Pakistán del que acabó surgiendo Bangladesh, y donde algunas regiones aún están hoy en conflicto.

En un período muy corto de tiempo las nuevas naciones pasaron en muchos casos de ser reinos títeres a repúblicas, y muchas veces con regímenes dictatoriales. Los intentos de imponer democracias han resultado precipitados y destaparon luchas tribales por el poder, luchas entre etnias y religiones, pero también luchas por resituar esas fronteras trazadas por los invasores occidentales. Quizás de este último conflicto se salven los paises árabes por tener una identidad común, aunque tenemos un reciente conflicto creado con la invasión de Kuwait por parte de Sadam Husein (Irak), pero no es momento de analizar si era justo o no porque ya Estados Unidos se encargó de resolver el problema que afectaba directamente a sus intereses. Lo que no deberiamos olvidar es lo que tardamos en Occidente en ser demócratas, miles de años para asentar estados democráticos después de milenios de guerras y desplazamientos de fronteras. Y peor aun, lo que hemos tardado en establecer sociedades laicas, nosotros que no hace tanto matamos en la Guerra de Religión francesa, solo por poner un ejemplo, más cristianos en un día (40.0000) que todos los romanos en tres siglos, y que todos los musulmanes que lleva matado el ISIS, y solo porque unos eran protestantes (calvinistas) y otros católicos ¿y nos extrañamos de que ahora se maten sunitas y chiitas cuando la única razón de no haber exterminado a todos los protestantes es que no se pudo lograr como se había hecho con tantas herejías y sectas?

Nos parece raro que otros países luchen por sus fronteras cuando hemos visto normal que hace solo 20 años en Europa surgieran nuevos estados, algunos sin haber disfrutado apenas de ser estados independientes, cuando, lo mismo que la Primera Guerra Mundial no dejó resuelto el problema, la segunda tampoco, y la precipitada descolonización mucho menos. 

No deberiamos mirar al mundo desde la inmediatez de los tiempos actuales porque no se llega a ser un estado laico democrático de un día para otro, se requiere tiempo y comprensión, la que ha faltado en el proceso descolonización de mediados del siglo pasado, y el democratizador de este, donde en momento alguno las potencias han tenido la más mínima empatía por la falta de capacidad para  volver a sentimientos que ya hemos dejado atrás y pensamos que todos los países deben ver el futuro como lo vemos nosotros. Una cosa es animar, o incluso presionar para que las mujeres se quiten el burka y otra obligarlas a ir de minifalda o bikini. Ellas sabrán su ritmo.

Algún día desaparecerán los nacionalismos trasnochados de países que nunca tuvieron estado ni fueron nación, algún día caerán las fronteras viejas y nuevas, algún día seremos todos demócratas, pero aún falta un poco.

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