Núñez Feijóo en Salvados: La campaña sucesoria ya está en marcha

Alberto Núñez Feijóo.
Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia. / Archivo.

Si la prioridad hubiese sido reforzar su imagen en la política gallega, el intercambio con Évole ni era necesario ni tampoco recomendable.

Núñez Feijóo en Salvados: La campaña sucesoria ya está en marcha

La reciente entrevista de Jordi Évole a Núñez Feijóo ha suscitado reacciones bastante previsibles en los ámbitos político y mediático. Conviene, para no engañarse, partir de una consideración indiscutible: la entrevista ha tenido lugar porque el actual presidente de la Xunta ha querido pasar por ese test. Sabía que era una cita incómoda, sin la benevolencia habitual que suele disfrutar en sus encuentros periodísticos, pero necesitaba demostrar –dentro y fuera del PP– que es capaz de sortear con éxito ese tipo de retos.

Al visitar Salvados estaba certificando que su particular campaña sucesoria ya está en marcha. Si la prioridad hubiese sido reforzar su imagen en la política gallega, el intercambio con Évole ni era necesario ni tampoco recomendable. Asumir errores en la lucha contra los incendios o en sus relaciones con personajes vinculados al mundo del contrabando de tabaco –y luego del narcotráfico– es un peaje necesario pensando en su carrera política estatal pero no tiene mucho sentido cuando no los ha asumido en las comparecencias realizadas en el Parlamento gallego.

Alberto Núñez explicitó un misterioso plazo de un año para presentar con mayor énfasis formal sus credenciales para el relevo de Rajoy. Resulta curioso ese horizonte temporal porque nadie conoce a ciencia cierta los planes del actual inquilino de la Moncloa. O lo han hablado entre ambos o el potencial candidato ha cometido una imprudencia que le puede originar costes imprevistos.

A lo largo de la entrevista fue inevitable comentar la situación de Cataluña. En ese apartado, Feijóo hizo un relato sorprendente: el Estado está prácticamente desmantelado en aquella comunidad. La Agencia Tributaria, Correos... y poco más. Además de ignorar aspectos tan relevantes como el pago de las pensiones o de las prestaciones por desempleo, el presidente de la Xunta cometió un error impropio del cargo que ocupa: confundió Administración central con Estado. Tanto él como Pujol, Más o Urkullu forman parte de la arquitectura estatal que se ha construido a partir de 1978. No entenderlo así abre la puerta a la peligrosa conclusión de que es preciso un proceso de recentralización de competencias para conseguir que ese Estado así concebido recupere lo que supuestamente ha perdido en las últimas décadas.

Una última pregunta queda en el aire después de escuchar y ver lo del domingo pasado en Salvados: ¿sería imaginable una entrevista de estas características en el universo mediático gallego? @mundiario

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