Nunca se debe volver atrás, ni siquiera al 2007 como pide Pedro Sánchez

José Luis Rodríguez Zapatero, ex presidente del Gobierno de España.
José Luis Rodríguez Zapatero, ex presidente del Gobierno de España.

El pasado, el 2007, era una gran mentira basada en la venta del patrimonio público, los fondos comunitarios y la construcción a crédito de pisos vacíos e instalaciones insostenibles.

Nunca se debe volver atrás, ni siquiera al 2007 como pide Pedro Sánchez

El pasado, el 2007, era una gran mentira basada en la venta del patrimonio público, los fondos comunitarios y la construcción a crédito de pisos vacíos e instalaciones insostenibles.

Año Nuevo vida nueva, dice el dicho popular, y de hecho suenan las campanadas, nos armamos con doce uvas, y pedimos que se cumplan nuestros deseos, deseos de cosas nuevas, de cambio, al mismo tiempo que pedimos que no se cumplan los deseos de nuestros enemigos. Lo uno siempre acompaña a lo otro y ahí está ya Oriol Junqueras pidiendo sus elecciones plebiscitarias para construir una Cataluña independiente pero al mismo tiempo se centra en pedir el fracaso electoral de Podemos que comienza a quitarle intención de votos. De la misma manera, cuando Rajoy afirma haber terminado con la crisis y pide una mejora de otros índices, iniciando la senda del crecimiento que le lleve a ganar las próximas elecciones, Pedro Sánchez pide volver al 2007 por aquello de pedir un imposible derrumbando los deseos de su enemigo político para poder remontar él en las encuestas.

Ya puestos a pedir, esperemos que los deseos de Pedro Sánchez no se cumplan.  Me asusta que el líder de un partido de la importancia del PSOE pueda pensar que de la crisis del 2008 se puede salir por la misma puerta que se entró en el 2007. Si se trata de recuperar los logros sociales que había entonces no hay oposición, excepto que entonces lo que deseábamos era equipararnos a otros países europeos donde la salud carece de excepciones y no se distingue a un pobre porque le faltan las piezas dentarías que el rico lleva empastadas, y donde la calidad de la enseñanza pública es inmejorable, pero si se trata de la situación de España en su conjunto, hemos de decir que no es deseable, que es incluso aborrecible viendo a donde lleva.

La situación de 2007 era un espejismo que cualquiera podía identIficar aunque nos resultaba más atractivo creer las declaraciones optimistas de nuestros políticos. Pensar que alguien puede querer construir un millón de pisos sin comprador y un sinfín de instalaciones innecesarias, para crear puestos de trabajo en base a un endeudamiento que no podremos pagar, asusta un poco. La España de 2007 era la consecuencia de una venta de todo lo público, empezándo por todas las empresas del INI, haciendo caja y reduciendo gastos que hemos visto como a corto plazo se transformó en una disminución de calidad en los servicios, y si los movimientos populares no lo hubiesen parado, en la desaparición de las escuelas y hospitales públicos como quería los ultraliberales encajados en el PP. Pero España también era la consecuencia de la llegada masiva de fondos de la Unión Europea para fomentar nuestro desarrollo, que además del mal uso que se les dio en muchos casos dedicándolos al lujo o a la financiación de partidos, han llegado a su fin. Ninguna de las dos situaciones volverá.

Ahora somos un país sin nada que vender, sin ayuda gratis, y sin capacidad de endeudamiento, y hemos de afrontar que para dejar de ser un país pobre debemos crecer a un ritmo superior al de las países desarrollados, pero sin más recortes sociales porque ya estamos en el límite soportable y los ciudadanos solo admiten mejoras.

El todo va bien, el estamos despegando, el volver al espejismo de 2007, son falacias frente a las cuales cualquier otra promesa pasa a ser creíble. No hemos crecido con base sólida, hemos crecido a crédito y terminado este ahora hay que devolverlo y vivir con lo que producimos. Los políticos, y más los intelectuales, los ideólogos si queda alguno, tienen que buscar nuevas formas de evolución del sistema ya obsoleto, como obsoleta se está quedando la Constitución y la leyes, siempre por detrás de los cambios.

Nuestra sociedad necesita un cambio radical y este puede ser el año. ¿Por qué no empezamos con nuevas leyes de financión de partidos, listas abiertas, independencia judicial y medios a la justicia? Es la base para erradicar la corrupción, el fraude fiscal, y la economía sumergida, todos lo mismo con diferentes palabras, y que constituye nuestro cáncer.

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