Un nuevo guión para Cataluña
El nuevo guión para resolver de una vez el "problema catalán" tiene que presentarse de manera creativa y positiva a los espectadores de la trama.
La trama sobre "el derecho a decidir" en Cataluña ha sido el hilo conductor de todos los demás elementos que encerraría el guión para la independencia de Cataluña. Pero, cuando los espectadores percibimos su falta de coherencia interna, es inevitable que la obra a todos nos produzca incomodidad y rechazo. La cantidad justa de causalidad impuesta por la narración es un ingrediente difícil de manejar para el guionista: por una parte, es un método fácil para obtener la trama deseada, pero también puede hacer que el conjunto no resulte creíble o que incluso roce en el surrealismo, que es lo que ha terminado pasando con la huida hacia la nada ( o mejor dicho, hacia la cárcel) de Puigdemont.
Se dijo a los catalanes que el referendum era una manifestación de la democracia. Y es cierto. La Constitución española no desconoce a lo largo de su texto algunas de las instituciones más extendidas de esa forma de democracia directa. Nuestra Constitución recoge el referéndum "consultivo", en el artículo 92 ; "las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos". Lo que no impide que pueda convocarse en un sólo territorio del Estado: más bien lo contrario: "el referéndum se decidirá por sufragio universal, libre, igual, directo y secreto en el ámbito que corresponda a la consulta", según la ley.
Ahora bien, el problema queda reducido al contenido material de lo que se puede consultar. Sin embargo, la cuestión principal de una consulta democrática no está nunca en la pregunta sino en las respuestas de los ciudadanos. No puede caber ninguna duda a etas alturas de que una consulta "secesionista” no tiene cabida en la Constitución, pero sí que, en cambio, la consulta al cuerpo electoral catalán sobre el encaje de su país en Esapña, es decir, una “tercera vía” que debría trazar el camino de la reforma constitucional, desde la misma Constitución y para todos los españoles.
El nuevo guión para resolver de una vez el "problema catalán" tiene que presentarse de manera creativa y positiva a los espectadores de la trama. Sólo falta que los papeles de los nuevos protagonistas sean efectivamente asumidos y desarrollados con todas las consecuencias por cada cual; y que cada cual asuma un final que, como siempre sucede, no resultará al gusto de todos. @mundiario