Nuevo ataque del Estado Islámico a Occidente en la cosmopolita Barcelona

Solidaridad con Barcelona. / RR SS
Solidaridad con Barcelona. / RR SS

Si Occidente cortase la financiación del Estado Islámico, estrangulando su existencia, y buscase algún remedio a su propia fábrica de terroristas jóvenes, las cosas empezarían a cambiar.

Nuevo ataque del Estado Islámico a Occidente en la cosmopolita Barcelona

El llamado Estado Islámico (EI) –también conocido por ISIS– se ha responsabilizado de los ataques del jueves en Barcelona, que llora la muerte de al menos 13 personas. En un atropello masivo en La Rambla de Barcelona, el conductor de una furgoneta distribuyó su violencia en una zona turística y concurrida: murieron y/o resultaron heridas muchas personas de distintas nacionalidades. Fue un nuevo ataque a Occidente en la cosmopolita Barcelona.

El Estado Islámico está en guerra con Occidente, que no acaba de poner fin al nuevo terrorismo global. Es doloroso pero no es algo nuevo lo sucedido en Barcelona y antes en París.

El fenómeno está diagnosticado, del mismo modo que las fortalezas y debilidades de Occidente. Faltan las soluciones al que ya es el gran problema occidental en el siglo XXI

Nueva York, Londres, Madrid, Manchester, Niza, Berlín, Bruselas, de nuevo París… son solo algunas de las ciudades occidentales cuyos ciudadanos han sido víctimas de ese terrorismo.

El fenómeno está diagnosticado, del mismo modo que las fortalezas y debilidades de Occidente. Lo que faltan son las soluciones al que ya es el gran problema occidental en el siglo XXI.

¿Puede estar la solución en casa? “Lo que subyace a la movilización yihadista en los países más opulentos de Europa Occidental es una generalizada crisis de identidad entre los musulmanes jóvenes”, explicó días antes de los grandes atentados de París el profesor Fernando Reinares en un artículo en el diario español El País. En su opinión, ni el multiculturalismo británico ni el asimilacionismo francés pueden ser evaluados positivamente.

Miles de jóvenes musulmanes de segunda generación en Europa Occidental se muestran receptivos a la idea de que la única nación a la que pertenecen es la “nación del Islam”, tal y como la promueve el Estado Islámico

Como acredita este profesor visitante en la American University, en Washington, miles de esos jóvenes musulmanes de segunda generación en Europa Occidental se muestran receptivos a la idea de que la única nación a la que pertenecen es la “nación del Islam”, tal y como la promueven el Estado Islámico y su Califato, al igual que la más minoritaria Al Qaeda. Así se conectan identidad y terrorismo hoy en día.

El problema es complejo, muy complejo, pero si Occidente cortase la financiación del Estado Islámico, estrangulando su existencia, y buscase algún remedio a su propia fábrica de terroristas jóvenes, tal vez las cosas empezarían a cambiar. Al menos un poco más que solo con bombardeos. ¿Pero –al igual que nos preguntamos tras los atentados de París– se refieren a eso los líderes mundiales cuando hablan de respuestas implacables? @J_L_Gomez

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