¿Hacia nuevas elecciones generales?

Una urna electoral. / RR SS.
Una urna electoral. / Mundiario

Los resultados electorales solo depararon una posible mayoría estable, la coalición PSOE-Ciudadanos, rechazada por sus respectivos dirigentes. La presencia en el Gobierno de ministros de Podemos no es el obstáculo, sino la presencia de Pablo Iglesias.

¿Hacia nuevas elecciones generales?

Trascurridas nueve semanas desde los comicios, el Gobierno sigue en funciones y es previsible que así continúe varias semanas más. Los resultados electorales solo depararon una posible mayoría estable, la coalición PSOE-Ciudadanos, rechazada por sus respectivos dirigentes. Será inevitable un nuevo Gobierno Frankestein, según fórmula acuñada por Rubalcaba para designar a un artefacto tan bien intencionado como inviable. El apoyo de un extenso arco parlamentario cuyos extremos serían Coalición Canaria o el PAR de un lado y Bildu más ERC del otro, con el PNV en el medio y Podemos como solista del coro, hace prever que su duración será efímera y que las contradicciones internas lo harán inviable más pronto que tarde.

España se suma así al club de países donde la inestabilidad gubernamental es la norma, como Italia o Bélgica, y donde las coaliciones más inverosímiles se producen para demostrar pronto su incapacidad. Al tratarse de países maduros democráticamente, la sociedad y sus instituciones continúan funcionando. La inestabilidad gubernamental impide abordar cambios estructurales o legislación relevante, pues las tensiones mutuas entre los diferentes grupos políticos, preocupados por sufrir castigos electorales, conducen a la parálisis.

Para entretener la espera y dar ocupación a los comentaristas, se difunden diariamente afirmaciones, desmentidos, amenazas y envites, que solo encubren una verdad, no hay acuerdo de coalición, ni de programa electoral, ni de gobierno. Solo posturas enfrentadas. Sánchez necesita a Podemos como el PP necesita a Vox, por razones elementales: sin ellos no hay votos suficientes. Pero es necesario escenificar dramáticamente los desacuerdos para no aparecer como claudicantes. Así que Vox anuncia que pasa a la oposición y Podemos que estará en el Gobierno en todo caso. Ni lo uno ni lo otro son exactamente así.

La presencia en el Gobierno de ministros de Podemos, ya sean dirigentes de esa formación o independientes propuestos por ella, no es el obstáculo, sino la presencia de Pablo Iglesias. Éste es rechazado pues pretende ser el alter ego del Presidente del Gobierno desde dentro del propio Ejecutivo, algo a todas luces inoperante cuando no preocupante. Sabe Sánchez que acceder a esa pretensión es tanto como poner fecha a las nuevas elecciones pues las contradicciones serían muchas y notorias. Solo con un Ejecutivo de perfil más bajo, donde abunden los ministros independientes, podrá desarrollarse una política sin estridencias que permita a la heteróclita relación de partidos adherentes, mantener su apoyo, facilitando al menos la aprobación de las leyes presupuestarias. Es decir, trasladando peso político a la relación entre partidos, para reducir la presión sobre el Gobierno. Sería el escenario aceptable tanto para el líder del PSOE como para el líder de Podemos.

Iglesias es consciente de la situación y trata de ganar tiempo hasta setiembre. Sabe que no puede ceder más terreno electoral y que no le conviene forzar elecciones. Quizás dentro de un año pero no de inmediato. Sánchez tampoco puede forzar las elecciones ahora pues está inmerso en negociaciones difíciles en la Unión Europea y aunque las encuestas parecen favorables, también indican que tras la repetición electoral el escenario sería sensiblemente parecido. Peor aún, la posición negociadora de Podemos podría endurecerse tras una nueva derrota. De modo que toca dilatar la negociación. Con algunos efectos secundarios. Las Cortes, disueltas en marzo, no funcionarán hasta setiembre como pronto, para mayor tranquilidad del Ejecutivo.

La normalidad con la que se están produciendo acuerdos de gobierno, en ayuntamientos y comunidades autónomas, indica que también habrá acuerdo en el nivel estatal. Es posible que otros dirigentes más pragmáticos ya lo hubiesen acordado pero las posturas no están tan alejadas como se pretende transmitir. El resultado final tendrá que ser realista, operativo y también humilde. La coalición parlamentaria que lo sostendrá no despierta entusiasmo, solo una moderada confianza. Con esos mimbres deberá hacerse el cesto, sabiendo que la legislatura será acortada en cualquier momento. @mundiario

Comentarios