Las tres noticias positivas de la semana (II)

Angela Merkel. / RRSS
Angela Merkel. / RR SS
Dentro de las informaciones catastróficas que nos abruman cada siete días, este autor sigue con su intención de resaltar en su columna las buenas noticias que le han llamado la atención, esta vez entre el 18 y el 24 de mayo de 2020.
Las tres noticias positivas de la semana (II)

Para un convencido europeísta, la semana empezó con una excelente noticia. “Merkel y Macron lanzan un plan de ayuda europeo de medio billón”, titulaba El País en primera página el martes, 19, para seguir con el subtítulo: “La propuesta de Berlín y París se basa en subsidios y no en créditos”. Después de algunas dudas si la Unión Europea estaría a la altura de las circunstancias, el eje franco-alemán sorprende con esta iniciativa inédita, cuyo objetivo es, según la canciller Angela Merkel, “que Europa salga de esta crisis fortalecida, cohesionada y solidaria”. 

La propuesta tiene cuatro prioridades: el desarrollo de una estrategia sanitaria común, la creación de un fondo de reconstrucción para la solidaridad y el crecimiento, así como un plan para el aceleramiento de la transformación ecológica y digital de la Unión Europea y otro para asegurar una soberanía industria europea mayor. Una vez aprobado por los Veintisiete, los 500.000 millones se asentarían en los presupuestos plurianuales de Bruselas. Cosechados con una emisión de deuda, avalada por los estados miembros, se repartirían en forma de subsidios a las regiones y los sectores más afectados. 

La Comisión Europea ha prometido presentar esta semana su propio plan de relanzamiento. Hay países todavía reticentes a las ideas del eje franco-alemán, como Austria, Finlandia, Suecia y Dinamarca, que se aferran al concepto de préstamos en vez de subsidios. Sería un desastre si Bruselas fracasara en su intento de consensuar una propuesta ambiciosa, porque no solo daría aliento a las fuerzas exteriores que fomentan la división en Europa, también a las fuerzas interiores que buscan por todos los medios acabar con el proyecto europeo. 

Que Angela Merkel se haya involucrado a fondo con Emmanuel Macron en este asunto, es de alabar. Con un poco más de un año por delante hasta su retirada como canciller, antes de la crisis del coronavirus había dado muestras de estar más interesada en administrar su herencia que en ponerse al frente de nuevos retos en Alemania y Europa. Pero durante la gestión de la pandemia ya se creció con la puesta en marcha de una política prudente y convincente, a la que los alemanes le están dando un aprobado de más del 80%, Y ahora, con la iniciativa conjunta del eje Berlín-París se arriesga a patrocinar un avance europeísta de dimensión histórica, que quedaría para siempre vinculado a su nombre.

La segunda noticia a destacar: un artículo de Antonio Brufau y Josu John Imaz, presidente y consejero delegado de Repsol, en El País del 27 de mayo, con el título “Ideas para reindustrializar España”. Una de las metas del plan de relanzamiento europeo es el impulso del sector industrial, dado que países con una participación de la industria en su PIB por encima del 20% crean empleos con salarios más altos y estables, invierten más en investigación, tecnología e innovación y resisten mejor a las crisis. El peso del PIB industrial en España es del 16%, en la Unión Europeo del 19%. Para aumentarlo a por lo menos el 20%, los dos líderes empresariales proponen una serie de medidas: entre ellas, el reconocimiento social del empresario; un gran pacto educativo que refuerce la Formación Profesional; una apuesto por el talento que aborde los desafíos de un futuro inmediato como la inteligencia artificial, la industria 4.0, las tecnologías digitales, la nueva conectividad, etc.; la necesidad que decisiones políticas de índole medioambiental que incidan positivamente en los costes energéticos y la sostenibilidad; así como un clima de diálogo y entendimiento entre la dirección de las empresas y los representantes sindicales, por el bien común de un tejido industrial competitivo a nivel mundial. 

Que líderes empresariales como Ana Botín hace 2 semanas y Antonio Brufau y Josu Jon Imaz en la semana pasada aporten su conocimiento y experiencia a la discusión sobre la recuperación económica de España y Europa, es una excelente señal. En el pasado se echó en falta que la clase dirigente se posicionara más frecuentemente sobre temas de actualidad económica. El Ministerio de Industria haría bien en incluir las ideas de los dos reconocidos gestores en su estrategia de reindustrialización a desarrollar. Y el gobierno de tener en cuenta una advertencia: “Hay que ser muy cuidadosos con la fiscalidad sobre las empresas y el empleo. Es absolutamente necesario que se paguen impuestos de forma claramente progresiva para poder desarrollar y prestar servicios comunes y de calidad al conjunto de los ciudadanos y, fundamentalmente, a aquellos con pocos recursos. Pero para repartir riqueza, antes hay que crearla”. 

Por último, y quizás por mi edad, me llamó mucho la atención el manifiesto europeo con el título “Sin ancianos no hay futuro”, publicado en El Mundo, impulsada desde Roma por la Comunidad de Sant´Egidio y firmado por 21 personalidades europeas, entre ellas Felipe González, Steffania Gianni, Romano Prodi, Annette Schavan, Jeffrey D. Sachs, Navy Pillay, Adam Michnik, Irina Bokova y Jürgen Habermas. Apelando a la rehumanización de la sociedad, deplora la alta mortalidad de ancianos en residencias, una consecuencia, según el Papa Francisco, de la cultura del descarte, que priva a los mayores del derecho de ser considerados como personas y los relega a ser solo un número y, en algunos casos ni eso”, lo que justificaría “una forma de elección a favor de los más jóvenes y los más sanos… Aceptar que no tienen el mismo valor significa romper la trama social de la solidaridad entre generaciones y desmembrar toda la sociedad. No podemos dejar morir a la generación que luchó contra las dictaduras, que trabajó por la reconstrucción después de la guerra y que edificó Europa”. Qué reflexiones más oportunas, teniendo en cuenta la nefasta asistencia sanitaria a los ancianos de la que hemos tenido que tomar nota durante la crisis del coronavirus. En casi todos los países del mundo. Un escándalo. Ojalá el oportuno manifestó desate una revuelta moral para que los ancianos nunca más sean considerados “un peso, o, peor aún, inútiles”.

Esta iniciativa en favor de los mayores, como la de Antonio Brufau y Josu Jon Imaz en favor de la reindustrialización española o la de Emmanuel Macron y Angela Merkel en favor de la recuperación económica europea son ejemplos que apuntalan una cita muy de moda últimamente: “En tiempos de crisis, los inteligentes buscan soluciones, los idiotas culpables”. @mundiario

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