Una nota de cero para la nominada por Trump como secretaria de Educación

Donald Trump con Betsy DeVos. / CNN
Donald Trump con Betsy DeVos. / CNN

La millonaria Betsy DeVos nunca estudió en una escuela pública, y los demócratas la acusan de querer privatizar la enseñanza a costa de los impuestos de los contribuyentes.

Una nota de cero para la nominada por Trump como secretaria de Educación

El presidente electo Donald Trump propuso como secretaria de Educación de su gobierno, que se estrena este 20 de enero, a Betsy DeVos, una acaudalada empresaria de Michigan.

El nombramiento ha disparado las alarmas en los sistemas de educación pública y en los sindicatos de maestros de toda la nación. DeVos nunca estudió en una escuela pública, es una decidida partidaria de la enseñanza privada, y fue una de los artífices del sistema de escuelas charter en el estado de Michigan.

Las escuelas charter son un extraño híbrido: son escuelas independientes, costeadas con fondos públicos pero dirigidas por una empresa privada. En realidad son un negocio creado para enriquecer a sus administradores, a costa del erario público.

DeVos es miembro de la junta de la Fundación por la Excelencia en la Educación, una organización creada por Jeb Bush, que fue gobernador de la Florida de 1999 a 2007 y es hermano del ex presidente George W. Bush. El fin de la fundación es “crear un sistema de educación norteamericano que equipe a cada niño para lograr el potencial que Dios le ha dado”. Amén.

Muchos afirman que el sistema de escuelas charter creado por DeVos en Michigan ha sido un fracaso total. Por ejemplo, Douglas N. Harris, profesor de Economía en la Universidad de Tulane, escribió el pasado noviembre en el New York Times que DeVos era en parte responsable de lo que “hasta defensores de las escuelas charter reconocen como la reforma escolar más desastrosa en el país”. Otros aseguran que no es así y han defendido el desempeño de DeVos. Pero lo importante aquí es que Trump está nombrando a la cartera de Educación a una mujer comprometida con el negocio de la enseñanza privada, con el desvío de fondos públicos para llenar las arcas de los empresarios de las escuelas particulares.

Los mercaderes de la educación y sus aliados en la esfera política llevan mucho tiempo tratando de convencernos de que la enseñanza privada es mejor que la pública. En realidad es al revés, pero su propaganda ha surtido efecto.

Si el Senado aprueba la designación de DeVos, se redoblará el asedio que desde hace tiempo los republicanos mantienen contra la enseñanza pública. La nueva secretaria de Educación tendría el poder para incrementar la labor de zapa contra los sistemas de escuelas públicas, ya bastante maltratados por las decisiones de políticos que favorecen a los comerciantes de la educación. Estas gentes han demostrado, con medidas arbitrarias como las absurdas pruebas estandarizadas –un martirio para los escolares–, que lo que les interesa es forrarse los bolsillos, no el bienestar de los niños.

La nación no necesita dar más facilidades ni dinero de los contribuyentes a los mercaderes de la enseñanza privada y a los que lucran con el negocio de las escuelas charter. No necesitamos una secretaria de Educación que posiblemente se dedicará a desmontar la enseñanza pública para beneficio de empresarios particulares. La nación necesita reforzar un sistema de educación pública gratuito, costeado por nuestros impuestos, que dé a los niños la formación y los conocimientos necesarios para labrarse un porvenir. Un sistema de educación pública a la par de los sistemas de los demás países desarrollados. Lamentablemente, lo más probable es que el Senado, controlado por los republicanos, apruebe la designación de DeVos, cuando en realidad habría que darle una nota de F.

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