Nombres propios que marcan pautas a la sociedad: de Punset a Varoufakis

Yanis Varoufakis.
Yanis Varoufakis.

Reflexiones para gente valiente, dispuesta a usar todas las neuronas y cuestionarse a todos y a todo.Absténganse corruptos, cobardes y mediocres. Debemos construir una nueva sociedad, propone la autora.

Nombres propios que marcan pautas a la sociedad: de Punset a Varoufakis

Reflexiones para gente valiente, dispuesta a usar todas las neuronas y cuestionarse a todos y a todo.Absténganse corruptos, cobardes y mediocres. Debemos construir una nueva sociedad, propone la autora.

Entre los años 69 y 73, un joven Eduardo Punset viajaba entre EE UU y Haití como representante del FMI. Nos comentaba en los 90 a sus colaboradores en Foro que  su capital, Puerto Príncipe, era un caos de gente corriendo;  un comportamiento que se repetía  en los países más pobres por los que habia viajado.  

No por correr más o incluso trabajar más, se sale antes de una crisis. Haití, según datos del Banco Mundial,  con una esperanza de vida de 63 años y unos índices de pobreza del 58,5% de sus poco más de 10 millones de habitantes, sigue sin despegar. Urge reflexionar.

Varoufakis nos ha dado una lección;  se puede perder, lo que no es admisible es que no se dé la batalla cuando se tiene la razón, pues lo contrario es decirnos a nosotros mismos lo poco que valemos.

¿Están ayudando o están humillando a Grecia?

 

A poco que uno se haya informado, está claro que Grecia es un escenario donde las fuerzas económicas tratan de hacernos creer que no hay más futuro que el suyo, para ello hay que humillar a Grecia. Para ese fin,  todo vale. El segundo rescate en lo que menos del 10% va al país no cumplió ninguna norma para poder exigirles ahora todo “el dinero fue dado para salvar a los bancos franceses y alemanes, no a  Grecia”, dijo Paulo Batista, uno de los 19 miembros de la Junta Directiva del Fondo Monetario Internacional . Obviamente lo menos importante son los ciudadanos griegos.

La escenificación estos días del  acoso y derribo al ministro griego parecía una escena de Gary Cooper en Solo ante el peligro,  rodeado de hombres a los que su codicia les había convertido en chacales. Muchos  ciudadanos hoy nos avergonzamos  del triunfo de la fuerza sobre la razón y de esos que pretenden ser nuestros representantes. Así no se construye Europa.

Y en esta esquina del planeta, llamado España, todo parece estar exagerado; la corrupción y la bondad y así asistimos impávidos a como se cocinan todos los días hechos que demuestran que nada funciona como debía, empezando por nosotros mismos.

El caso Bankia es demoledor porque nos dice a los ciudadanos hasta qué punto estamos solos.  Que un juez fije una fianza de responsabilidad civil de 800 millones de euros  y luego se le rebaja a 34 millones (un 95,7%) nos habla de una justicia chicle acomodada según conviene. No es admisible que con una misma ley quepan tan dispares interpretaciones y si nos lo creemos,  es que también creemos en el ratoncito Pérez. Claro que la otra opción es reconocer que la Justicia  cuanto más alta, mas atiende a otros intereses. Es urgente que vuelva a ser detentada por los ciudadanos y la primera decisión tendría que ser, que o el juez Andreu o  la sección tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, no deben de estar en donde están. Procede su inhabilitación temporal al menos y ¿por qué los ciudadanos no podemos saber pinchando el enlace de su directorio la composición de dicha Sala de la Audiencia? Urge poner nombres y apellidos pero sobre todo urge pedir responsabilidades.

Desvergüenza infinita

Nos estamos enterando estos días del trabajo a destajo de diputados fuera de su ámbito, gente que ha jurado defender el bien común, se presta al mismo tiempo a defender y asesorar a bancos y empresas. La desvergüenza es infinita. Lo infinito también parece ser la estupidez de gente dispuesta a votarles.

Y en medio de todo ellos nos permitimos cuestionar a gente como Ada Colau y su plataforma antidesahucios, a una Teresa Rodríguez que le impone como condición a una hija política de Griñán y Chaves, que tiene que disminuir asesores y contratar médicos y maestros, o a Monedero porque empleó sus dineros ganados  con su trabajo, en un proyecto pensado para mejorar la vida de la gente o gente que dona parte de su sueldo de eurodiputados a causas sociales. Sin duda no son perfectos, pero cuando el resto se ponga a su altura, se les podrá criticar, no antes.

Nos dan terror los cambios. Un joven científico colgaba hace un año en su blog un video muy ilustrativo sobre la zona de confort,  esa que nos dice que más vale malo conocido… y que nos impide vivir.

El ejemplo de Manuela Carmena
Cuando veo a gente como Manuela Carmena, con ya toda una vida dedicada a la Justicia con mayúscula, y que con 70 años ha sacado fuerzas para seguir peleando por una sociedad más justa  y equilibrada, tengo vergüenza de mi misma. ¿Vamos a pasarnos esta vida arrodillándonos ante dios dinero y sus representantes o gritando que somos seres inteligentes y libres y merecemos vivir como tales?  Y es que las guerras para ganarlas, hay que darlas. Perderlas es una opción; no darlas, una cobardía.

 

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