'Nobles' cortesanos e intocables 'señores' feudales

Juicio al procés en el Tribunal Supremo. / RTVE
Juicio al procés en el Tribunal Supremo. / RTVE
Es la leche la cantidad de nuevos aristócratas y señores feudales que han invadido la España del siglo XXI. En plena pandemia de despotismo desilustrado, aquí, la Ley, solo la cumplimos los vasallos, los mandados, el populacho, vamos, con voz para oídos sordos, votos en sacos rotos y restricciones de obligado cumplimiento.
'Nobles' cortesanos e intocables 'señores' feudales

¡Coño!, con perdón. ¿Y para eso tuvieron al Supremo rellenando folios y folios del sumario, aguantando desplantes de testigos, soportando provocaciones de lazos amarillos, soflamas en catalán, conatos de desacato de abogadas y abogados defensores, exponiéndose a días y días de retransmisiones audiovisuales para que, la justicia española, como la mujer del César, no solo fuese justa, equitativa, limpia, sino que además lo pareciese? Si lo sé, no me paso horas y horas ante el televisor intentando despejar la duda de si aquellos señores, una dama y sus legítimas presunciones de inocencia, iban a ser lo que proclamaban ellos, o sea,“presos políticos”, o lo que permitían vislumbrar los tribunales con la aplicación de medidas cautelares, o sea, políticos presos. Al final, pasó lo que pasó, se dictó la sentencia que se dictó ante Dios, la historia y millones y millones de teletestigos de cargo, y una mayoría de españoles nos acostamos aquella noche convencidos de que, en el enojoso caso del procés, había quedado al descubierto gran parte de la verdad, al margen de esa utopía de toda la verdad y nada más que la verdad.

¿Qué coño es un político...?, como diría Pujol. ¿Alguien me puede explicar dónde se expiden los títulos profesionales de esa condición? ¿Un político nace, se hace, es un señor o una señora que ha superado un examen oficial, un doctorado cum laude, no sé, un grado de Formación Profesional ante un tribunal supuestamente cualificado? ¿Le hacen a uno o a una político a la fuerza o se presentan voluntariamente por razones muy distintas y muy distantes, vanidad, ambición, notoriedad, salarios, complementos, inmunidades medievales, exenciones fiscales, contizaciones virtuales a la S.S. y sus correspondientes pensiones aseguradas a largo plazo, como un vergonzoso y vergonzante agravio comparativo con la gente corriente.. Ni los miembros de colegios profesionales, cuando a uno de sus miembros le pillan con las manos en la masa, tiene la osadía de calificarlos de abogados, arquitectos, ingenieros, médicos, periodistas presos, oye. En la vida civil, la de ustedes y un servidor, el que la hace la paga, se atiene a las consecuencias sancionadoras o esas que te sitúan detrás de unos barrotes y se acoge a la generosidad de la sociedad, plasmada y reglada en eso que se llaman “beneficios penitenciarios”

¿Qué es eso de que los Junqueras, los Jordis, las Forcarell, sedicionistas de esos que han protagonizado, impulsado, rubricado unos de los episodios nacionales de mayor alarma social en las últimas cuatro décadas, se paseen ahora por la campaña electoral catalana como Perico por su casa? Me lo expliquen, oiga. Que salgan Sánchez, Marlaska, si no se atreven, el propio Fernando Simón, hombre, que lo mismo vale para un roto que para un descosido, y nos confiese que, en este país, hay una democracia oficial para la nobleza política: con sus indultos, sus amnistías, sus mesas de diálogo para intentar saltarse las reglas constitucionales, y una democracia de vasallos, de populacho que, a poco que se desvíen de la Ley, se les olvide una mascarilla, lleguen a casa poco después de que den las diez, crucen una de esas líneas perimetrales, ¡angelitos míos!, les cae una sanción, incluso unas vacaciones pagadas en chirona y un juicio sumarísimo de la opinión pública y publicada.

¡Ya está bien, hombre! Se les llena la boca de revolución pendiente, de republicanismo, de derrocamiento de la monarquía, y han creado, están creando una nueva aristocracia de nobles cortesanos e intocables señores feudales ¡Algo huele a podrido en España!, ese teórico “Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”. Si no vomito, no es por que no me lo pida el cuerpo, sino no contribuir con aerosoles gástricos al genocidio de la Covid-19. @mundiario

 

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