Los negocios con un empresario venezolano que podrían hundir al abogado personal de Trump

Rudy Giuliani. / RR SS
Rudy Giuliani. / RR SS

Rudy Giuliani se encuentra en el centro de la investigación por el impeachment contra el mandatario estadounidense a pesar de no formar parte de su gabinete. Ahora es señalado por reunirse con el empresario Alejandro Betancourt en Madrid, señalado por lucrarse de la crisis venezolana, justo cuando se reunía con el asistente del presidente ucraniano.

Los negocios con un empresario venezolano que podrían hundir al abogado personal de Trump

Hace años el nombre de Rudy Giuliani apenas sonaba por haberse convertido en el alcalde de Nueva York, pero ahora ya más apartado de los cargos públicos, este hace de abogado del diablo o mejor dicho, del presidente Donald Trump. En medio de la crisis que atraviesa el mandatario por la investigación que podría llevarlo al impeachment, Giuliani es una pieza central por ser la conexión del presidente en temas de Estado que no corresponden debido a que no forma parte del Gobierno de EE UU. El último problema que enfrenta el abogado, es haberse reunido en Madrid con el empresario venezolano Alejandro Betancourt López, acusado de lucrarse de la crisis venezolana.

El pasado 25 de julio, durante la polémica llamada que Trump mantuvo con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, el primero le recomendó a su homologo hablar con detalles del asunto de los Biden con su abogado personal. Esto llevó que Giuliani se reuniera en un hotel de Madrid con Andrei Yermak, asistente de Zelenski, para concretar el encargo de Trump y así evitar reunirse en EE UU. El abogado se encontraba en España por “negocios y vacaciones”, según explicó al The Daily Beast.

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Ahora, The Washington Post afirma que Giuliani era el invitado especial de Betancourt López, quien amasó su fortuna en medio de la crisis eléctrica que empezó a sufrir Venezuela a finales de la década pasada. El abogado de Trump fue incluso el huésped del empresario en una histórica finca española que forma parte del parte de su patrimonio.

Justo cuando su fortuna crecía gracias a las desgracias que ocurrían en Venezuela, el empresario adquirió en 2012 una finca de 1.440 hectáreas en Santa Cruz del Retamar, en Toledo, a unos 50 kilómetros al suroeste de Madrid, que antiguamente albergó el castillo de Alamín. Un día después de su reunión con Yermak, Giuliani compartía en su cuenta de Twitter fotos del paisaje de Madrid señalando que estaba lleno de “bellos pueblos”, “adorables campos” y “gente maravillosa”.

 

Los negocios entre Giuliani y Betancourt tenían que ver con la defensa que debía preparar el empresario por una investigación del Departamento de Justicia. Resulta contraproducente esta reunión puesto que Giuliani es el abogado del presidente cuya Administración busca castigar fuertemente tanto al Gobierno chavista como a todos aquellos que llegaron a lucrarse de él.

Lejos de renunciar al caso, Giuliani se convirtió en uno de los abogados que defendían a Betancourt en Washington y se reunían con altos cargos del Departamento de Justicia para convencerlos de que el empresario no debía enfrentar cargos en el caso por saqueo y blanqueo de 1.200 millones de dólares. La trama, iniciada en Florida, no acusa directamente a Betancourt, pero si es señalado como conspirador.

Giuliani ha declarado en más de una ocasión que no se beneficia económicamente de ser el abogado del presidente, pero este tipo de casos hacen ver cómo sí se beneficia con clientes extranjeros interviniendo por ellos ante la Administración del presidente. @mundiario

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