El nacionalismo debería volver a la realidad y sopesar mejor pros y contras

Oriol Junqueras y Carles Puigdemont. / RRSS
Oriol Junqueras y Carles Puigdemont. / RR SS.

El sentimiento desarrollado durante décadas con falsas ilusiones convenció a muchos catalanes de que detrás de la secesión está el bienestar y la riqueza que España impide lograr robandoles.

El nacionalismo debería volver a la realidad y sopesar mejor pros y contras

Parece difícil creer que los razonamientos utilizados por los separatistas pudiesen llegar a convencer a tanta gente de que su futuro lo deciden ellos como si fuesen seres aislados diferentes a lo que son las provincias, los pueblos, una urbanización, o cualquiera de nosotros, y aunque Diógenes ya lo intentó en su día con un mengüado éxito, solo Montenegro logró su independencia vía referéndum como un caso singular y después de haber obtenido un gran respaldo internacional por haber sido independiente desde 1848 y luego federado en Yugoslavia hasta el referéndum que ganó con el 55% "de la población".

Parece difícil creer que los razonamientos utilizados por los separatistas pudiesen llegar a convencer a tanta gente de que su futuro

Si no creemos que el fin justifica los medios, como creen los integristas musulmanes que un paraiso de vírgenes justifica sus acciones, entonces más allá de deseos y ambiciones deberíamos preguntarnos si es posible la secesión, porque llorar, patalear o romper los platos con ira, ni siquiera la razón, implica que el objetivo sea alcanzable. Ese deseo de independencia con la ilusión de que se vivirá mejor o con más dignidad, es algo que anida en muchos lugares de este mundo donde unos luchan por derribar fronteras y otros por levantarlas. Ahí está Flandes, Córcega, la Bretaña, el Veneto, Baviera, y hasta Texas, que no quería admitir un Presidente negro, o, a nivel de zonas ricas que se sienten demasiado solidarios, La Moraleja de Madrid que pidió la secesión de Colmenar Viejo, o La Moraira de Alicante que la pidió de Teulada. Es una costumbre alimentada por el egoísmo que siempre estuvo presente en el mundo y que en España tuvo su apogeo durante la primera República cuando múltiples ciudades y pueblos declararon la independencia con Cartagena a la cabeza que además solicitó ser miembro de los Estados Unidos.

Hoy en día la rebeldía sin armas ha sido la novedad más reciente. Solo con armas informáticas y concentraciones minoritarias en las plazas de las capitales se consiguió cambiar los regímenes de Egipto, Túnez, o Libia, por ejemplo, pero nunca se logró en una sedición regional. Los países democraticos prohiben expresamente la secesión en sus constituciones como arma defensiva que les permita ser muy generosos en la descentralización, siendo España el país mas descentralizado del mundo al nivel de Alemania de la que por cierto copiamos su artículo 37 de la Constitución (nuestro 155). La norma generalizada, y también en España, es que los cambios de la Constitución o de los Estatutos de Autonomía, deben ser propuestos por una mayoría cualificada. Lo habitual es 2/3 de la Cámara, luego ser aprobado tambien por una mayoría cualificada del Parlamento del Estado o Nación, y aprobado en referéndum fijando un mínimo de participación y una victoria que en algunos países se exige holgada.

Ninguna de estas condiciones se dan en Cataluña aunque si se dieron en el caso de la reforma del Estatut cuando el Tribunal Constitucional rechazó algunos artículos.  En ese momento solo había dos alternativas, o se anulaban esos artículos (lo que se hizo) o se reformaba la Constitución, algo que no se planteó porque el PP que había presentado el recurso pasó a tener mayoría de bloqueo conseguida en las urnas. Dicen los independentistas que esa vía no existe pero es falso porque solo depende de conseguir esa mayoría. Lo acabamos de ver en la aprobación del articulo 155 de la Constitución por el Senado donde el PP tiene mayoría absoluta. Los que protestaron enérgicamente, con Podemos a la cabeza, saben que esa mayoría se la dieron los votos y que sus deseos serían cumplidos si esa mayoría la hubiesen conseguido ellos. Entonces solo tendrían que hacer lo que hicieron, votar no, solo que habrían ganado y el 155 no habria logrado la aprobación. Cosas de la democracia.

Todos tuvimos sueños imposibles desde niños pero en algún momento hay que despertar

Visto la leyes que los españoles nos otorgamos y el sentir mayoritario de la sociedad, los nacionalistas deberían reconsiderar su posición extrema y confabularse para conseguir cosas posibles,  ser pragmáticos. Ideas como la de arruinar Cataluña, o España para conseguir sus objetivos nunca tendrán un apoyo mayoritario y la opción de golpe de estado tampoco parece viable. Seria más realista, más pragmático, luchar por más o menos Autonomía, por una federación o confederación, por más o menos Fueros, o por un pacto fiscal, pero no por romper la nación en partes tomando la Jefatura de su Estado, creando un ejército, haciendo política exterior por su cuenta, o evitando la solidaridad porque eso no es posible en el mundo globalizado ni es la Unión Europea. Además ¿quién sabe quién es el Presidente de Alemania, que perjudica a Canadá, Australia o Nueva Zalanda tener por Reina a Isabel II, y quien no quiere poder llamar a la UME cuando tiene un incendio grave, o renuncia a la solidaridad nacional frente a un desastre natural?

Los nacionalistas, todos, deberían sumarse al debate abierto por el PP, el PSOE y Ciudadanos, y lograr un generoso consenso para otros 40 años. Es difícil pero mucho más realista que pedir derechos que la comunidad internacional, la ONU, la UE, o España no contemplan. Todos tuvimos sueños imposibles desde niños pero en algún momento hay que despertar. @mundiario

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