Un mundo convulso en el que se ha perdido terreno en muchos derechos

Manos simulando el Mundo./ Pexels.
Manos simulando el Mundo.

Cuando estamos a punto de abrazar un nuevo año, aferrémonos a la utopía y enterremos ese próximo pasado lleno de sombras, con la esperanza de que, si queremos, podemos cambiar el rumbo de los acontecimientos, aunque las circunstancias no sean las más favorables.

Un mundo convulso en el que se ha perdido terreno en muchos derechos

Con la facultad que me concede el ser director de las publicaciones del Foro de Estudios Políticos (FEP), porque así lo han querido unos amigos y amigas, no quiero que pasen estas fechas sin poner de manifiesto el noble deseo de felicidad para todos aquellos y aquellas, hombres y mujeres, que nos otorgan su amable atención, su amistad y su talento. Un deseo que ha de llegar allá a donde se le pongan fronteras al amplio cosmos de las redes sociales y, más acá, a las destacadas firmas colaboradoras de “Contraposición. República de las Ideas”  y de la revista “Criterios”, así como a los amables lectores y seguidores que nos otorgan su benevolencia.

Me tomo la licencia de representar en esta felicitación laica, desprovista de estereotipos, al Presidente y Consejo Directivo del FEP, recordando que nuestra actividad aspira a centrar el debate sobre los diversos temas que afectan a la sociedad desde la transversalidad, la tolerancia, la libertad de expresión y opinión, desvinculados de corrientes políticas o ideologías organizadas, pero abierto a todas en general, desde su vocación de librepensamiento. El único límite de expresión reside en el respeto a las personas y a la convivencia democrática.

Conscientes de que vivimos un mundo convulso en el que hemos perdido terreno en muchos derechos, en el que asoma la cabeza el peor rostro de un capitalismo salvaje en el que el dinero, conseguido de cualquier manera, incluso robando, es el valor principal y las personas el “quorum” de una sociedad sometida, habremos de reivindicar una tabla de valores o principios, que ya están inventados: moral, ética, humanismo… que nos permitan continuar en la lucha por una sociedad más justa, más libre, con una riqueza más equilibrada, que rompa con el abismo de las desigualdades sociales sobre el que caminamos.

Decía Víctor Hugo que la utopía es el porvenir que se esfuerza en nacer y la rutina, el pasado que se obstina en seguir viviendo. Pues bien, más que nunca, cuando estamos a punto de abrazar un nuevo año, aferrémonos a la utopía y enterremos ese próximo pasado lleno de sombras, con la esperanza de que, si queremos, podemos cambiar el rumbo de los acontecimientos, aunque las circunstancias no sean las más favorables.

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