Mujeres, poder y Covid

António Guterres, secretario general de la ONU. / RR SS
António Guterres, secretario general de la ONU. / RRSS
La igualdad de género y los derechos de las mujeres son esenciales para superar juntos esta pandemia, para recuperarnos más rápidamente y para construir un futuro mejor para todos.

Decía la jueza estadounidense Ruth Bader Ginsburg que "Las mujeres pertenecen a todos los lugares donde se toman decisiones. No debería ser que las mujeres sean la excepción", porque la presencia de las mujeres en todos los niveles, también en el poder, ayudará a derribar barreras. Podría decirse que hay muchas mujeres en puestos de poder, la Presidencia del Banco Central Europeo, la Dirección General del Fondo Monetario Internacional, la Secretaría del Tesoro de Estados Unidos, la Dirección General de la Organización Mundial del Comercio, sin olvidar la visibilidad de mujeres como la Canciller de Alemania, Angela Merkel. Alguien podría afirmar, con esos datos, que no hay desigualdad. Error.

Error, porque eso sería dejarse deslumbrar por un espejismo, por un truco de magia que saca a la luz el brillo del poder y el empoderamiento femenino. Pero sólo es eso un brillo con el que no debemos dejarnos deslumbrar. Porque del otro lado del espejo, está la oscuridad, el Informe de la ONU sobre las repercusiones de la Covid-19 en las mujeres y las niñas ofrece datos muy desalentadores y que exigen una rápida reacción. Porque los datos apuntan todos en la misma dirección. Según un reciente estudio de una conocida empresa de recursos humanos, la contratación de mujeres en el año 2020 cayó un 29%, y el volumen de contratos firmados por mujeres fue de media un 25,8% inferior que el de los hombres. 

Porque a medida que se han ido desplomando los mercados y cerrando las empresas, han ido desapareciendo millones de puestos de trabajo de mujeres. Y al tiempo que pierden sus empleos remunerados, el trabajo de cuidados no remunerado de las mujeres ha aumentado de forma exponencial debido al cierre de las escuelas y la mayor necesidad que tienen ahora las personas mayores. El teletrabajo ha supuesto también una piedra más en la mochila de la desigualdad, no porque el sistema lo provoque, sino porque los viejos roles sociales y la falta de corresponsabilidad conducen a ese resultado no deseado. Este conjunto está produciendo graves impactos en los derechos y oportunidades de las mujeres.

Por eso, la primera propuesta es precisamente, actuar con las mujeres como líderes, con igual representación y poder de decisión, en la línea de la reivindicación de la jueza Ginsburg. Pero también orientar las medidas para proteger y estimular la economía, que desde las transferencias de efectivo hasta los créditos y préstamos, deben estar orientadas en particular a las mujeres. Sin olvidar la falta de reconocimiento del trabajo de cuidados no remunerado, en lugar de valorarlo como una contribución vital a la economía y la necesidad de ampliar la red de protección social. También en este punto cobran especial importancia los Fondos Europeos Next Generation, señalando la necesidad de alcanzar la igualdad de género, uno de los cuatro pilares del plan “España Puede”.

Bienvenidas las mujeres a los puestos de poder, cuantas más mejor, porque podrán ayudar mejor a nivelar la balanza, a luchar contra las desigualdades. Pero no nos dejemos engañar, la igualdad no se trata de éso, al menos, no sólo de éso. La igualdad debe llegar desde la base de la sociedad a la parte alta de la pirámide, al poder, y la Covid está revertiendo muchas situaciones que creíamos superadas. Y se tardan años en recuperar los avances que se pierden, por éso  no podemos perder ni un minuto más, ni dar un paso atrás. Porque la igualdad de género y los derechos de las mujeres son esenciales para superar juntos esta pandemia, para recuperarnos más rápidamente y para construir un futuro mejor para todos. No lo digo yo, lo dice António Guterres, Secretario General de la ONU. Algo sabrá. @mundiario

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