La muerte digna da pie al desastre ideológico de la derecha española

Casado y Abascal./ Cadena SER
Pablo Casado y Santiago Abascal. / Cadena SER
Sorprende que el PP compita con Vox en un discurso estridente, propio del nacionalcatolicismo más anacrónico y alejado del pensamiento de muchos de sus electores. El debate sobre la eutanasia y su pésima perífrasis de la muerte digna ha sido bochornoso en las formas y en el fondo.
La muerte digna da pie al desastre ideológico de la derecha española

Es sabido que los partidos políticos modernos han abandonado gran parte de su ideología para transformarse en partidos catch-all party, capaces de atraer a electores con muy diferentes sensibilidades. Por ello es sorprendente que el PP compita con Vox en un discurso estridente, propio del nacionalcatolicismo más anacrónico y por completo alejado del pensamiento de muchos de sus electores. El debate sobre la eutanasia y su pésima perífrasis de la muerte digna ha sido bochornoso en las formas y en el fondo. Con argumentos propios del púlpito y no de la calle. Cuando en privado tanto médicos como dirigentes políticos del PP reconocen que es necesario legislar en ese sentido.

Cualquier persona adulta ha visto morir a personas próximas tras terribles agonías que el estado actual de la medicina permite paliar, abreviar o evitar, sin coacción ni pérdida de la libertad del enfermo y salvaguardando la objeción de conciencia de los profesionales. Oponerse con argumentos desaforados, como el presunto ahorro económico, sibilina alusión al exterminio eugenésico, demuestra no sólo ignorancia sino algo mucho peor, bajeza moral.

Políticamente sumarse argumentalmente a Vox es la peor estrategia para el PP y la mejor para el Gobierno que ya ha adelantado el próximo debate: la revisión de la Ley de Memoria Histórica para obligar a los populares a sumarse al partido que dirige Abascal, más antisistema que cualquier otro. Y después otro poco de Franco. Señuelos que el PP es incapaz de desdramatizar.

La pulsión reactiva de la política española ha destruido todos los puentes de diálogo, cavando un foso entre los bloques, un desastre que ya hemos sufrido en nuestra Historia. Pero así como en la gestión gubernamental la crítica incisiva es necesaria, y hemos visto un buen ejemplo ayer a cuenta de Venezuela, en los asuntos de conciencia es imprescindible el mayor respeto hacia las personas que, además son electores.  Por cierto, la portavoz popular Álvarez de Toledo,  con dialéctica impecable, corrección en las formas y argumentos bien construidos ha puesto en evidencia a sus compañeros de Grupo que compiten en tosquedad.

En el debate de la eutanasia ha faltado nivel por parte de las derechas. El PP ha dicho barbaridades innecesarias y no ha querido ofrecer argumentos racionales para oponerse, o para ponerse de perfil o para marcar distancias, que sería legítimo.

No es extraño que Feijóo prefiera ir sólo a las elecciones que mal acompañado por Ciudadanos, opuestos al Ave o a las autonomías, o por Vox, cuyos planteamientos buscan sumar descontentos de todo tipo al servicio de un proyecto totalitario. Claro que el PP gallego gobierna y pretende seguir haciéndolo, mientras que Casado y los suyos parecen haber perdido la brújula a pesar de los consejos de Aznar. Si éste recomendaba censurar a Vox sin pensar en el Gobierno y viceversa, Casado para atacar a Sánchez se entrega a Vox y deja en manos de los dirigentes populares de Madrid, poner límites a los ultras. De seguir así, su liderazgo será cuestionado pronto. @mundiario

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