Moderado o radical, el Islam es solo uno y su objetivo es imponer la Sharía en el mundo

Portada de Yo acuso.
Portada de Yo acuso.

De las más diversas maneras, los islamistas tratan de conseguir que Occidente se pliegue a sus usos y costumbres. Se trata de imponer en Occidente usos vigentes en los países que aplican la Sharía.

Moderado o radical, el Islam es solo uno y su objetivo es imponer la Sharía en el mundo

De las más diversas maneras, los islamistas tratan de conseguir que Occidente se pliegue a sus usos y costumbres. Se trata de imponer en Occidente usos vigentes en los países que aplican la Sharía.

El teólogo liberal Hans Küng en un libro clásico (El Islam, historia, presente y futuro. Editorial Trotta, Madrid, 2004, página 696), escribió hace años, con respecto a lo que venía ocurriendo en la laica y republicana Francia, donde los conflictos entre musulmanes y la sociedad civil republicana han ido en aumento hasta nuestros trágicos días

¿Hasta dónde se debe hacer concesiones a los distintos grupos de presión musulmanes? ¿Se puede consentir que las muchachas musulmanas no asistan, por pre­sión de los padres, a las clases de biología y educación física, ni tomen parte en las excursiones de su grupo escolar? ¿Que hagan descansos para orar en medio de los exámenes y que exijan menús especiales para la comida de mediodía en las cantinas de las escuelas? ¿Que los musul­manes se nieguen a ser visitados y tratados en los hospitales por personal del sexo opuesto? ¿Que reclamen un sector musulmán segregado (carré musulman) en los cementerios públicos o solares municipales para mez­quitas y quizá también para piscinas especiales? ¿y que, por último, no se respete el principio de la igualdad de derechos, violado con el envelamiento impuesto con frecuencia a las mujeres y niñas por sus padres y hermanos o con los matrimonios arre­glados por los progenitores?

Hans Küng añade incluso que “los pesimistas ya temen que, en el futuro, los tribunales europeos tendrán que mostrarse comprensivos con los “asesinatos por honor”, los “matrimonios obligados”,, la privación de libertad a mujeres y mucha­chas jóvenes y la mutilación genital, así como con quienes se tomen la justicia por su mano tras haber sufrido una «afrenta»: en todos estos casos, piensan que el contexto cultural tendrá que ser tenido en cuenta, al menos, como atenuante”.

Aquí en España

Hace unos años, se produjo un gran revuelo, cuando una opositora a una plaza de funcionaria de la Xunta de Galicia, que debería examinarse con varios cientos de aspirantes, invocó su condición de musulmana para exigir que se le cambiará la fecha da la prueba general, que coincidía en viernes por otro día no santo para el Islam. De este modo, se evitó los agobios de decenas de competidores compartiendo con ella el local de los exámenes, y pudo realizarlo tranquilamente en solitario.

En realidad, tenía derecho, según las concesiones –iguales para los judíos con respecto al sábado- contenidas en la Ley  26/1992, de 10 de noviembre, por la que se aprueba el Acuerdo de Cooperación del Estado con la Comisión Islámica de España, BOE 272, de 12 de noviembre de 1972, y que entró en vigor al día siguiente.

Doce el artículo 12 de esta Ley que los miembros de las Comunidades Islámicas pertenecientes a la Comisión Islámica de España que lo deseen, podrán solicitar la interrupción de su trabajo los viernes de cada semana, día de rezo colectivo obligatorio y solemne de los musulmanes, desde las trece treinta hasta las dieciséis treinta horas, así como la conclusión de la jornada laboral una hora antes de la puesta del sol, durante el mes de ayuno (Ramadán).

Los alumnos musulmanes que cursen estudios en centros de enseñanza públicos o privados concertados, estarán dispensados de la asistencia a clase y de la celebración de exámenes, en el día del viernes durante las horas a que se refiere el apartado anterior.my finalmente,  los exámenes, oposiciones o pruebas selectivas convocadas para el ingreso en las Administraciones Públicas, que hayan de celebrarse en los días anteriores, serán señalados, para los musulmanes que lo soliciten, en una fecha alternativa, cuando no haya causa motivada que lo impida.

¿Existe correspondencia parecida en los países musulmanes con respecto a los días santos de los cristianos”. La respuesta parece obvia.

Proverbial protección

Es fácilmente constatable que los musulmanes gozan en España de una especial protección por parte de algunas instituciones o poderes del Estado, dado lugar en ocasiones a situaciones sorprendentes. Recientemente, el Tribunal Supremo otorgó la nacionalidad española por residencia a un ciudadano marroquí al que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) acusó de pertenecer al movimiento religioso Tabligh Jammaat (Congragación para la Propagación del Islam). Pese a los argumentos del abogado del Estado, la Sala de lo Contencioso resolvió que este vecino de Sevilla, carnicero de profesión y con familia, “está perfectamente integrado en la sociedad española”, como exige la ley, y no hay ninguna prueba de que sea militante del movimiento fundamentalista tabligh.

El Ministerio de Justicia había denegado la nacionalidad a miembros del tabligh en Sevilla, Murcia y Huelva, siempre basado en los informes negativos del CNI sobre este movimiento. La Abogacía del Estado presentó evidencias según los cuales defienden la reislamización de la sociedad y cuyos miembros “tienen un trato correcto, pero el mínimo indispensable, con la sociedad del país occidental de acogida”. El carácter reservado de las pruebas esenciales requeriría que fuera autorizada su presentación por el Consejo de Ministros por ser materia clasificada. Pero no se presentaron, pese a que el CNI tenía claro que las actividades del mencionado sujeto no eran compatibles con su integración en la sociedad española.

¿Tolerancia con los intolerantes?

Por su crecimiento exponencial, en contra de la forma en que se retraen los nacimientos en las familias nativas de origen, todos los presagios apuntan a que puede ocurrir que la población musulmana sea mayoría en Europa en pocos años. La escasa integración de los musulmanes es citada en ocasiones como causa principal e insuperable de todas las colisiones. Fernando Reinares, catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos, cree que las sociedades europeas están inquietas por el acomodo del Islam a los valores y procedimientos democráticos en la medida en que los sectores salafistas van ganando terreno. "Esta inquietud genera en muchas ocasiones hostilidad al extranjero y en este caso islamofobia".

Las protestas contra la apertura de mezquitas en ciudades europeas se suceden cíclicamente. Sólo en España los vecinos han tomado la calle en contra de estos proyectos en repetidas ocasiones a lo largo de los últimos veinte años. La presión vecinal obligó al Ayuntamiento de Sevilla a modificar hasta en tres ocasiones la ubicación de una mezquita. Los vecinos resolvieron el asunto de modo expeditivo: enterraron cerdo en el terreno elegido. Al ser impuro, se acabó el problema. En España existen algo más de 900 mezquitas, la mayoría sin permisos ni control administrativo.

Conviene temer presenta la experiencia en otros países europeos, como Inglaterra, Francia o Alemania, denota que sectores de la población musulmana, ya nacidos y educados en estos países, no asumen los valore del patriotismo constitucional, sino que si patria verdadera sigue siendo por encima de todo, la Umma, la comunidad del Islámica.

La Umma o comunidad de creyentes del Islam comprende a todos aquellos que profesan la religión del Profeta Mahoma independientemente de su nacionalidad, origen, sexo o condición social. No hay vuelta atrás, la apostasía no se permite y se paga con la vida como remedio general. Dicho de otro modo, la Umma es como un círculo cerrado, dentro del cual solamente se instalan los musulmanes. Dar el Islam es la Casa de Dios. La Umma, la comunidad de los creyentes. Fuera, es decir, Dar el Hard, está la “”casa del pecado”, los infieles.

Esta es la doctrina: “Sólo los musulmanes forman una comunidad. No existe semejante cosa como la comunidad internacional. La ley internacional es una ilusión. Las constituciones no tienen ni justicia ni poder. El poder únicamente pertenece a Allah”. Los derechos humanos son un engaño. Es una obligación, con excusas condicionantes, luchar Yihad (guerra santa) bajo el mando de un jefe legítimo. A los otros se les hará la guerra hasta que acepten la unidad de Allah. Se previene a los musulmanes de tomar a judíos y cristianos como amigos, puesto que son enemigos”.  Se reemplazarán las vergonzosas formas de la ley romana, revisadas y corrompidas, primero por célibes sacerdotes cristianos con inclinaciones sádicas, después por modernistas judeo-laicos. El Islam vivo está en vía de destruir el esclavizante mito de la democracia.” (Addalqadir As-Sufi Al-Murabit en “´País islámico”)

Alí Kettani, rector de la Universidad Islámica Internacional Averroes de Córdoba, afirmó: “¿Qué es el pueblo andaluz? Para mí, el pueblo andaluz son todos los ciudadanos musulmanes del Estado español”.

La mujer que quiere modernizar el Islam

Pero no todos los musulmanes piensan lo mismo. Hay que referirse al caso de Ayaam Hirsi Alí, la activista musulmana en defensa de los derechos de la mujer, quien ha resumido su lucha en el libro "Yo acuso. Defensa de la emancipación de las mujeres musulmanas". El discurso de Ayaan es tan lúcido como contundente y tiene un objetivo claro: liberar a las mujeres musulmanas de la opresión a que las somete el Islam y su cultura. Y por lo tanto el Islam todo.

En "Yo acuso", Ayaan recopila sus valientes discursos y ensayos, en los que clama por una época ilustrada para el islam y porque Occidente contribuya a la generación del Voltaire del mundo musulmán. Por esa misma razón, se opone a toda política de integración de los inmigrantes basada en los principios del multiculturalismo, que a su juicio permite la permanencia de normas culturales y religiosas que frenan el proceso de emancipación de los musulmanes.

De ella, que incluso fue diputada en Holanda, se ha dicho: “Es consciente de que está amenazada de muerte. Lo sabe porque su nombre aparecía citado en la misiva que el asesino de Theo van Gogh dejó sobre el cuerpo inerte del cineasta. El motivo de la amenaza: su lucha en defensa de las mujeres islámicas y su afilada crítica al Islam”.

La odian porque saben que la liberación de la mujer sería la liberación del Islam.

Iniciativas inaceptables en Europa y promesas de Paraíso
De las más diversas maneras, los islamitas tratan de conseguir que   Occidente se pliegue a sus usos y costumbres, sacralizando y penalizando su propia religión, con medidas penales de protección contrarias a los valores occidentales y a la libertad de expresión. Uno de estos objetivos, planteado en diversos foros y planes en el conjunto de las leyes contra las blasfemias al Islam. Se trata de imponer en Occidente usos vigentes en los países de más rigurosa aplicación de la Sharía, para encarcelar a cualquier persona que, entre nosotros, en todo caso, no pasaría de ser un botarate. En este sentido, Pakistán aplica la pena de muerte si se ofende a Mahoma. Con este asunto, no se admiten bromas.
Y no conviene perder de vista que hay millones de personas en el mundo que creen que los terroristas musulmanes, abatidos en Francia están en el paraíso, entre ríos de leche y miel y variedad de huríes. Es el lugar reservado a los que mueren por el Islam. Explica Noelia   Silva Santa-Cruz que en la escatología musulmana “el Paraíso se concibe como la morada definitiva de las almas de los bienaventurados, un lugar de deleite y descanso eterno reservado para los justos en compensación de sus buenas acciones terrenales”. Creado a imagen y semejanza del paraíso primigenio habitado por Adán, se halla ubicado en el Cielo, en el lugar donde se encuentra Dios y su trono, y se interpreta inequívoca invariablemente como un jardín”.
Y María Teresa Pérez Higuera precisa que el Paraíso de Alá es  “compendio de todos los placeres a los que el hombre puede aspirar y máxima promesa de felicidad para el musulmán honorable y piadoso, se interpreta en el pensamiento islámico como un lugar idílico situado en el “Más allá”, y se representa tradicionalmente como un frondoso jardín recorrido por ríos y arroyos de aguas limpias, plagado de fuentes, en el que crecen flores aromáticas, así como toda clase de árboles que proporcionan prolongada y permanente sombra, rebosantes de deliciosos frutos de toda estación carentes de espinas, que se inclinan hasta el suelo y pueden ser siempre alcanzados sin dificultad, asegurando la subsistencia de sus moradores. Ofrece así una noción antitética del paisaje desértico predominante en la Península Arábiga, cuna de la civilización musulmana. Para los habitantes de este territorio, a menudo privados de alimento y agua, conviviendo con un clima de gran dureza, la descripción de estos goces ultraterrenos equivaldría al cumplimiento de sus sueños insatisfechos.
Y los musulmanes que hacen la guerra santa creen a pies puntillas que es el lugar que Alá les tiene reservado, lo que justifica su propia inmolación.
Por cierto, en el 2015 estamos en el 1436 de la Hegira. Falta mucho para la Ilustración.

 

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