Un modelo de cooperación interregional para mejorar el Estado de las Autonomías

Juan Vicente Herrera, Javier Fernández y Alberto Núñez Feijóo. / Mundiario
Juan Vicente Herrera, Javier Fernández y Alberto Núñez Feijóo. / Mundiario
Alberto Núñez Feijóo reinvindica la colaboración entre comunidades como una de las fortalezas del Estado de las Autonomías, cuya estructura no solo sigue siendo plenamente útil para la articulación territorial de España, sino que tiene aún muchas posibilidades que explorar.
Un modelo de cooperación interregional para mejorar el Estado de las Autonomías

Con la entrega de la medalla de oro de Galicia a los ex presidentes de Asturias, Javier Fernández, y de Castilla-León, Juan Vicente Herrera, la víspera del 25 de Julio, Alberto Núñez Feijóo reinvindica la colaboración entre comunidades como una de las fortalezas del Estado de las Autonomías, cuya estructura, a su entender, no solo sigue siendo plenamente útil para la articulación territorial de España, sino que tiene aún muchas posibilidades que explorar. Las tiene precisamente porque no fue concebido como un modelo cerrado. Por eso mismo, los que creen en él deberían esforzarse en mejorarlo para consolidarlo en la medida de lo posible. Y además sería bueno que lo defendieran frente a sus detractores, tantos los que se afanan en superarlo o desbordarlo sin esperar siquiera a agotarlo, como los que amagan con la recentralización.

Para Feijóo, que en esto conecta sin reservas con las teoría de Fraga sobre la "administración única" y sus propuestas de "impulso autonómico", la cooperación entre administraciones regionales en el marco constitucional y estatutario, lejos de suponer una amenaza para la unidad nacional, fortalece la cohesión, porque las autonomías son Estado. El presidente de la Xunta siempre animó a sus conselleiros a establecer acuerdos con otras comunidades en clave constructiva, no únicamente reivindicativa. Más que frentes comunes, Don Alberto prefiere compartir diagnóstico y propuestas de solución, esto es, políticas concretas, para encarar problemas que afectan a varios territorios, por ejemplo al noroeste peninsular.

Una de las cosas que Feijóo tiene en común con Javier Fernández y Juan Vicente Herrera es haber llegado a la presidencia de su comunidad tras desempeñar varios cargos intermedios, con un alto componente de gestión y una escasa carga política. Desde ese amplio conocimiento del entramado administrativo/burocrático y desde el pragmatismo que comparten, los tres han compartido en los últimos años iniciativas concretas para mejorar la vida de sus conciudadanos que, en unos casos más que en otros, en general han provocado recelos en La Moncloa y en los ministerios concernidos, fueran del signo político que fueran. Y es que en Madrid, entre los gobernantes de turno y los altos funcionarios de la administración general del Estado, sigue anidando una notoria desconfianza hacia las autonomías, como si temieran que su pleno desarrollo constituya una amenaza para la supervivencia de una idea compartida de España.

Es probable que esos recelos se fueran desvaneciendo, hasta casi desaparecer, si los partidos políticos apostasen como candidato a presidente del Gobierno por un político autonómico experimentado, dispuesto a perfeccionar el actual modelo territorial sin amenazar la estabilidad del sistema. Nunca hubo en La Moncloa nadie de ese perfil (Aznar presidió Castilla-León apenas dos años y sólo estaba de paso). Preferiblemente tendría que ser un autonomista convencido, aunque también podría valer un federalista clásico, de los que no pretenden romper España. Alberto Núñez Feijóo reúne todas esas cualidades. Así lo creen muchos barones de su partido e incluso destacados dirigentes de otras formaciones. Por ejemplo Juan Vicente Herrera y Javier Fernández. Pero ellos pintan poco o nada. Están de salida. @mundiario

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