México acogió a miles de republicanos españoles que en su día fueron refugiados

Lázaro Cárdenas, ex presidente de México.
Lázaro Cárdenas, ex presidente de México.

Cárdenas, en una Europa cicatera y sumisa ante la prepotencia nazi, abrió con toda generosidad los brazos de su república norteamericana al éxodo de los que lucharan por la democracia.

México acogió a miles de republicanos españoles que en su día fueron refugiados

Cárdenas, en una Europa cicatera y sumisa ante la prepotencia nazi, abrió con toda generosidad los brazos de su república norteamericana al éxodo de los que lucharan por la democracia.

Éxodo. Es  el titulo del poema de una maestra republicana, doña Ángela Figuera Aymerich. Una mujer con la entereza propia de las mujeres de la época, que cuando da luz a su hijo   en diciembre de 1936 en medio de los bombardeos que azotan Madrid, manifiesta imperturbable…”nace con salvas, como los reyes”… Su poema alude a los centenares de miles de españoles, mujeres, hombres, niñas, niños, ancianas, ancianos, que sin más patrimonio que la angustia y el sabor amargo de los ideales vencidos, se lanzaban a cruzar fronteras y mares en busca de cobijo y amparo.

Se van arrojados al vacío, victimas de la inquina y conspiración de terratenientes,  usureros y especuladores, caciques casposos de la monarquía caída, sacristías obscenas  y  militares de mil derrotas acumuladas desde Rocroi… Solo victoriosos sobre su propio pueblo….Gentes que humilladas y acosadas serpenteando caminos, dejando muchos bajo lapidas perdidas, sus huesos de heroica resistencia…

Persecución, odio, intolerancia exterminio… Éxodo… Exilio… Hoy, tal como ayer, se desangra por los caminos de Europa huyendo horrorizado del crimen y de la violencia…Huyendo del terror desatado por las mentes criminales que abrieron la Caja de Pandora armando el terrorismo islámico en Afganistán para yugular el avance del país hacia un principio de modernidad, por el grave pecado de contar en ello, con apoyo soviético…Las mismas manos criminales, alcahuetas de siniestros intereses de latifundistas del petróleo, buitres encorbatados, cuyas manos de cuidada manicura rezuman sangre y codicia paranoica. Razón única para desestabilizar toda una región con cinismo gansteril…Farsa hipócrita cuya indignidad se supera al hablar de armas de destrucción masiva o al verter lágrimas de cocodrilo cuando se destruyen yacimientos arqueológicos, borrando brutalmente las huellas tenues que nos unen a nuestro pasado mas lejano. Burla perversa, que impúdica habla de “Libertad duradera”, “Libertad para Irak” o el “Eje del Mal”… 

Viajan como lo hicieron nuestros compatriotas… Entre desprecios, abusos, rencor, insolidaridades, desconfianzas y mucho dolor…Vacíos de esperanza aunque persistan soñar futuros…Frente a ellos peor que las alambradas, las concertinas, los muros o los métodos represivos, se alzan las amnesias criminales de pasados próximos y las  almas encanalladas que se muestran ajenas al drama más severo que acosa a la Humanidad en general y a la Unión Europea en particular, en lo que va de siglo.

Una amnesia que adormece los sentimientos de Europa y que no nos es ajena… Cabe recordar el ostracismo en que se dejó por distintas administraciones españolas el recuerdo de personajes como el general don Lázaro Cárdenas, presidente que fue de la Republica mexicana, nunca honrado como merece. El presidente Cárdenas, en una Europa cicatera y sumisa ante la prepotencia nazi, abrió con toda generosidad los brazos de esa república norteamericana (definición geografía usurpada como sinónimo por EE UU) al éxodo de los que lucharan por la democracia y la libertad frente al ejercito alemán e italiano (nazis y fascistas) y los golpistas locales.

El éxodo, el exilio, la expulsión del hábitat natural, la condena al desarraigo, la exclusión de las raíces, el desamparo, el confinamiento en el olvido de la identidad, es uno de los más crueles trances a que puede someterse al ser humano. Perder la ciudadanía propia para convertirse en moradores incómodos en espacios ajenos. Y con ello también  asumir que la condición de exiliado genera en quien la padece cierta sensación de culpabilidad, por el hecho de estar vivo cuando otros están muertos.

Esa Europa presuntamente unida, que quiso ser de los pueblos y que terminó en manos de los traficantes, donde el humanismo cedió paso al mercantilismo y la especulación, olvida los sucesos que la conmovieron y desgarraron sus entrañas en las cinco primeras décadas del pasado siglo. Los que acuciaron recurrir a un modelo de entendimiento que hoy se está desvirtuando…Ignora un pasado que quedo atrás en un recodo de su historia, que aun esta a tiro de piedra. Y al hacerlo, la obligada sensibilidad y compromiso.

La Europa de los mercados es incapaz de modular respuestas. Ni desde la solidaridad, ni desde el sentido común. Ni tan siquiera desde el pragmatismo. Y mucho menos tiene arrestos para desenmascarar la patología delictiva que engendró los sucesos virulentos que hoy padecemos. Una Europa en estado catatónico que todo lo más, se observa con alarma el ombligo…Mientras, el Mare Nostrum se convierte en Mar de Muerte. Los sátrapas y reyezuelos se sienten seguros… Y casi toda África se debate entre  el saqueo sistemático y el genocidio…

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