Merkel, Macron y Rutte logran en el Consejo Europeo un acuerdo excelente para España

Líderes europeos en la cumbre de Bruselas. / Mundiario
Líderes europeos en la cumbre de Bruselas. / Mundiario
Las condiciones impuestas por la Unión Europea deben ser consideradas como estímulos para abordar reformas siempre aplazadas por la inestabilidad política que arrastra España desde 2015. Para el Gobierno de coalición, la condicionalidad evita disensiones internas.
Merkel, Macron y Rutte logran en el Consejo Europeo un acuerdo excelente para España

La intensa reunión del último Consejo Europeo ha alumbrado dos acuerdos muy relevantes, el marco financiero plurianual, o presupuesto comunitario, que supera el billón de euros y las ayudas extraordinarias para hacer frente a la crisis actual, por importe de tres cuartos de billón. Son cifras extraordinarias que hablan por sí mismas de la envergadura de los problemas y sobre todo de la voluntad compartida de evitar los errores cometidos frente a la crisis de 2008, que desencadenó una larga recesión.

Los acuerdos, plasmados en un denso documento de 68 páginas, incluyen muchas reglas y detalles técnicos que no es lugar de detallar. Entre otras, modificaciones de algunos programas de gasto y previsiones sobre nuevos ingresos que incidirán en las previsiones fiscales del Gobierno español.

Ha habido unanimidad, lo cual significa que todos ganan con el acuerdo. Unos, como Italia o España, porque recibirán cuantiosas ayudas, sujetas a condiciones, otros como Holanda o Suecia porque recibirán devoluciones importantes, los países de Visegrado, porque evitan condiciones políticas, Alemania porque reina en Europa como nunca. Merkel ha conseguido con el apoyo de Macron,  imponer el marco de ayudas, sin precedentes en la historia comunitaria. Al tiempo el grupo de los países llamados frugales, casi todos del área cultural y política alemana, ha logrado mecanismos de control para acelerar reformas estructurales en los países beneficiarios de ayudas, algo que no disgusta a la ortodoxia alemana.

Son magníficas noticias para España. Por la cuantía, equivalente al 11% del PIB, y por las condiciones. Éstas deben ser consideradas como estímulos para abordar reformas siempre aplazadas por la inestabilidad política que arrastramos desde 2015. Para el Gobierno de coalición, la condicionalidad evita disensiones internas. Por otra parte el propio ejemplo de la Comisión puede facilitar acuerdos políticos puntuales con la oposición que refuercen la ejemplaridad de las medidas.

Cuestión aparte es la implicación de las demás Administraciones y de los agentes sociales. La oportunidad es inmejorable para buscar grandes acuerdos y orillar o aplazar los motivos de disenso. No olvidemos que la única finalidad de las ayudas es paliar la enorme caída económica en la que ya estamos inmersos  y acelerar la recuperación. Nos esperan años difíciles pero tenemos ahora los instrumentos adecuados para lograr una posición más sólida que antes, reduciendo la desigualdad y avanzando hacia gobiernos virtuosos.

El Consejo Europeo ha contado con un Presidente de excepción, el belga Charles Michel, que ha mediado eficazmente entre los distintos intereses, mientras que la Presidenta de la Comisión ha quedado diluida. Por otra parte, la política europea se articula progresivamente entre grupos de países con objetivos comunes, un  desafío más para la política exterior. Cómo se ha visto en el Eurogrupo de Economía, no basta el apoyo de pocos y grandes, es necesario lograr un amplio respaldo.

En los próximos meses, España deberá presentar el Programa Nacional de Reformas que será evaluado por la Comisión Europea. Frente al actual, un documento burocrático de escaso interés, sería el momento de presentar un programa ambicioso y con amplio respaldo social y político, en la estela de los acuerdos del Consejo Europeo. Evitando que, como ya ha ocurrido, seamos incapaces por desidia o inercia, de gastar correctamente los fondos comunitarios. @mundiario

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