Los medios de comunicación (y las encuestas) ganan las elecciones en España
A nivel político todos los partidos han ganado y perdido algo, pero no cabe duda de que los estados de opinión previos se han mimetizado con los resultados finales.
Los resultados de las elecciones generales del #20D en España tendrán muchas y diversas interpretaciones en función a quién se pregunte, pero seguramente el veredicto más aproximado a la realidad es que todos los grandes partidos en liza han ganado algo: el PP sigue siendo el más votado pese a perder 64 escaños; el PSOE mantiene el tipo aunque se sitúe en mínimos históricos; Podemos se convierte en la tercera fuerza política con una irrupción muy importante y Ciudadanos también se hace un hueco considerable a pesar de aspirar a más.
Sin entrar en las disquisiciones políticas lo cierto es que la hemeroteca es una referencia clave para que los candidatos no entren en contradicciones con lo dicho en campaña. Por tanto, los medios de comunicación han jugado un papel fundamental en estos comicios. Y no solo como voz de la memoria, sino como catalizador de la intención de voto de millones de personas.
Si nos fijamos en la media de las encuestas publicadas durante la campaña, los resultados han sido bastante similares. En esa media el PP solía acaparar en torno al 28% de los votos (ha conseguido 28,7%); el PSOE obtenía el 21% (ha alcanzado el 22%); Podemos el 20% (logra el 20,6%) y CIudadanos el 15% (contará con casi el 14%). Por tanto, esa mimetización entre las encuestas y los estados de opinión ha sido casi exacta respecto a los votos finales, salvo las variaciones de las dos fuerzas emergentes, Podemos y Ciudadanos, que en las últimas semanas se han intercambiado los papeles.
El "Eurovisión electoral"
Aunque no hay una forma matemática de asegurar que las encuestas y la influencia de los medios de comunicación a la hora de decidir el voto sean decisivas, no cabe duda de que han tenido mucho que ver, seguramente más que en ninguna otra cita electoral previa. Es como si se tratara de una especie de concurso de televisivo, de un "Eurovisión electoral", en el que los ciudadanos, los votantes, se sienten partícipes de una competición en la que su opinión y su acción cuentan.
Ante todo, los medios de comunicación siempre han tenido influencia en el voto porque sus informaciones ayudan a movilizar al electorado en un sentido u otro, pero ahora esa movilización es más inmediata, se mueve con más agilidad, en cuestión de horas y a partir de debates televisivos o declaraciones agraciadas o inoportunas.
Esta nueva realidad tiene su lado positivo y su lado oscuro, como si se tratara de una película de Star Wars. Pero no cabe duda de que se sacará provecho de esta situación, como siempre se hace de todos los avances sociales y tecnológicos.
