Más allá de la política, Costa Rica tiene importantes problemas económicos

Vistas de San José, capital de Costa Rica.
San José, capital de Costa Rica.

El oficialista Johnny Araya desiste a la candidatura presidencial de Costa Rica. El candidato opositor, el profesor Luis Guillermo Solís, es un historiador y politólogo de 55 años.

Más allá de la política, Costa Rica tiene importantes problemas económicos

El oficialista Johnny Araya desiste a la candidatura presidencial de Costa Rica. El candidato opositor, el profesor Luis Guillermo Solís, es un historiador y politólogo de 55 años.

Más allá de los avatares electorales del momento, el país tiene indicadores económicos y sociales que debe proteger de cualquier ocurrencia o de aventuras económicas sin un sustento claro. El desastre económico del gobierno de Rodrigo Carazo, al principio de la década de los años ochentas, aún hoy nos golpea en indicadores sociales. Aquellos  que se quedaron fuera de las oportunidades de estudio, por la incapacidad para atender a tiempo y con responsabilidad la frágil ecuación fiscal y el excesivo endeudamiento público de aquel momento, sufrieron las consecuencias humanas de menospreciar por parte de los gobernantes la evaluación del riesgo país y la situación internacional, que era negativa en aquellos momentos.

No me parece responsable con Costa Rica la posición de los asesores económicos del  PAC de venir a plantear que el país puede soportar en su economía y sobre todo, en su Estado; el continuar jineteando la situación fiscal y monetaria sin mayores ajustes tributarios hasta el tercer año de gobierno. La conducción de la economía debe ejercerse con mucha responsabilidad y las decisiones tomadas hoy, afectan de manera muy significativa la trayectoria futura de la sociedad. Si esperamos mantener la estabilidad económica, fortalecer las bases del crecimiento económico y aminorar las tendencias de por sí ya complejas a la concentración de la riqueza; debemos actuar con decisión y claridad, pero sobre todo, en forma responsable. Los países y los tiempos no pueden esperar a que lleguen los momentos políticos adecuados, no se trata de asumir o no las consecuencias políticas, de por sí siempre difíciles de enfrentar en cualquier momento.

El Estado y el país requieren de una muy fuerte disciplina en el gasto público, de afrontar con seriedad una nueva ley de empleo público, de caminar hacía instituciones que respondan por y con resultados a sus presupuestos. Una reforma tributaria que mejore la relación crecimiento económico y recaudación fiscal, poniendo límite a la evasión y elusión fiscal, con una clara mejora en el impuesto sobre las ventas que deberá ser en adelante un IVA. Debemos avanzar hacía una economía dónde quién reciba exoneraciones responda con resultados claros en materia de crecimiento, desarrollo regional, innovación y empleo. Para crecer se requiere reducir el costo de producir y ahondar en el cobro de impuestos sobre la riqueza y el consumo suntuario, para financiar el Estado social al que aspiramos.

El país no puede andar con ambivalencias y con medias tintas, sobre temas como el crecimiento económico, la solución al tema fiscal y por supuesto, la necesidad de fortalecer el Estado en su función social estratégica, crear más y mejores oportunidades de educación, salud, vivienda, empleo y cultura para la sociedad. Ciertamente, la economía no es un asunto de pose electoral, la economía no es juego.

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