Mariano Rajoy y Felipe VI, cada vez más lejos del nivel de Felipe González y Juan Carlos I

El rey Felipe VI junto a Rajoy y Puigdemont. / El Mundo
El rey Felipe VI junto a Rajoy y Puigdemont. / El Mundo

Si la España de hoy, bajo el paraguas de Mariano Rajoy y Felipe VI, tiene otros protagonistas efectivos –Carles Puigdemont, el juez Llarena, la presidenta Cifuentes, la reina Letizia...– es porque el espacio vacío tiende a ser ocupado, una ley física de obligado cumplimiento.

Mariano Rajoy y Felipe VI, cada vez más lejos del nivel de Felipe González y Juan Carlos I

Cuando se abra el foco de la historia sobre lo que caracteriza la España de este tiempo –corrupción, secesionismo, desigualdad, paro...– habrá dos nombres con protagonismo asegurado: Mariano Rajoy y Felipe VI, lo cual puede ser lógico tratándose del jefe del Gobierno y del jefe del Estado. Sin embargo, el protagonismo efectivo no estará en ellos mismos sino en otras personas que les rodean, tal vez debido a su inacción o a su peculiar manera de actuar. Nada que ver con anteriores mandatos, donde el tándem Felipe González y Juan Carlos I –pareja a su vez de José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero– también admite críticas, del mismo modo que elogios, pero siempre bajo la convicción de que, con sus aciertos y sus errores, no hicieron dejación de funciones. Aquella España se democratizó, se modernizó, se federalizó, entró en Europa y se homologó con los países desarrollados en muchas facetas –la prensa, por ejemplo–, sin que nadie se quisiera ir de ella; al contrario, fueron muchos –millones– los que llegaron.

Si la España de hoy, bajo el paraguas de Rajoy y Felipe VI, tiene otros protagonistas efectivos –Puigdemont, Llarena, Cifuentes, Letizia...– es porque el espacio vacío tiende a ser ocupado, una ley física de obligado cumplimiento.

La estrategia de Rajoy basada en apartar de la política catalana a los líderes independentistas, con la ayuda de los jueces, está tocada

La estrategia de Rajoy basada en apartar de la política catalana a los líderes independentistas, con la ayuda de los jueces, está tocada. El afán de Rajoy de maquillar la corrupción del PP con símbolos como Cifuentes, de escasa consistencia, se le vuelve en contra. El papel frío y tecnocrático de Felipe VI no resulta próximo ni da buenos resultados y con su acompañante real le pasa un poco como a Rajoy con sus adláteres en la política.

Los problemas de España están en sus manos, sobre el papel, pero en el fondo los tienen delegados a otras personas que, sean o no competentes, jamás podrán ser lo que no son, entre otras cosas porque para ser presidente del Gobierno hay que ser elegido y para ser jefe del Estado en España hay que nacer en determinada familia.

Mariano Rajoy y Felipe VI tienen cada vez menos tiempo para recomponer su figura, si quieren pasar a la historia al menos como lo han hecho Felipe González y Juan Carlos I, con sombras, pero también con luces. Dice José María Aznar que a España le falta liderazgo y tiene razón; tal vez no un liderazgo como el suyo, pero si un liderazgo inteligente capaz de recuperar la normalidad democrática y de que haya una mínima igualdad. Un país suele precisar 20 ó 25 años para culminar un proceso de transformación y modernización –lo hemos visto en España pero también en Corea del Sur, Finlandia o Costa Rica– pero se puede ir a pique en mucho menos tiempo, como sucedió en Venezuela. Por fortuna, España no es Venezuela, entre otras razones por estar en Europa –léase también en la UE y en la OTAN–, pero precisamente por eso no debería seguir haciendo política con mayúsculas de espaldas a la Vieja Europa.

Seguro que en la prensa más influyente de Europa y EE UU se cometen errores de apreciación sobre España, seguro que los jueces de Alemania, Bélgica y Escocia se equivocan al abordar casos de ciudadanos catalanes –por tanto españoles–, seguro que en esos y en otros países europeos hay políticos de extrema derecha, conservadores, liberales, centristas, socialdemócratas y de extrema izquierda que se equivocan al hablar de Cataluña –por tanto de España–, pero seguro que no pueden estar todos equivocados y solo una parte de los españoles en lo cierto. ¿No convendrá darle un poco más a la cabeza y un poco menos al corazón? @J_L_Gomez

Jordi Évole y Felipe González. / La SextaJordi Évole y Felipe González. / La Sexta
Hacer política, la alternativa de Felipe González 
El expresidente del Gobierno Felipe González se mostró de acuerdo con el independentista Oriol Junqueras en buscar una salida dialogada al procés y desde un programa de La Sexta, le pidió ayuda para formar el Govern "cuanto antes" de acuerdo con el Estatut y la Constitución española. "Estoy totalmente de acuerdo y dispuesto a hablar con él. Pero quiero recordarle que un principio básico de la democracia es el respeto a las reglas del juego, no ir contra ellas. Me gustaría poderlo convencer de que tiene la responsabilidad de que haya gobierno efectivo en Catalunya de acuerdo con el Estatut y la Constitución ya", dijo el exmandatario socialista.
Partidario de que los políticos independentistas en prisión provisional "estén en la calle hasta que sean condenados a una sentencia firme", Felipe González precisó que "Junqueras no es un preso político" y que "parece que algunos de sus compañeros de Govern lo prefieren tener en la cárcel al alimentar los argumentos por los que sigue ahí, como el peligro de reiteración delictiva", subrayó. En el programa Salvados, Felipe González también sostuvo que el Gobierno de Rajoy "no ha hecho la política que había que haber hecho para no llegar a este punto". A su juicio, "hubiera sido infinitamente menos costoso para todos que se hubiera aplicado el 155 cuando, después de un intento de diálogo que falló, Artur Mas convocó la consulta del 9-N". @mundiario

 

Comentarios