El margen real de negociación de los Presupuestos del Estado es menor

Nadia Calviño, Angela Merkel, Christine Lagarde y Ursula von der Leyen. / Mundiario
Nadia Calviño, Angela Merkel, Christine Lagarde y Ursula von der Leyen. / Mundiario
En las actuales condiciones el debate sobre el Presupuesto es en realidad el debate sobre la estabilidad del Gobierno. El Ejecutivo necesita el apoyo de los socios de la investidura.
El margen real de negociación de los Presupuestos del Estado es menor

No es probable que escuchemos un debate en profundidad sobre los fondos europeos por más relevantes que sean para la economía española. En su lugar, inútiles especulaciones sobre el órgano gestor o el directivo al mando, uno y otro parte del Ejecutivo.

Tampoco estamos escuchando ninguna propuesta ni cifra sobre los Presupuestos. Sólo la reiteración de su necesidad, una obviedad. En realidad el 80% del gasto presupuestario está comprometido al margen de la opinión del Gobierno o de las Cortes, pues se corresponde con gastos de personal, de funcionamiento de la Administración, de transferencias recurrentes, como las que financian a comunidades autónomas y a municipios así como con el servicio de la deuda. El margen real de negociación es pues menor y se reduce fundamentalmente a las inversiones territorializadas, un mercadeo de votos por definición, y a determinados programas de gasto.

En las actuales condiciones el debate sobre el Presupuesto es en realidad el debate sobre la estabilidad del Gobierno. El Ejecutivo necesita el apoyo de los socios de la investidura. Si la proximidad de las elecciones catalanas dificulta el apoyo de los partidos que allí gobiernan, se pactaría con Ciudadanos, probablemente a cambio de la Presidencia de la Comunidad de Madrid, cambalache en el cual nada gana el PSOE. Y aún sería posible sumar a Bildu, para lo cual se prodigan gestos, especialmente en la política penitenciaria.

En paralelo es necesario demonizar al PP, incrementando la polarización. Aunque se insista en lo contrario, nadie quiere un pacto presupuestario con la oposición. La fortísima campaña contra la Presidenta de Madrid va a reforzarse con las nuevas indagaciones policiales sobre la financiación del PP, asunto que deparará un circo parlamentario y un incierto recorrido procesal. El Gobierno y sus socios tratarán de hacerlo durar toda la legislatura. El PP tendrá dificultades para establecer una línea política que no tenga costes. Puede optar por lo que suele llamarse embarrar el campo, difundiendo otros escándalos de sus rivales, puede erigirse en paladín de reformas contra la corrupción, algo poco creíble, o puede intentar poner el foco en la situación económica. 

La corrupción policial que no cesa

No es creíble que un comisario policial distraiga a 70 investigadores para una operación política, como era la vigilancia de Luis Bárcenas, sin la complicidad o aquiescencia de sus superiores. En ese caso el Subsecretario estaba al mando y parece ser que el propio Ministro de Interior era conocedor. Ahora bien el mismo comisario participó en otras operaciones que involucrarnos al Jefe del Estado, a Iberdrola, BBVA, etc. Con la participación de otros mandos policiales y recursos del Estado.

Pablo Iglesias habló en su día de las cloacas del Estado y por ello puso cuidado en entrar en el CNI. Pero nada más hizo. No se han impulsado reformas que hagan imposible la repetición de esos hechos, mediante el establecimiento de controles sobre medios técnicos y humanos, incluidos los fondos reservados. Si esa situación dura tanto como la democracia, sólo cabe deducir que los distintos gobiernos la consideran útil. @mundiario

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