Un mandato complicado espera a Michelle Bachelet tras las elecciones de este domingo

La expresidenta Michelle Bachelet / Alex Proimos via Compfight
La expresidenta y de nuevo candidata Michelle Bachelet / Alex Proimos via Compfight

A pesar de que todas las encuestas le daban como clara favorita, la pediatra chilena obtuvo un 47% de los votos, un resultado insuficiente para ser elegida en la primera vuelta.

Un mandato complicado espera a Michelle Bachelet tras las elecciones de este domingo

Este domingo las dos mujeres que se disputan la presidencia de Chile volverán a someterse a la voluntad de sus compatriotas. En la primera vuelta Michelle Bachelet no logró la suficiente mayoría para proclamarse presidenta de la república. A pesar de que todas las encuestas le daban como clara favorita, la pediatra chilena obtuvo un 47% de los votos, un resultado insuficiente para ser elegida.

Su oponente, Evelyn Matthei quedó muy lejos con un 25% de los sufragios, confirmando todos los pesimistas pronósticos de las encuestas. Ahora, a tan sólo unas horas de conocer el resultado definitivo, las encuestas vaticinan que Bachelet podría obtener más del 62% de los votos.

Las dos candidatas, además de ser mujeres, tienen mucho más en común. Son prácticamente de la misma generación, Michelle es tan sólo dos años mayor que Matthei . Ambas son hijas de altos  cargos militares del ejército chileno: el padre de Michelle, Alberto Bachelet, era general de las Fuerzas Áereas de Chile y cuando el General Pinochet se levantó en armas contra el presidente Salvador Allende, se negó a seguir el movimiento golpista. Este gesto le valió la cárcel, la tortura y finalmente la muerte.

 El padre de Evelyn Matthei, Fernando Matthei, aún vive y también fue protagonista de esos años oscuros de la dictadura. No estaba en Chile cuando se produjo el golpe de  estado, pero a su regreso dio su apoyo a Pinochet y asumió máximas responsabilidades en la Junta Militar. Es más,  la academia militar donde el general Bachelet murió a causa de las torturas estaba bajo su mando. Ambos generales se conocían de jóvenes, eran amigos y sus hijas también lo fueron en su infancia. La relación entre las dos familias era tan fluida y cercana que en el entorno de la candidata Bachelet se cuenta que ella llamaba cariñosamente “tío Fernando” al general Matthei.

Pero el golpe militar les separó por completo. Como en muchas familias chilenas, la dictadura levantó muros que a partir del 11 de septiembre de 1973  fueron insalvables. Sus vidas se separaron marcadas por la dictadura y cada una eligió posiciones políticas claramente enfrentadas.

Los caprichos de la historia, aunque también unas misteriosas renuncias de otros candidatos de los conservadores, han hecho que estas dos mujeres amigas de infancia se enfrenten hoy, 40 años después del golpe, por el máximo cargo de la república latinoamericana.

Todo apunta a una amplia mayoría para la socialista Michelle Bachelet pero eso no quiere decir que lo que le espera sea un camino de rosas. Su apoyo es el de una coalición de partidos -Nueva Mayoría- conformada por las cuatro formaciones de la Concertación de Partidos por la Democracia (Partido Socialista, Partido Demócrata Cristiano, Partido por la Democracia y Partido Radical Socialdemócrata), además del Partido Comunista, Izquierda Ciudadana, Movimiento Amplio Social (MAS) e independientes de centro-izquierda. Esta amplia coalición obligará a la socialista a manejarse con una gran dosis de negociación política porque, una vez en el gobierno, las exigencias de sus aliados no se harán esperar, en especial las de los nuevos llegados a la alianza, el Partido Comunista.

Bachelet deberá enfrentarse a ciertas demandas sociales que ya en su primer mandato desgastaron su popularidad,  como las que movilizaron a miles de estudiantes que reclamaban una reforma a fondo  en materia de educación. Pero también le esperan importantes  presiones para llevar a cabo cambios estructurales en el sistema electoral y los impuestos.

La pediatra chilena, que hasta hace menos de un año fuera la directora de ONU Mujeres, tiene ante el sí el histórico reto de reformar la Constitución heredada del dictador augusto Pinochet y calmar las exigencias populares de dar entrada a partidos minoritarios, abordar una reforma impositiva que incremente la presión sobre las empresas, mejorar las jubilaciones o esa imperiosa reforma educativa que moviliza en la calles a miles de estudiantes.

Para poder llevar a cabo estos cambios deberá hacer encaje de bolillos en el Congreso, ya que el ex dictador Pinochet dejó sujetas algunas de estas posibles reformas  a  mayorías especiales de dos tercios.

Su rival, Evelyn Matthei se opone a prácticamente todas las reformas. Incluidas, por supuesto,  las más polémicas como el aborto o el reconocimiento del matrimonio homosexual.

Pero en lo inmediato ambas mujeres se enfrentan a un enemigo común: la abstención. Estas son las primeras elecciones sin obligación de voto para los chilenos y la desafección y falta de interés quedó ya  de manifiesto en la primera vuelta del pasado mes de noviembre, donde el 50% de los chilenos llamados a votar no acudieron a las urnas. La sombra de la indiferencia  es ahora mayor si cabe. Por ello en sus últimos mítines las dos candidatas intentaban movilizar a los suyos. El hecho de que todas las encuestas den como clara ganadora a Bachelet y que la propia Matthei reconozca que su victoria  sería un “milagro”, reforzará la tendencia de los chilenos a quedarse en casa este domingo.

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