Maduro busca a la desesperada una forma para legitimar su Constituyente

Henrique Capriles. / twitter.com
Henrique Capriles. / twitter.com

El presidente emite un decreto para forzar a los gobernadores opositores a juramentar su cargo ante la asamblea chavista, rechazada por prácticamente todo el mundo.

Maduro busca a la desesperada una forma para legitimar su Constituyente

Consciente del rechazo generalizado a nivel mundial, Nicolás Maduro pretende utilizar a la oposición para darle un poco de legitimidad a su último disparate. El presidente ha emitido un decreto en el que advierte que si los gobernadores elegidos en las elecciones regionales del pasado domingo no juramentan su cargo ante su Asamblea Nacional Constituyente (ANC), su disparate en cuestión, no podrán tomar posesión de sus respectivos cargos.

“Los Consejos Legislativos no podrán juramentar a aquellas gobernadoras proclamadas y gobernadores proclamados que no hayan prestado juramento previo ante esta Asamblea Nacional Constituyente”, reza el decreto 41.259 publicado por la Gaceta Oficial, encargado de difundir leyes y actos oficiales del Estado.

Esto es un aviso para los cinco candidatos opositores que fueron anunciados como ganadores por el Consejo Nacional Electoral (CNE). Los nombres de los nuevos gobernadores en cuestión son Laidy Gómez, Antonio Barreto Sira, Ramón Guevara, Alfredo Díaz y Juan Pablo Guanipa, por los estados de Táchira, Anzoátegui, Mérida, Nueva Esparta y Zulia, respectivamente. El quinteto se negó a participar en el acto en que los otros 18 ganadores, todos chavistas, fueron juramentados por la ANC, de la cual Maduro está consciente que debe hacer algo para salvar su imagen.

“Quien no se juramente ante la Constituyente no podrá ejercer su cargo”, expresó el mismo presidente durante el acto de posesión de Héctor Rodríguez, nuevo gobernador de Miranda. Rodríguez se hará cargo de uno de los lugares más deseados por el chavismo, pues hasta ahora había estado en manos de su anatema Henrique Capriles Radonski, uno de los totems de la oposición y doble rival electoral del oficialismo.

Y el chavismo ha dejado claro que no está para juegos. El jueves mismo las autoridades del Estado de Táchira preparaban la tomá de posesión y juramentación de Laidy Gómez. En esas, los diputados chavistas montaron un espectáculo, tal y como tanto les gusta, para bloquear el evento bajo el argumento de que Gómez no había juramentado su cargo ante la Constituyente. Los legisladores oficialistas le dieron un plazo de cinco días (hasta el martes 24) para presentarse ante el órgano que hace las veces de Organismo Legislativo. Si Gómez se niega a hacerlo, los diputados declararán "falta absoluta" de la gobernadora, después de lo cual nombrarán a un jefe interino para el Estado y llamarán a nuevas elecciones en un plazo de un mes.

Situación similar es la que podría vivirse en el Estado de Zulia, uno de los más ricos por sus actividades petroleras, industriales y agropecuarias. Zulia se encuentra justo en el borde con Colombia y la gobernación fue ganada por Juan Pablo Guanipa, quien se niega a reconocer la Constituyente pese a que eso le podría costar su puesto antes de tomarlo oficialmente siquiera.

El chavismo trabaja así para no perder por ninguno de los dos bandos. Si la oposición accede a que sus gobernadores juren ante la Constituyente, estarían dando legitimidad y veracidad a un proyecto que reconocen apenas un par de países latinoamericanos, y el impresentable exfutbolista Diego Maradona. Si la oposición se niega a presentarse ante esta asamblea, los chavistas tendrán mecanismos legales para despojar de sus cargos, o incluso impedirles ejercerlos, y tendrán la vía libre para llamar elecciones nuevamente, en las que podrían hacerse con el control de estas gobernaciones.

Y la oposición no está en posición de permitirse este tipo de exabruptos. Dividida en su seno, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD, principal coalisión opositora), ya se había enfrentado entre sí por el dilema de participar o no en las elecciones regionales, y el chavismo está dispuesto a sacar jugo de esas grietas cada vez más obvias.

Cuatro de los cinco gobernadores opositores que salieron vencedores el domingo pertenecen al partido Acción Democrática (AD), una agrupación con inclinación socialdemócrata que tuvo el control total de la política venezolana durante cuatro décadas hasta la llegada del chavismo. La dirigencia medita si su orgullo es lo suficientemente importante como para tirar al fondo del mar semejante recompensa. Su presidente, Antonio Ecarri Bolívar, explicó recientemente que no veía con tan malos ojos una presentación ante la Constituyente.

El miércoles, no obstante, el presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, del partido Primero Justicia (PJ), señaló en una conferencia de prensa que "los gobernadores son de la unidad, no son organismos autónomos, que nadie cometa el error de ir contra la voluntad del pueblo y de una posición política”.

Henrique Capriles, entretanto, aseguró el jueves, tras un largo tiempo sin presentarse públicamente, que "el que vaya y se subordine estará traicionando la confianza que le dio el pueblo en cada estado". "¿Cómo dicen ahora que juramentarse ante la Constituyente fraudulenta es una decisión personal?", atacó. "Hay que ser coherente".

En Estados Unidos tampoco ha hecho ninguna gracia la movida chavista, dispuesta para arrinconar a sus rivales hasta asfixiarlos. "Esta maniobra, que llega después de las fraudulentas elecciones del 15 de octubre, es otro ejemplo del autoritarismo del régimen de Maduro, y de su desdén por la voluntad del pueblo venezolano", explicó Heather Nauert, portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos.

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