Macron marca la agenda con sus propuestas para un renacimiento del proyecto europeo

Emmanuel Macron, presidente de Francia, en su discurso desde la Universidad de la Sorbona, París. Sputnik Mundo
Emmanuel Macron, presidente de Francia, en un discurso en la Universidad de la Sorbona, París. / Sputnik Mundo

Para el presidente francés, las elecciones europeas del 26 de mayo “serán las más decisivas para el futuro de nuestro continente", ya que "nunca antes, desde la Segunda Guerra Mundial, Europa ha sido tan necesaria. Y, sin embargo, nunca ha estado tan en peligro”. El autor comparte este análisis.

Macron marca la agenda con sus propuestas para un renacimiento del proyecto europeo

La carta que dirigió Macron a los “Ciudadanos de Europa” el 5 de marzo ha significado el pistoletazo de salida para las elecciones europeos del 26 de mayo, en un momento crucial para Europa. En ella, el presidente francés afirma que el Brexit es el mejor ejemplo de la crisis actual, en la cual partidos nacionalistas de izquierda y derecha que la quieren destruir explotan la inseguridad de los ciudadanos sobre su futuro, con la ayuda de noticias y promesas falsas. Mientras que los partidos políticos “clásicos” han fracasado en el intento de articular un relato convincente de por qué Europa es más importante que nunca.

Macron recuerda que “Europa es un éxito histórico: la reconciliación de un continente devastado, plasmado en un proyecto inédito de paz, prosperidad y libertad”. Y hace 3 preguntas claves:

1. ¿Qué país puede actuar solo ante las estrategias agresivas de las grandes potencias? Coincido plenamente con Macron en que únicamente una Europa unida podrá jugar un papel importante en las instituciones de gobernanza mundial. La auditora PWC predijo que en 2050 ni Alemania pertenecerá al G-8, porque la habrán superado 8 países en PIB. Pero que la eurozona se mantendrá como cuarta potencia mundial, después de China, Estados Unidos e India. Además, ejemplos recientes demuestran que será más necesario que nunca proteger nuestra democracia contra potencias extranjeras que intentan influir en las elecciones: por eso, el presidente francés propone crear una Agencia de Protección de las Democracias, para proteger procesos electorales de ciberataques y manipulaciones, imposibilitar la financiación de partidos políticos europeos por parte de potencias extranjeras y desterrar de Internet el discurso del odio y la violencia.

2. ¿Quién puede pretender ser soberano, solo, frente a los gigantes digitales? Yo añadiría alguna que otra pregunta más: ¿Cómo nos afectarán estos gigantes a cada uno de nosotros, los ciudadanos? ¿Perderemos siempre más grados de intimidad y autonomía, en aras de una supuesta mayor riqueza? ¿Seremos todavía más transparentes y manipulables, habitantes de “casas de cristal” y esclavos de los Grandes Hermanos de este mundo? ¿Cuáles serán las consecuencias de esta revolución para el empleo? ¿Y para el Estado de bienestar, teniendo en cuenta que la Unión Europea (UE) gasta aproximadamente el 50% de todo el coste social mundial? ¿Seremos capaces de encontrar una solución para la financiación de nuestras pensiones futuras? En concreto, Macron propone no solo “regular a los gigantes del sector digital, creando una supervisión europea de grandes plataformas, sino también financiar la innovación asignando al nuevo Consejo Europeo de Innovación un presupuesto comparable al de Estados Unidos”

3. ¿Cómo resistiríamos a la crisis del capitalismo sin el euro? Hay críticos de la moneda común europea como el alemán Wolfgang Streeck, sociólogo del prestigioso Instituto Max Planck, que en una entrevista en El País decía: “Los Estados se han metido en formidables crisis fiscales, y la combinación con niveles de desigualdades lacerantes y formidables endeudamientos han dejado sin herramientas a los Estados... Hay que romper el euro y pronto... El euro fue un error colosal”. ¡Qué barbaridad! Como si el Brexit no fuese ejemplo suficiente de los daños traumáticos que produciría el fin el euro. Además, si Streeck fuera coherente en sus argumentos, debería pedir que se rompa el dólar, el yuan y el rublo, ya que desigualdades y endeudamiento también existen en gran medida en los Estados Unidos, China y Rusia.

Mucho más sensatas me parecen las reformas que propone Macron. Primero, refundar “nuestra política comercial: sancionar o prohibir en Europa aquellas empresas que vulneren nuestros intereses estratégicos y valores fundamentales y adoptar una preferencia europea en las industrias estratégicas y en nuestros mercados de contratación pública, al igual que nuestros competidores estadounidenses o chinos”. Segundo, adaptar nuestro Estado de bienestar: “Europa, que creó la seguridad social, debe establecer para cada trabajador un escudo social que le garantice la misma remuneración en el mismo lugar de trabajo, y un salario mínimo europeo adaptado a cada país y revisado anualmente de forma colectiva”. Y tercero, promover que Europa siga a la vanguardia en la lucha contra el cambio climático: “Del Banco Central Europeo a la Comisión Europea, pasando por el presupuesto europeo o el Plan de Inversiones para Europa, todas nuestras instituciones deben tener al clima como prioridad”.

Por último, Macron propone una batería adicional de medidas políticas, entre otras la reforma del espacio Schengen, con una política de fronteras común y una Oficina Europea de Asilo, y la puesta en marcha de una hoja de ruta en defensa que incluya un Consejo de Seguridad Europea, con el Reino Unido como miembro, para preparar decisiones colectivas.

Una de las primeras reacciones al catálogo de propuestas de Macron para el renacimiento de Europa vino de Alemania, 5 días después. A la presidenta del partido CDU, Annegret Kramp - Karrenbauer, le parecen bien una mejor coordinación de las políticas migratorias, de defensa y de lucha contra el cambio climático. Pero rechaza la parte más social de la propuesta de París e insiste que cada estado miembro del euro debe hacer las reformas necesarias de su economía para conseguir una convergencia mayor entre ellos. En otras palabras, repite la vieja receta alemana de “responsabilidad propia” que ya se mostró necesaria, pero insuficiente durante la última crisis. Finalmente, para ahorrar gastos propone el cierre de la sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo: ¿por falta de sensibilidad? ¿o con la intención de irritar a los franceses?

Falta conocer la respuesta oficial de la canciller Angela Merkel. Me temo lo peor, dada su tibieza a propuestas anteriores de Macron para profundizar en la gobernanza del euro, incluyendo un presupuesto europeo significativo, una reforma bancaria en profundidad y unos primeros pasos para mutualizar deudas. Ojalá me equivoque.

Es de agradecer a Macron que haya puesto en marcha la discusión sobre el futuro de Europa. Ahora toca a las demás corrientes políticas mojarse sobre la hoja de ruta a seguir. La respuesta de los nacionalistas será la de siempre: a corto plazo un rechazo frontal contra más UE y a largo plazo una salida de ella. La de los socialdemócratas, populares, liberales y verdes está por ver. También será interesante observar los matices entre los países del norte y del sur, así como los del este y del oeste de Europa.

Todos los miembros de la UE deberían por lo menos aceptar la propuesta de Macron de una conferencia de jefes de Estado antes de finales de año, “con el fin de proponer todos los cambios necesarios para nuestro proyecto político, sin tabúes, ni siquiera revisar los tratados”. Porque, como propaga el presidente francés, estamos en un “momento decisivo, para nuestro continente. Un momento en el que, colectivamente, debemos reinventar, política y culturalmente, las formas de nuestra civilización en un momento cambiante. Es el momento para el renacimiento europeo”. ¡Totalmente de acuerdo! @mundiario

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