Macron: “Si tengo que asumir la impopularidad de la reforma de pensiones, la asumo”

Emmanuel Macron, presidente de Francia. / RR SS.
Emmanuel Macron, presidente de Francia. / RR SS.

El presidente francés defiende que su proyecto que eleva la edad de jubilación a los 64 años es una “necesidad para el país” y apela al “interés general” para que entre en vigor.

Macron: “Si tengo que asumir la impopularidad de la reforma de pensiones, la asumo”

Emmanuel Macron está dispuesto a seguir detrás de su impopular reforma de las pensiones, que fue aprobada sin el voto de la Asamblea Nacional de Francia, a pesar del profundo descontento social que ha encendido nuevamente las calles de París. El presidente francés ha apelado al “interés social” de que la reforma salga adelante y ha aseverado que su entrada en vigor “no es un lujo, no es un placer, es una necesidad para el país”.

Las declaraciones del mandatario se producen en medio de una crisis causada por la aprobación de la reforma que eleva la edad de jubilación, de 62 a 64 años, y que fue aprobada por decreto, después de que el Gobierno activara una herramienta constitucional para saltarse el aval legislativo, una maniobra que le costó la confianza de la ciudadanía, dos mociones de censura contra el Gobierno de su primera ministra y el avivamiento de las protestas.

El presidente francés ha defendido el controvertido proyecto parlamentario, en una entrevista simultánea con los canales de televisión TF1 y France 2. “Hubiera preferido no hacerla, pero es mi responsabilidad, es el interés general”, ha dicho el mandatario. “Entre los sondeos a corto plazo y el interés general del país, yo elijo el interés general del país, y si hay que asumir la impopularidad hoy, la asumo”, ha sentenciado Macron.

El mandatario ha revelado que confía en que la reforma entre en vigor a finales de 2023, algo que según él “sería bueno para que 1.8 millones de personas vean aumentada su pensión unos 600 euros por año”. Además, ha reconocido que en las protestas callejeras se ha expresado un sentimiento de “injusticia” que tiene que ser abordado por el Gobierno. Por ello, ha prometido medidas para que las empresas con beneficios extraordinarios distribuyan una parte a los trabajadores, mejorar sus condiciones laborales y los salarios.

El Gobierno supera las mociones de censura por la mínima

Macron vive momentos de tensión que se orillan a una crisis política y social en Francia no vista desde los años de las protestas de los ‘chalecos amarillos, en 2018. El presidente decidió recurrir al artículo 49.3 de la Constitución, que le permite tramitar un proyecto de ley sin necesidad de que se vote en el pleno de la Cámara Baja, toda vez que constató que le harían falta votos para aprobarla, específicamente necesitaba que le apoyaran todos los diputados del partido de derecha moderada, Los Republicanos (LR), pero unos cuántos parlamentarios se rebelaron contra el partido para no votar a favor de la reforma, bastante controvertida para la opinión pública.

Esa maniobra, tildada de antidemocrática por su oposición de extremos, desencadenó el registro de dos mociones de censura contra la primera ministra Élisabeth Borne, que superó por la mínima gracias al apoyo de LR. Sin embargo, la segunda solo estuvo a nueve votos de ser aprobada, tras recibir 278 apoyos, por lo que la solidez del Gobierno de Borne no parece ser muy sólida, aunque Macron ha descartado cesarla por el momento.

El presidente ha declarado ante los medios que no piensa retirar la ley, ni relevar próximamente a su primera ministra. También no ha querido dejar lugar a suposiciones, por lo que adelantó que tampoco someterá la norma a un referéndum o convocar elecciones anticipadas, como piden dirigentes de la oposición. La moción de censura no solo era maniobra que podía desestabilizar al Gobierno, sino que permitiría paralizar el trámite de reforma de las pensiones y poner contra la espada y la pared a los de Macron con unas nuevas elecciones para renovar la Cámara, en mitad del descontento popular.  

Pero las acciones parlamentarias han sucedido en paralelo con intensas jornadas de protestas callejeras. Al respecto, Macron ha asegurado que las manifestaciones pacíficas deben respetarse, peor que “no toleraremos ningún desbordamiento”. El mandatario ha condenado los actos de violencia extrema, y ha pedido que “hay que escuchar la cólera legítima que no es violencia”. @mundiario

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