Luís Villares afronta un difícil reto para reconstruir el espacio político de En Marea

Luís Villares.
Luís Villares.

La clara victoria de Luis Villares en las elecciones internas de la pasada Navidad no resuelve el futuro de la organización política gallega En Marea, que ha sufrido un duro daño reputacional. Sin embargo, Villares cuenta ahora con una organización expandida territorialmente y con un equipo que le apoya.

Luís Villares afronta un difícil reto para reconstruir el espacio político de En Marea

Acabamos la primera entrega de este análisis, hace pocos días, contando la elección de Luís Villares como portavoz orgánico de En Marea por el Consello das Mareas (máximo órgano entre asambleas congresuales) en abril de 2017, cuando ya ostentaba la portavocía parlamentaria desde la constitución del Parlamento elegido en las elecciones de septiembre de 2016. Decíamos también que Villares impulsó una política de expansión de la organización fuera del que era hasta entonces su hábitat natural, las principales ciudades gallegas, vertebrando una organización territorializada basada en su presencia en las principales villas medianas y en el conjunto del territorio.

En realidad esta expansión territorial, esto es la traslación de un proyecto municipalista a un proyecto de país extendido de modo equilibrado por el territorio, se halla conectado con lo que define Carlos Amoedo, profesor titular de Derecho Administrativo en la UDC y secretario xeral de la Consellería de Cultura de la Xunta entre 2005 y 2009, como "el profundo compromiso de Luís Villares con el país y con la gente, especialmente la del rural, compromiso fundamentado en un profundo sentido de la justicia”.

En este proceso, sin embargo, Villares procuró mantener un equilibrio entre los distintos partidos y corrientes que integraban En Marea, en el ejercicio de una neutralidad no siempre bien entendida en el pasado  por algunas de las personas que más participaron en la construcción de un polo nacional que pudiese trascender la limitación territorial de las Mareas municipales y extender el proyecto al conjunto del territorio.

Y es esta convergencia entre un cada vez más numeroso grupo de personas con un proyecto de país que trascendía el municipalismo y se apartaba del estatalismo español de Unidos Podemos y un líder que destacó estos meses por su “espíritu de trabajo y capacidad de sacrificio”, en expresión de Carlos Amoedo, lo que explica la expansión territorial y social del proyecto, así como la mayoría de la que gozó Villares en todas las asambleas hasta la del pasado noviembre.

El futuro de Luís Villares y de En Marea

El  claro triunfo de Luís Villares y de su candidatura Coidando a casa no ha sido respetado por la candidatura crítica, cuyos representantes no se han integrado en el Consello das Mareas, a pesar de obtener 14 de sus 35 puestos, frente a los 21 de Coidando a casa.

Sin embargo, los alcaldes de A Coruña y Compostela, Xulio Ferreiro y Martiño Noriega, respectivamente, han emitido mensajes que cabe interpretar en favor de una tregua que permita afrontar unas elecciones municipales en las que sus candidaturas Marea Atlántica y Compostela Aberta, en las que participan o, al menos, apoyan personas próximas a Luís Villares, pueden sufrir significativamente el daño reputacional de la guerra interna emprendida por el sector crítico contra Villares a lo largo de casi dos años.

Sin embargo, otros como David Bruzos, cabeza de lista de la candidatura crítica, apelan a inexistentes pucherazos, cuando fue precisamente la intervención del Comité de Garantías el pasado 30 de noviembre la que evitó la posibilidad de manipulación de voto y la que detectó varias inmisiones ilegales de miembros del Comité Electoral próximos al sector crítico, denunciadas al Ministerio Fiscal. Destacados representantes del sector crítico manifestaron en las redes sociales su sorpresa ante el carácter reforzadamente garantista del sistema de voto adoptado después de la intervención del Comité de Garantías, con hasta cuatro sms y un código de votación. Lo cual hace muy poco creíbles sus apelaciones actuales a supuestas y nunca demostradas irregularidades.

Es posible, quizás probable que después de las municipales se produzca la defección de parte del sector crítico. Pero el reto de Luís Villares y del amplio equipo que lo acompaña es retener a los neutrales (que los hay) y a parte de las personas hasta ahora alineadas con el sector crítico. Porque aún siendo mayoritaria la inclinación galleguista de los triunfadores de las elecciones internas y su apuesta inequívoca por el carácter nacional y soberano de la organización, nadie quiere renunciar a vertebrar un sector de la ciudadanía gallega que, desde posiciones progresistas federalistas o autonomistas y sin una definición nacionalista o galleguista, asumen sin problemas Galicia como referencia. Es la fórmula en la que creen para ensanchar la base social. En este sentido, como ocurrió con los Comunes catalanes, son varios los ejemplos de afiliados o simpatizantes de Podemos Galicia que han integrado la sensibilidad mayoritaria, como el caso del diputado Pancho Casal, uno de los principales colaboradores hoy día de Luis Villares.

En este sentido, Fernando Souto, activista de la recuperación del “pasado presente”, cree que el éxito futuro de Villares depende de continuar por su elección de “mantener un perfil propio defendiendo la máxima de la adscripción individual y de la voluntad de las personas inscritas sobre las élites partidarias”. Souto considera que ahora toca “reconstruir un espacio político desde una organización sólida que sea referente para las mareas municipalistas y donde deben coexistir partidos condenados a entenderse para evitar competir”.

Para la socióloga y analista en los debates de la CRTVG Ana Luisa Bouza, “el reto de Villares es ahora gestionar la situación que se abre en En Marea de manera integradora, hacer crecer la organización y evitar abandonos”. Bouza, directora del Servizo Galego de Igualdade entre 2005 y 2009, insiste en que Villares “…debe huir de las metáforas bélicas usadas en el pasado proceso electoral para recuperar formas útiles que articulen la diversidad, que es el núcleo de identidad de En Marea”. Para esta antigua diputada coruñesa, “…si hay alguien que lo pueda hacer es Luis Villares”.

Seguramente Villares habrá de prodigar grandes dosis de empatía y diplomacia para siquiera aproximarse a estos objetivos. Pero también deberá atender retos inmediatos como el de visibilizar la presencia gallega en el Congreso, hasta ahora opacada, afrontar una gran aproximación transversal a la sociedad gallega y restablecer el daño reputacional entre los que votaron en 2015 y 2016. La situación en su organización sigue siendo crítica, con un calendario electoral endiablado.

Pero los que conocen la capacidad de trabajo y de convicción personal de Villares dicen que es posible, porque tiene un proyecto definido, ambicioso y realista. Y ahora, también, dispone de una organización y de un numeroso equipo que le profesa una casi ilimitada confianza. @mundiario

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