El término "ninis" ya se le puede aplicar también a nuestros diputados

Congreso de diputados de España.

Es no menos que asombroso el lujo con el que los diputados se hacen las víctimas de su supuestamente complicada labor en el congreso. Son unos "ninis" orgullosos.

El término "ninis" ya se le puede aplicar también a nuestros diputados

Conozco de vista a un par de "ninis" que acampan por donde vivo. Ambos han pasado la treintena por lo que se les puede considerar ninis de reglamento, ya que ni estudian, ni trabajan, ni parecen albergar ninguna intención de hacer cualquiera de las dos cosas, ni juntas, ni por separado.

Advierto el aire feliz con el que salen de casa los viernes, avanzada ya la noche. Con esa satisfacción del que ha terminado un tiempo monótono y le aguardan horas más agradables y sin tanta responsabilidad. La responsabilidad del nini no es mucha, porque ni se examina, ni llega tarde, ni le echa una bronca el jefe, porque no tiene jefe, pero es mucho más relajado salir a tomarse a un copa que aguantar al pelmazo del viejo, o sea, el padre, preguntarle si tiene alguna entrevista de trabajo.

Ese mismo aspecto, muy parecida expresión, advertí el jueves pasado por la tarde, cuando vi salir a tres diputados del Congreso, camino de su provincia o de su casa, liberados de la ardua tarea que les atenaza, y con un largo fin de semana por delante para poder dedicarse a reflexionar hondamente sobre los problemas del país.

A medida que pasan los días, y leo las declaraciones de los políticos, y contemplo su deambular, más semejanza les encuentro con los ninis. Anuncian que van a tener una entrevista de pactos, pero ya advierten que hay pocas esperanzas de llegar a un acuerdo con la misma desgana con la que el nini dice que no tendrá posibilidades con el currículo que ha enviado, porque solo contratan a los enchufados. El nini saca dinero de mamá, bajo cuerda, y los políticos de Papá Estado que les paga para que estudien los asuntos y formen un gobierno, pero no hacen ni una cosa, ni la otra. Y empiezo a observarles con ese desprecio que me merecen los ninis. Posiblemente sea injuto, pero tampoco es justo que les hayamos dicho dos veces que tienen que llegar a un acuerdo y gobiernen, y no hagan NI una cosa, NI la otra.
 

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