Potenciales aliados dan la espalda a Francia en el enfrentamiento con los yihadistas en Mali

Mali es un país pobre próximo al Sahara, antigua colonia española  Marco Bellucci via Compfight

En las guerras se sabe como se entra pero no como se sale. Muchas veces dejando atrás un reguero de barbaridades: vidas perdidas, inocentes masacrados, ciudades derruidas y errores que nunca jamás se podrán reparar. Tenemos ejemplos recientes, desde Vietnam a Irak. Cuesta trabajo justificar un conflicto armado, por eso, porque violencia genera violencia y , en definitiva, porque la operación militar se convierte en una espiral, en ocasiones, interminable en la que las razones pierden peso a medida que transcurren los días y se recrudece el enfrentamiento.

La reflexión viene al hilo de la prueba de fuego, nunca mejor dicho, a la que se somete Hollande con su intervención en la antigua colonia de Mali en donde, por el momento, a pesar de que ya ha pedido apoyo nada más comenzar la invasión, se ha quedado sola. No se entiende que irrumpa en este frente bélico sin haber pactado previamente el concurso de otros países. Parece más bien que se haya precipitado o que haya actuado unilateralmente y esta circunstancia le esté pasando factura.

Las invasiones no tienen buena prensa

Vemos como la ONU dice sí, le da su aprobación, pero no al considerar que no debe de intervenir. EE UU y España tampoco se alinean y dejan el asunto sobre la mesa y otros países brindan apoyos logísticos, pero no activos. La pregunta cae por su propio peso ¿estas decisiones no hay que estudiarlas antes, consensuarlas y en todo caso salir al encuentro del supuesto enemigo con las cosas claras y las posiciones bien definidas?

Acabamos de ver como en este caso, primero se lanzan la aviación y después surge el debate, como ayer sucedió en la eurocámara en donde no todos los grupos hablaban, precisamente, en la misma clave respecto de las acciones a emprender.

Desde luego, en la opinión pública las invasiones y las injerencias en terceras naciones no suelen tener buena prensa, sobre todo cuando se sabe que las guerras se mueven por intereses creados de todo tipo. Y si algún país pide ayuda, como lo hizo Mali, habrá que poner el asunto sobre el tapete y ver no solo qué es lo que piensan los organismos internacionales y potenciales aliados sino qué es lo que van a hacer.

El conflicto de Mali seguirá y ya veremos el rumbo que toma, pero, de momento, Francia se desgasta en solitario frente a los yihadistas que ya han lanzado sus amenazas de que responderán a los ataques.