¿Callan los progres ante la represión y la degradación del Estado de derecho?

La Moncloa, el palacio del Presidente del Gobierno español.
La Moncloa, el palacio del Presidente del Gobierno español.

En seis meses derogaron el derecho de autogobierno de las nacionalidades y limitaron sustancialmente derechos y garantías. Y los progres españoles callaron en su inmensa mayoría.

¿Callan los progres ante la represión y la degradación del Estado de derecho?

Los progres españoles siempre estuvieron  ocupados y preocupados (con toda justicia) por la libertad de los pueblos de Palestina, Sáhara y Chiapas, pero, por desgracia, nada ocupados ni preocupados por la subordinación de las lenguas, culturas y naciones catalanas, vascas y gallegas a un Estado español construido por determinadas élites extractivas, refractarias a la libre competencia y al progreso.

Un Estado español tendente históricamente al supremacismo y al autoritarismo y que sólo conoció periodos liberales y democráticos cuando intentó dar salidas al derecho de autogobierno de las nacionalidades. Los progres españoles siempre estuvieron muy preocupados por los derechos del guaraní o del swahili y nada preocupados por la minorización en  sus respectivos países de las lenguas propias de Euskadi, Galicia, Catalunya, Pais Valencià y les Illes.

Vivimos  en los últimos seis meses la derogación del derecho constitucional al autogobierno de las nacionalidades por la aplicación de una interpretación inconstitucional del 155. La derogación parcial del Código Penal y de las Leyes de Enjuiciamiento Criminal y Orgánica del Poder Judicial para crear el delito de rebelión sin violencia, para inventar la competencia del Tribunal Supremo en vez del Superior de Catalunya en las causas penales del President, de los diputados y de los consellers, para inventar la competencia de la Audiencia Nacional en las causas de sedición, para subordinar la autonomía del Parlament a las decisiones del Tribunal Constitucional que vulneraban su propia jurisprudencia. La aplicación de la prisión preventiva como mecanismo antijurídico de creación de rehenes: los actuales presos políticos y los antiguos presos hoy sujetos a la fianza y a la espada de Damocles de la vuelta a la cárcel si se ratifican en sus principios.

Ante esta inundación de arbitrariedad y autoritarismo, los progres españoles quedaron callados. En el resto de  Europa, en Euskadi, Nafarroa, les Illes, el País Valencià o Galicia la reacción no fue valiente ni apropiada en general, pero existieron muchas voces individuales e incluso manifestaciones sociales de rechazo de amplios sectores ante  esta ola incivilizada y represiva. Pero en el resto del estado, salvo contadísimas excepciones, todo fue, todo es, silencio.

Los progres españoles asisten silenciosos a la recentralización autoritaria del Estado español y parecen no enterarse que este proceso va a desnaturalizar definitivamente lo que hasta  ahora calificábamos como democracia. @mundiario

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