¿Liderará Mariano Rajoy una transformación de España en toda regla?

El presidente Mariano Rajoy.
El presidente Mariano Rajoy.

En caso de que esto no fuese así, podría ser la alianza de izquierdas la que diese respuesta al desafío soberanista, desde el estado de derecho y siempre de acuerdo con una Constitución que, necesariamente, ha de ser modificada.

¿Liderará Mariano Rajoy una transformación de España en toda regla?

Después de una legislatura cargada de tensión, de citas electorales y de los vaivenes de los tres últimos meses, Artur Mas -in extremis- despejó la incógnita y "renuncia" a la presidencia de la Generalitat de Cataluña, para permitir gobernar a su partido. El puente de plata que le han tendido, unido al galimatías al que le han sometido los independentistas y antisistema de la Candidatura d'Unitat Popular, parecen dar como resultado la inmolación de Mas, pero también la cesión de parte de sus diputados para formar gobierno, lo que, en el fondo, desnaturaliza el sentido del voto de sus electores.

Todo este proceso nos recuerda a la teoría del terrón de azúcar, ese bloque en el fondo de una taza de café, que se diluye a la vez que endulza todo el contenido, con la propia sociedad, pues aunque los estratos superiores parezcan intactos, la erosión continúa si nada se hace por evitarlo.

Es muy probable que el ya ex presidente Mas se haya acordado del epitafio que reza en la tumba de Orson Welles que dice que "no es que yo fuera superior, es que los demás eran inferiores", y aún así, los suyos le han apartado o, si queremos, su "enorme generosidad" -como se ha querido vender- ha llevado a la cesión de la presidencia a Carles Puigdement. El gran desconocido, filólogo y periodista, hace más de treinta años que se dedica a la política municipal. En su juramento como alcalde utilizó la fórmula AMI, poniéndose a disposición del Parlamento para "ejercer la autodeterminación de su pueblo y proclamar el Estado catalán libre y soberano", lo que sin duda será su batalla en adelante. La hoja de ruta está marcada, desde mucho antes de que llegase, cuando el fracaso en la gestión del Gobierno catalán y de la reivindicación autonomista política y económica, derivó en el procés y en la declaración de independencia del pasado 9 de noviembre. El Gobierno que hoy arranca desencalla la hoja de ruta soberanista y el plan de choque social, que deberá aprobar 3 leyes en el próximo mes para avanzar hacia la independencia que pretende alcanzar en año y medio.

Esta tragedia al más puro estilo griego podría tener distintos actos

Este cambio de actores puede mudar por completo el escenario político español, pues ya son muchas las voces que se alzan para reclamar la necesidad de preservar la unidad de España, apelando a la responsabilidad de los grandes partidos -los nuevos y los de siempre-. Sin embargo, este juego es peligroso. Esta tragedia al más puro estilo griego podría tener distintos actos. El primero de ellos estaría protagonizado por Mariano Rajoy, que con la responsabilidad de anteponer los intereses generales a los de su partido, debería liderar una transformación de España en toda regla, que acabase con las tensiones territoriales y permitiese el encaje de todos los territorios, lo que pasaría por definir un modelo de estado federal y asimétrico, dentro de la gran coalición. En caso de que esto no fuese así, podría ser la alianza de izquierdas la que diese respuesta al desafío soberanista, desde el estado de derecho y siempre de acuerdo con una Constitución que, necesariamente, ha de ser modificada. El último acto podría estar marcado por el inmovilismo, sin actores principales, seguir haciendo que aquí no pasa nada y ver cómo la secesión catalana y la vasca -no nos olvidemos- puedan llegar a ser una realidad. Este último escenario parece el más improbable, no sólo por la presión del poder económico y financiero, sino también por la internacional.

De todos modos, como parece que ni los unos ni los otros son suicidas y nadie ha querido inmolarse, debiéramos esperar tensiones y demandas encontradas que hallen su cauce por la vía del pacto y la negociación.

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