Latinoamérica busca su propio Trump y con Bolsonaro en Brasil están a punto de conseguirlo

Jair Bolsonaro, presidente de Brasil. / Twitter.
Jair Bolsonaro, candidato a la presidencia de Brasil. / RR SS.

El candidato acusado de misógino, homofóbico, racista y que alaba la dictadura militar se ha encargo de dejar muy atrás al ‘heredero de Lula’ en la primera vuelta de las elecciones presidenciales brasileñas. No deja de sorprenderme cómo la admiración por personajes con estas características tan excluyentes siguen ganado poder.

Latinoamérica busca su propio Trump y con Bolsonaro en Brasil están a punto de conseguirlo

Con la victoria de Jair Messias Bolsonaro en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil queda claro que Latinoamérica busca tener su propio Donald Trump. Es una opinión personal, pero no deja de sorprenderme cómo personajes como Donald Trump en EE UU o Matteo Salvini en Italia, Marine Le Pen en Francia y el propio Bolsonaro se convierten en 'lideres' cada vez más populares y siguen ganando poder entre una gran cantidad de votantes, que actúan más como fanáticos de una estrella de rock que como personas realmente preocupadas por los derechos humanos, la democracia y la seguridad de su nación.

Bolsonaro ha sido retratado como un personaje misógeno, al asegurar que las mujeres no deberían ganar lo mismo que los hombres; homofóbico, al asegurar que si llega a la presidencia vetaría la enseñanza de temas homosexuales en las escuelas o que prefería ver a su hijo muerto antes que gay; y racista al no apoyar a las minorías. Pero estas no son las únicas polémicas que rodean al candidato, también ha llegado a alabar la dictadura militar y está en contra del aborto. Todos son temas que por años han dividido a la sociedad, pero en pleno 2018 se pensaba que los gobiernos cada vez serían más progresistas, pero en cambio, nos topamos con individuos que piden más soberanía y nacionalismo, es decir, primero ellos y luego el resto. ¿Es malo el nacionalismo? No, al contrario, es la fuente primordial que representa a una cultura, pero cuando esto se vuelve egoísta y excluyente, las cosas ciertamente afectan no solo a una sociedad, sino a todo el mundo.

Bolsonaro, un exmilitar de 63 años, tiene un tono agresivo, populista y extremadamente sincero… ¿No les recuerdan a cierto líder del norte? Este es el mismo guion que han seguido otros líderes que inesperadamente han llegado al poder. Si bien nos conseguimos con mentes progresivas como la de Pedro Sánchez, en España, o Emmanuel Macron, en Francia, el mundo se está dividiendo rápidamente en dos bandos donde parece que cada vez será difícil llegar a un consenso.

Con perlas como “un policía que no mata no es policía” o “la violencia solo se soluciona con más violencia”, Bolsonaro se ha ganado el apoyo del Frente Parlamentario de la Agricultura, sumando 261 diputados a su favor, también tiene el apoyo de los evangélicos, y claro está, de la sociedad brasileña que está cansada del PT y de la corrupción que ha empañado durante años la política brasileña.  El candidato no solo desplazó por completo al candidato de Lula, también se ha encargado de dejar claro que su llegada al poder representará también el ascenso del Ejército al frente de la nación para resguardar su seguridad, y su vicepresidente, Hamilton Mourão -también exmilitar- le respalda ciegamente. Como reflexión, solo hace falta ver el ejemplo de Venezuela, donde literalmente gobiernan los militares, los mismos que deberían estar a cargo de la seguridad del país, realmente se encargan de la electricidad, el petróleo o la minería… y ya sabemos la crisis que atraviesa el país caribeño, pero ¿los brasileños lo saben? @mundiario

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