Las tasas judiciales unieron por primera vez al acervo judicial español en una huelga histórica

Huelga en la Justicia en España: jueces y fiscales, también muchos abogados, se han posicionado con rotundidad en favor de la pluralidad de un servicio tan público como la justicia.
Las tasas judiciales unieron por primera vez al acervo judicial español en una huelga histórica

Ley

Revuelo y tensión en la Justicia en España Daniel Lobo via Compfight

El tercer poder del Estado ha tenido esta semana su manifestación más unánime, por primera vez, miles de voces encarnadas en nuestros jueces y fiscales y también en muchos compañeros abogados se han posicionado con rotundidad en favor de la pluralidad de un servicio tan público como la justicia cuyo libre ejercicio es una cualidad inherente a nuestro constitucional derecho a la tutela judicial efectiva así como a todo un catálogo  dederechos tan primarios como a la libertad y dignidad individuales.

Frente a un exorbitante volumen de litigios que indiscutiblemente desbordan nuestros juzgados, las tasas como agente disuasorio  vienen con la magnánima intención de contener el exceso de solicitudes contenciosas y de tratar de reconducir parte de las mismas al más moderno  y depurado  mecanismo de la mediación, tan razonable y tan de moda en los últimos años.

La saturación de expedientes  es un hecho, pero cabe plantearse si esta norma de Tasas ya reinterpretada tras las múltiples formas de oposición que ha suscitado, en su vocación de agilizar nuestra justicia se va a llevar por delante la protección ciudadana esencial a un estado garantista. Porque más allá del espíritu regularizador que persigue su texto articulado, la realidad es que, cada día letrados en sus despachos se ven en la disyuntiva de reducir o no sus honorarios para que esas tasas no supongan óbice a muchos justiciables en la defensa legítima de sus derechos.

Con el espíritu de aminorar este exceso de actores  demandantes de tutela judicial que acuden a este servicio público con desigual gravedad, rayando la frivolidad a veces, ha sido diseñada en primera instancia la norma.

Sin embargo, queda probado que, ni la propia judicatura cree en que pueda compensarse este vicio con una medida que interviene con mayor virulencia en la determinación de ciudadanos de a pie que se ven en la necesidad de desistir de justas pretensiones por no poder sortear este nuevo obstáculo, que en aquellos que han venido haciendo de la justicia un uso y un abuso irreflexivo, esto es, una parcela a la que 300 euros de tasas por presentar una demanda civil, dudosamente influyan de manera notable en su práctica.

Un movimiento maisvo

Del pasado miércoles me quedo con el movimiento masivo de nuestro Poder Judicial que nos ha dado una lección de compromiso. Lejos de una imagen despegada de la ciudadanía y de un retrato inmovilista y descorazonado, hemos visto a personas humanas y a grandes profesionales defendiendo su vocación, en su cruzada particular por defender el valor justicia en su sentido más inmaculado.

Lo que no era una protesta por la precarización de las condiciones de los funcionarios o la incomodidad por la falta de medios que hacen de las oficinas judiciales verdaderos almacenes de expedientes, sino una defensa generalizada de los derechos de los ciudadanos, ha cosechado algo insólito hasta el momento, levantar al 66% del Poder Judicial en una reivindicación sin precedentes.

Irremediablemente creo en la justicia, en esta justicia que el pasado miércoles me ha vuelto a acreditar que existe, la que persigue la eficacia, la equidad y la razón, al fin y al cabo.

Que el proyecto pretendía inspirarse en estos valores, se presume, prueba de ello la reforma  a la que se ha sometido la norma con acierto y que probablemente no sea la única, en aras a dotar de mayor precisión a una solución que aunque parcial, busca estar en el derrotero de alcanzar la máxima optimización de nuestros medios judiciales.

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