La sentencia del 'caso Pallerols', determinante para la percepción de la corrupción en Cataluña

Sentencias como la que dictó la Audiencia de Barcelona contribuyen a alimentar la esperanza de una regeneración social y a acabar con la imagen cada vez más extendida de políticos corruptos.

La sentencia del 'caso Pallerols', determinante para la percepción de la corrupción en Cataluña

La regeneración está por venir

La corrupción política debe castigarse con severidad para que cunda el ejemplo. Cualquier decisión que no ponga freno a esa lacra sería “obscena” para unos ciudadanos sometidos al azote del paro y de los recortes. Así lo entiende la Audiencia de Barcelona que obliga a cumplir penas de prisión a los condenados del 'caso Pallerols'. Creen los jueces que hay que acabar con la impunidad legal y la gracia de los delincuentes de cuello duro. Es el triunfo del sentido común. El fallo es tal vez controvertido en su elaboración técnica, según algunas opiniones, pero ajustado al sentir de la ciudadanía. Será necesario recordar que el 'caso Pallerols' nace del desvio de fondos -procedentes de la UE destinados a la formación de parados- para financiar UDC (Unió Democràtica de Catalunya). La sentencia se produce a pesar de que Unió reconoció y aceptó devolver los 385.000 euros de subvenciones para descrédito del líder Durán i Lleida, que en su día señaló que si se demostraba la financiación irregular dimitiría, cosa que no hizo, lo que no deja de ser una bofetada a la ciudadanía y a sus votantes, aquellos que creen en la ética política.

Rompedora

La sentencia irrumpe, por otro lado, en esa percepción que existe en el seno de la sociedad de que en Cataluña los casos de corrupción llevan la etiqueta de caducidad y lo mismo saltan a la palestra que, al cabo de muy poco tiempo, ya nadie habla del asunto, como si hubiera un pacto tácito entre partidos e instituciones, no sin cierta pasividad mediática, para echar tierra y ofrecer la imagen de que aquí no ha pasado nada, lo que otros definen como el "oasis catalán" y la ley del silencio. Estos días vemos como se ha montado una madeja impresentable de casos espionajes entre unos y otros dirigentes, también como aún se investiga en el proceso de las ITV que intentaba amañar concursos de adjudicación de las estaciones de inspección técnica de vehículos con la implicación de Oriol Pujol, secretario general de CDC (Convergència Democràtica de Catalunya) y diputado del Parlament.

Casos

No hay que olvidar el 'caso Palau', que apunta a la expoliación de hasta 30 millones de euros, dinero que varias empresas constructoras abonaban a través de la institución musical para pagar comisiones por obras públicas, con beneficio para CDC, lo mismo que estamos viendo en el sonado 'caso Bárcenas' y el PP. Y así se podría continuar con un largo rosario de cuentas negras que ponen de manifiesto que el fenómeno de la corrupción cala en todas las formaciones políticas sea cual fuere el color de la mismas, tanto defiendan la unidad de España como la independencia de Cataluña. La integridad brilla por su ausencia, la regeneración está por venir y sentencias como la que acaba de emitir la Audiencia de Barcelona contribuyen, sin ningún género de dudas, a alimentar la esperanza.

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