La partida del ajedrez geoestratégico (II): El eje Moscú-Pequín-Teherán

Bandera de Europa.
Bandera de Europa.
Ante la Unión Europea se abren frentes de tensiones y conflictos, no necesariamente militares, pero si de fuerte calado político y económico al sur y al este de sus fronteras exteriores.
La partida del ajedrez geoestratégico (II): El eje Moscú-Pequín-Teherán

La UE se enfrenta a desafíos en varias vertientes de sus fronteras y en el ámbito geoestratégico eurasiático, donde el eje formado por Moscú, Pequín y Teherán se configura como uno de los mayores. Las relaciones entre Pekín y Moscú parecen ir por buen camino, en el sentido de que los países, superados antiguos diferendos y llevados por el principio interesado de no ingerencia en la política interior y la exterior como expresión de la anterior, hacen la pinza a los intereses de la UE y de los Estados Unidos. Las grandes reservas de dólares chinas y el gigantesco espacio natural de la Federación Rusa con una extensa frontera entre ambos países vienen a cerrar de forma objetiva la voluntad de ambas potencias por lograr equilibrios multipolares y no bipolares con su expresión en la época de la Guerra Fría. Rusia tiene establecida una unión aduanera con Kazajastán y Bielorrusia, que intenta abrir espacios de fuertes influencias en las antiguas repúblicas soviéticas, una vez superadas las tensiones nacionalistas, excepto la política fracasada en Ucrania y las repúblicas bálticas difícilmente recuperables. Uno de los escollos más importantes de orden interno con que se enfrentan las políticas del Kremlin en este proyecto es la tendencia negativa de la demografía en la Federación Rusa y Bielorrusia.

Uno de los objetivos, tanto de Moscú como de Pekín, es la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU para dar cabida a otros países, una pretensión supuestamente generosa, pero, en realidad cargada de interés político e instrumento para quebrar el liderazgo mundial de Occidente, como muestra la ayuda rusa al programa nuclear iraní y el papel del ‘don Tancredo’ chino en dicho asunto. Por abundar en detalles más recientes es necesario señalar la no declarada guerra comercial entre la UE y China. Por otra parte, el apoyo a las sanciones de Irán en el seno de la ONU no desvía la cuestión principal, pues a pesar de esto, Rusia conoce la importancia estratégica al este del Cáucaso y al sur del Caspio del país de los antiguos persas, ya que al deteriorarse de forma creciente las relaciones de éste con los EE.UU. más facilidad de penetración para los intereses rusos y chinos. Esta es otra parte sensiblemente importante del gran marco de intereses geoestratégicos de la UE, que dará importantes quebraderos de cabeza si los países europeos no enfocan el problema desde una perspectiva netamente europea y no meramente  local, de los Estados miembros.

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