La foto de los cuatros presidentes: ¿fortaleza o debilidad?

Los presidentes de Asturias, Castilla y León, Galicia y Aragón, este lunes en León. @ABC.
Los presidentes de Asturias, Castilla y León, Galicia y Aragón, este lunes en León. / @ABC.

Estamos ante un asunto que podría ser objeto de un tratamiento discursivo que compatibilizase el imprescindible rigor analítico con la lógica diversidad de enfoques que aparecen en cuestiones de este nivel de complejidad.

La foto de los cuatros presidentes: ¿fortaleza o debilidad?

Desde hace mucho tiempo, el debate sobre la financiación de las entidades territoriales que coexisten en el Estado español está muy condicionado por la habitual confrontación que preside la dinámica política. Ciertamente, estamos ante un asunto que podría ser objeto de un tratamiento discursivo que compatibilizase el imprescindible rigor analítico con la lógica diversidad de enfoques que aparecen en cuestiones de este nivel de complejidad. La experiencia histórica demuestra, sin embargo, que el vector dominante en los foros públicos viene determinado por las posiciones existentes en la élite política y/o en los grupos mediáticos hegemónicos.

Escuchando o leyendo las recientes declaraciones de Montoro, Rajoy y Feijóo sobre la eventual condonación de la deuda contraída por diversas Comunidades Autónomas con la Hacienda estatal se constata palmariamente lo señalado anteriormente:la necesaria controversia bien fundada es sustituida por una calculada ceremonia de retórica confusionista en la que cada protagonista busca, prioritarimente, reforzar su posición en el juego político realmente existente.

Desde que llegaron al gobierno, Rajoy y Montoro fueron contumaces apóstoles de las ideas que procedían de Bruselas y Berlín: las deudas había que pagarlas sin reparar en los costes sociales asociados a la puesta en práctica de semejante ley de hierro. Aceptaban la lógica implantada por Merkel para salvaguardar los intereses de los acreedores frente a las haciendas de los Estados del sur de Europa. Los deudores no deberían disfrutar de una eventual reestructuración de sus obligaciones financieras que les permitiesen aliviar las graves hipotecas que afectaban a las mayorías sociales de esos países.

Estos defensores de la ortodoxia de la troika sorprendieron a propios y contrincantes anunciando que las deudas contraídas por diversas CC. AA. con el FLA (Fondo de Liquidez Autonómico) podrían ser modificadas (alargando notablemente el plazo de amortización y reduciendo la cuantía de los intereses) para favorecer el margen de maniobra de los gobiernos afectados. Esta nueva posición colocó en fuera de juego a Núñez Feijóo. Su estrategia de los últimos años quedó arruinada en pocos días: después de hacer todo el posible para demostrar que él era un alumno ejemplar en la aplicación de las nuevas políticas emanadas desde la Moncloa ahora comprueba que su jefe político está dispuesto a inmolar su “vía gallega” en el altar de las razones de un Estado que precisa buscar fórmulas de integración para aquellas Comunidades (Catalunya, País Valenciá, Andalucía) que presentan desequilibrios financieros de cierta envergadura.

Ante la desautorización recibida, el presidente de la Xunta organizó una foto conjunta con los presidentes de Asturias, Castilla-León y Aragón. Hay quien considera que esta iniciativa es una jugada maestra del inquilino de Montepío. ¿Realmente es así? ¿Estamos ante una demostración de fortaleza o de debilidad? Entre los cuatro protagonistas del encuentro, hay dos –los del PSOE– que no sintonizan con Pedro Sánchez y otro que tampoco tiene futuro en el PP. Feijóo es el único que dispone de una mayoría absoluta prolongada que podría usar para forzar una negociación directa con la Moncloa. Al fin y a la postre, esta operación de imagen es una confesión de impotencia ante el trascendental problema de la financiación de la Hacienda gallega. Cohetes artificiales para tapar el miedo a una confrontación abierta con los gestores de la Administración central. @mundiario

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